15 de febrero de 2025
Óscar Gutiérrez


Dos acontecimientos acerca del café se dieron en los últimos días. Uno, la Asamblea Cafetera Nacional realizada en Neiva, convocada por la ministra de agricultura, y sobre la cual escribí un artículo. El otro acontecimiento, la realización del 92º Congreso de la Federación Nacional de Cafeteros, sobre el cual versa este.


Viven los caficultores y la caficultura nacional una crisis de ingreso. Es una más de las crisis recurrentes a las que los tienen sometidos, desde hace muchísimos años, los especuladores de la bolsa de valores de Nueva York y las multinacionales que controlan la industria, la comercialización y la distribución del grano al por mayor y al detal, en grandes superficies y en cafeterías, en el mercado mundial.


El gobierno nacional —Presidencia y Ministerio del Trabajo y Seguridad Social— presentó al Congreso de la República un texto de reforma laboral. Un asunto, sin duda, del mayor interés para los productores agropecuarios, entendidos estos como campesinos, indígenas, pequeños y medianos productores y empresarios agrícolas nacionales que conocen la necesidad de atender las prestaciones sociales de sus trabajadores


En días pasados, cuando estaba en Colombia mi único hermano, decidimos viajar de Manizales a Bogotá por tierra, pero hacerlo por una ruta poco convencional.


La caficultura colombiana está viviendo una situación difícil por los contratos de venta de café a futuro. Los incumplimientos, dada la gran diferencia entre el precio pactado y el que rige al momento de entregar el grano, comprometen legalmente a productores y cooperativas.


Cumpliendo con el cronograma de reuniones acordado entre el Ministerio de Agricultura y Dignidad Agropecuaria Colombiana se realizó ayer, 10 de noviembre, la reunión sobre cooperativas de caficultores, compras de café a futuro, recursos del Fondo Nacional del Café para esa operación y el manejo dado por la Federación Nacional de Cafeteros al mismo.


Dignidad Agropecuaria Colombiana quiere, a través de esta Carta Abierta, expresarle algunos asuntos de inmenso interés para los productores agropecuarios del país, para la población que habita nuestro territorio y para las que esperamos sean buenas relaciones entre el gobierno nacional y la organización independiente del sector que representamos, al igual que desearle éxitos en su gestión.


Varios aspectos de la grave situación de hambre y miseria que hoy se vive son derivados de la crisis económica nacional que empezó a finales de 2019, de los efectos de la pandemia del covid-19 y del pésimo manejo que le dio el gobierno de Duque y, de la reciente guerra entre Rusia y Ucrania.


A raíz del informe presentado por la FAO, “Puntos críticos de hambruna, alertas tempranas sobre inseguridad alimentaria”, se presentó un reclamo del gobierno nacional, señalando que se estaba incluyendo a Colombia, “como el único país de Suramérica, con riesgo alimentario para 2022”, afirmación contenida en el informe y que llenó de indignación a la vicepresidencia de la República y al mismo presidente Duque.


Colombia dispone de más de 50 millones de hectáreas para adelantar labores agrícolas y pecuarias que, si se hubieran podido desarrollar, nos habrían convertido, seguramente, en un país moderno.
