ntre todos los tipos de contaminación quizá sea la visual la que menos se previene; mientras caminamos por las calles de la ciudad nos percatamos de esos afiches, panfletos y pendones que afectan o perturban la forma en que se perciben los lugares mientras destruyen la estética de los espacios urbanos.

Hemos escuchado que las buenas costumbres se aprenden en casa y a propósito de casa, estaría bien acoger si no todas, al menos las principales reglas que nos ofrece la “netiqueta”.

La reconfiguración de la intimidad que se ha dado con el incremento en el uso de dispositivos electrónicos, genera distinciones: ya no hablamos de relaciones sino de telerelaciones.