7 de julio de 2022
Directores
Orlando Cadavid Correa
Evelio Giraldo Ospina
Orlando Cadavid Correa
Evelio Giraldo Ospina
Esteban Jaramillo


Hace un año, en su enésimo fracaso, el Once Caldas “huía hacia atrás” entre promesas de un Dream Team que resultó sonoro fiasco.


El desconocimiento a los ídolos del deporte de antaño es una de las consecuencias de la falta de memoria deportiva, que no se estimula desde la dirigencia o desde los medios. Las despiadadas críticas en las derrotas, sin perdón en los desfallecimientos, prevalecen sobre las victorias jubilosas del pasado.


A pesar de los saboteadores, que empañaron la final con sus acusaciones, por sospechas difundidas, pero no comprobadas, el Deportes Tolima, fiel a su reciente historia con protagonismo, logró el título, con reconocimiento.


Talento en sus piernas, vacía su cabeza. Su esplendor, al lado de celebridades de fino futbol en River Plate en la Argentina, donde se le honra como uno de los mejores de la historia.


Un trabajador de la salud tiene hoy un valor superior el de Messi, Ronaldo, Mbappé, Neymar, Benzema, o James. Todo cambió. La individualidad pasó a ser solidaridad.


La titularidad de un futbolista, por importante que sea en un equipo o en la selección nacional, no se exige, ni se impone, y menos desde los medios.


Dicen que el peor riesgo es no arriesgar. Lo hace el Once Caldas, fecha tras fecha, cuando al borde del infarto de sus hinchas, juega en exceso en zonas peligrosas, cercanas a su portería, como única formula de salida.


No hay incendio, ni se juega tiempo de descuento. Pero llegó la hora de reinventar el proyecto, lleno de contradicciones en el Once Caldas.


Recuerdo a Uzuriaga cuando lo corrieron de la Selección Colombia, sin razón alguna, después de ser artífice de la clasificación al mundial del 90.


Se disfruta el punto por la plaza, el rival, sus jugadores y el riesgo del arranque. Pero no el rendimiento por las deficiencias apreciadas en las líneas, carentes aun de estructuras y de coordinación.
