Cristo me salvó: Hugo Cuartas
El periodista Hugo Cuartas, a sus 54 años, no necesita más pruebas para asegurar que sigue con vida por un milagro. Un disparo a quemarropa, un cristo astillado en su pecho y su corazón aún latiendo son suficiente evidencia.
Él fue víctima del ataque de dos delincuentes, que lo asaltaron el viernes en la noche. Uno de los criminales, sin ninguna consideración, le disparó con un arma de fuego a pocos centímetros de distancia, suficiente para causarle una herida mortal.
La bala le fracturó el antebrazo y continuó su trayectoria directo al corazón. Pero allí el proyectil pegó en el cristo de la camándula, lo destrozó y detuvo su marcha. En el esternón quedó un morado, justo donde paró la bala. “Cristo me salvó”, afirma la víctima.
El asalto fue pasadas las 12:00 de la noche del viernes, en el barrio Betania, donde quedan las instalaciones del WON TV, un noticiero local. Hugo Cuartas salía del canal de televisión en compañía de Carlos Arturo Meza Arango, después de terminar uno de sus programas.
El robo
Los comunicadores estaban guardando en el carro el computador portátil, la música y algunos elementos de valor. Dos ladrones amedrentaron inicialmente a Meza Arango. Cuartas, al percatarse del robo, trató de llamar la atención de unas personas que estaban cerca, hecho que generó la reacción del delincuente.
“Estaba sentado en el carro, cuando se metió el asaltante y me disparó a quemarropa. Luego empezó a buscar en la parte trasera del carro algo para robarse. Luego salió y se fue con su cómplice en la motocicleta”, relató la víctima.
A Cuartas lo trasladaron a Urgencias de Salud Total. Dijo que tenía un ardor en el pecho y cuando lo revisaron encontraron el cristo astillado y el moretón en el pecho. “Fue un milagro. Fue algo especial lo que ocurrió con la camándula”.
Sólo hasta las 4:00 de la tarde del pasado sábado le realizaron la cirugía en el brazo. Le pusieron una platina. “Me atendieron bien y ya me encuentro en recuperación. Tengo los dedos como entumidos, pero me siento mejor”, concluyó Cuartas.
Ayer el periodista se encontraba hospitalizado en la Clínica Versalles, en la habitación 201. Él relata su milagro y muestra el crucifijo destrozado, que guarda con especial cuidado. Y a pesar de que el cristo le quedó en astillas, Cuartas ya está de nuevo protegido, pues uno de sus amigos ya le llevó otro cristo, pero esta vez metálico para mayor protección.
Están identificados
De acuerdo con el coronel Jhon Jaime Ospina, Comandante del Departamento de Policía Caldas, adelantan la investigación para capturar a los ladrones. Incluso dijo que ya tenían identificado a uno de los delincuentes.
“Según la gente del sector, los ladrones llegaron, parquearon y apagaron la moto esperando la salida de los comunicadores. Ellos sólo iban por el computador. No les robaron nada más”, agregó el oficial.
“Sabemos que son dos muchachos. Estamos recaudar las evidencia para entregarlas al fiscal y poder solicitar la orden de captura, con el fin de dejarlos a disposición de la autoridad competente”, concluyó,
Cristo exorcizado
El periodista Hugo Cuartas relata que la camándula, en la que tiene dos crucifijos y algunas medallas de santos, la tiene hace 20 años. Uno de esos cristos fue el que le salvó la vida. “Me la regalaron hace muchos años y sólo me la quito para bañarme. Ha sido mi protección y la que me salvó”.
Cuartas es una persona espiritual, que siempre se despide de las personas con un “Dios lo bendiga”. Ha pertenecido a varios grupos de oración. Primero en Medellín y luego en Manizales, donde perteneció a un grupo de la iglesia Los Claretianos.
El crucifijo ha sido exorcizado en varias oportunidades por diferentes sacerdotes y por eso siempre la lleva como escudo protector. Hace algunos años estuvo amenazado por su labor como periodista.
“En una oportunidad dos sujetos extraños preguntaron por mi y yo estaba cerca. Yo dije: 'Sangre de cristo protégeme', y los sujetos no me vieron”, relató. Con lo que ocurrió el fin de semana su fe queda más que renovada y puede afirmar tranquilo que los milagros sí existen.