28 de marzo de 2024
Esperanza Jaramillo
El hambre tiene hoy su bandera
Tiñe de rojo el aire
Herida de muerte la luz
en vano busca la raíz del agua
Entre la llama y la gota: el brillo del espejo
Conservo piedras por su origen, color o formas singulares: unas son blancas, otras casi transparentes con pequeñas incrustaciones; ninguna alcanzó el punto de luz que vuelve preciosos sus minerales.
¿Quién contará los días oscuros de la Tierra?
En esta mañana de domingo, frente a mí tengo la imagen de un roble que sobrevive en la pared de un precipicio, busca con desespero un poco de sol y hunde sus raíces de abismo en la grieta de una roca.
Nuestra gente: somos uno, somos todos
El sol dibuja su signo lento en mis manos, en este tiempo detenido en el habla inquietante de un tambor. No es mi paisaje, aquel de cumbres azul violeta que suelo mirar desde mi ventana en el Quindío.
Ámbar para un largo sueño
No conozco otra brújula más verdadera que las palabras con su pavorosa fuga y su tormento; no hay para mí otro puntero capaz de señalar lo invisible en el borde ciego de la luz. Y aquí navego obstinada, en esta página, marinero sin mar...
Tras la luz de una mariposa
Me he pasado la vida entera buscando la belleza: he admirado la montaña y subido trabajosamente su escalera, navegado ríos y cruzado océanos y hundido mis manos en las dunas rojas del Sahara. Me he aferrado al ritmo de las sílabas, al ocre encendido del día que calla, a la sombra del árbol que me da la energía de su lucha de raíz oscura.
Nuestra última sombra
No es posible imaginar el universo sin árboles. Son el paisaje, el hogar del espíritu silvestre, el horizonte; la referencia inmediata con lo inalcanzable. Sin ellos nos faltaría el aliento. ¿Dónde el origen.