18 de agosto de 2022
Directores
Evelio Giraldo Ospina
Juan Sebastián Giraldo Gutiérrez
Evelio Giraldo Ospina
Juan Sebastián Giraldo Gutiérrez
Mario García Isaza


Ante la próxima visita que el Papa Francisco nos hará a los colombianos, muchos han planteado, de que ésa, que es una visita netamente apostólica y pastoral, no sea mañosamente utilizada.


Muchas voces se han alzado desde el momento en que se conoció que el señor ministro de la salud, doctor Alejandro Gaviria, estaba afectado por un cáncer linfático. Voces, todas ellas, de solidaridad.


En días pasados hice un breve comentario al comunicado pastoral de nuestros señores Obispos sobre la defensa de los principios y valores cristianos relacionados con la vida y la familia. En ese comunicado, hay un párrafo al que no me referí.


El 22 de mayo, en un comunicado que firma Monseñor Augusto Castro, como presidente de la Conferencia Episcopal, nuestros pastores nos piden a los católicos que expresemos públicamente y defendamos los valores de la fe cristiana.


“Ya casi duele la patria, como una espina en el pecho…”, así comienza uno de los muchos hermosos poemas de Jorge Robledo Ortiz, el poeta de la tierra. Y se vienen a la mente y al corazón.


Refiriéndose a las furibundas críticas que recibía la propuesta de referendo para rechazar la posibilidad de adopción por parejas homosexuales, su autora hablaba de un “tsunami”. Yo hablo de una jauría.


El Tiempo, en su edición del 16 de abril, domingo de Pascua, publicó un reportaje hecho por el periodista Yamid Amat al P. Francisco De Roux s.j. Hay, en ese documento, bellas afirmaciones acerca del Señor Jesús.


Mucha hipocresía. Es lo menos que puede decirse de unos cuantos columnistas que, en los órganos de opinión subyugados al gobierno ilegal de Juan Manuel Santos, se han rasgado las vestiduras.


Como los discípulos que, en la barca sacudida por la tempestad, pensaron que el Señor dormía, y sintieron miedo (Mth. 8,25) muchísimos colombianos, en la procelosa situación de Colombia, experimentamos la sensación de un inminente naufragio.


La lectura de las declaraciones del Presidente Santos que aparecen en El Espectador del 31 de diciembre, en reportaje que le hace un exministro israelí, causan, perplejidad y asombro.
