6 de julio de 2022
Directores
Orlando Cadavid Correa
Evelio Giraldo Ospina
Orlando Cadavid Correa
Evelio Giraldo Ospina
Mario García Isaza


Vivimos, quién lo duda, una época de desconcierto; es como si ya no tuviésemos certeza alguna; como si anduviésemos sin norte ni brújula; como si hubiésemos entrado en un dédalo inextricable y no tuviésemos, para buscar la salida, un hilo conductor.


Es el interrogante que, inevitablemente, muchísimos colombianos nos vamos planteando, ante los delirantes desafueros de la malhadada corte constitucional. Cuando uno podría pensar que ya llegaron al extremo de su insania, un nuevo paso de los togados enceguecidos que la componen vuelve a aterrarnos, una nueva de sus aberraciones aparece para pisotear toda moral, todo principio, todo valor.


El Departamento de doctrina del Secretariado Permanente del Episcopado, publicó hace unos días una cartilla, que se anuncia como la primera de una serie, sobre el respeto al primero de los derechos fundamentales de toda persona: el derecho a la vida, como don de Dios del que sólo Él es dueño y contra el cual nadie puede atreverse a atentar.


Leo con deleite y atención, siempre que se me presenta la oportunidad, los artículos, llenos de sapiencia y doctrina, del doctor Jesús Vallejo Mejía; varias veces me he referido a ellos en mis comentarios. Acabo de leer hoy el que tituló “la traición de los clérigos”, haciendo referencia a una obra de hace casi un siglo, que así se llamaba.


Moseñor Joseph Nawmann, Arzobispo de Kansas, le ha pedido al recién elegido Joe Biden que no continúe presentándose como católico. Otros prelados han hecho lo propio.


Nuestro santo Padre es el maestro de la verdad, el custodio del depósito de la fe, el pastor que señala el camino a la grey.


Avanza el tiempo, va raudo hacia su final este año, que desde la aparición de la pandemia viral ha sido totalmente anómalo, nos ha condicionado en todo, nos ha puesto en la necesidad de reducir enormemente nuestras actividades.


La sala laboral del Tribunal Superior de Cali acaba de sentenciar,que el señor presidente de la república, Iván Duque, tiene que retirar un trino suyo del pasado nueve de julio.


Las dos expresiones que encabezan esta divagación me rondan insistentemente desde hace días; especialmente en estos últimos, después de que el gobierno de Colombia decidió prolongar el ya largo castigo.


En dos periódicos virtuales que suelo leer diariamente, (LA LINTERNA AZUL Y LA PORTADA-PERIÓDICO DEBATE) encontré ayer un comentario, agudo y enjundioso...
