27 de junio de 2022
Directores
Orlando Cadavid Correa
Evelio Giraldo Ospina
Orlando Cadavid Correa
Evelio Giraldo Ospina
Hernando Salazar Patiño


La prédica “leoparda” de los años treinta del siglo pasado, quedó fijada en el Manifiesto Nacionalista de 1924, en la proclama dirigida al “conservatismo joven de Colombia” de 1930.


El surgimiento de “Los Leopardos” ha sido varias veces contado. La fuente más fidedigna, aparte de las de los mismos protagonistas, fue Germán Arciniegas.


No estoy bien seguro de si los primeros libros de política que leí fueron En carne viva de Arias Trujillo y No hay enemigos a la derecha de Silvio Villegas.


Aunque quisiera, no me es posible mencionarlos a todos los que he conocido por los azares del destino, o al menos a los que alcancé a tratar de una u otra manera, porque también hay quienes los conocieron mejor y saben más de sus acciones.


El nombre de aquélla publicación (Unión Liberal) me sugiere a la vez el de Unión Obrera, que a mediados de los treinta fundó don Francisco Osorio, popularmente conocido como “Pacho Garetas”-


El joven periodista, que es también escritor muy agudo y ahora está de profesor, además de examinar los libros de la biblioteca, suele mirar las colecciones de revistas y los periódicos y publicaciones viejas que conservo en mucho desorden.


He recibido críticas y objeciones de muy queridos amigos por excesivo, monotemático, quizá reiterativo. Y a algunos de mis conceptos. Imagínense las de los que no lo son.


Que hay una mentalidad todavía machista en la cultura colombiana, manifiesto en lenguajes musicales o cotidianos, en conversaciones y relaciones entre hombres y mujeres, no cabe duda.


Leonardo Haberkorn, un periodista y académico uruguayo, renunció a las cátedras que dictaba en su universidad por razones que no vienen al caso, pero dijo algo que sí viene al nuestro: “Llega un momento en que ser periodista te juega en contra".


A los jóvenes de esta época les gusta el reguetón, ritmos y géneros similares. A los adultos, casi no, y a los muy mayores, hasta les desespera. Las razones son obvias.
