28 de marzo de 2024
Carlos Alberto Ospina M.
A las primeras de cambio
No sorprende a esta altura del partido el número de oportunistas que buscan arrimarse al árbol que mejor sombra da; por decirlo así, es inherente a la piel camaleónica de la mayoría de demagogos que desconocen la dignidad y se venden por un plato de lentejas rancias.
Carlos Alberto Ospina M. ¡Todo menos eso!
Es preferible salvaguardar nuestra fragmentada democracia que ir a ciegas detrás de un solapado proyecto de dictadura presidencial amparado y protegido por narcotraficantes, paramilitares, guerrilleros, disidentes, terroristas, milicias urbanas, colectivos venezolanos, organizaciones al margen de la ley.
Carlos Alberto Ospina M. Gracias a ella
Unos confunden la nostalgia de otros tiempos con la resistencia al cambio, lo que incita al enfrentamiento de opiniones que, a veces, causan la inconveniente discordia en el ámbito de las emociones. Sin embargo, la mayoría de personas hacen buena cara al recordar la crianza.
Hombre bueno
En este tiempo de reverberación anarquizante tener una conversación de manera espontánea, fácil y fluida; lejos de cualquier intención de herir los cielos con lamentos, se convierte en una sucesión de peripecias verbales.
De esto más de una vez
Por el mismo precio uno encuentra historias de gente infiel en los caseríos de memoria de gallo, así como en poblaciones con letrero propio que murmuran “¡acá, hasta el cura tiene amante!” A nadie le aflige el chisme de vecindad susurrado por comadres en el atrio de la iglesia.
A patadas
Algo muy profundo pasa en la sustancia espiritual de la gente en la medida que hace carrera la tendencia a responder de manera violenta enfrente de actos de estricto contacto visual o la exagerada manifestación de disgusto a causa de un deficiente servicio.
Mala acción
Alguien que se caracteriza por ser mala gente, rufián e indecente, ¡jamás será un candidato presidencial cumplidor! La forma de vivir y de ser levantan los indicios acerca de la configuración mental de un individuo que perdió la dignidad propia; en ese caso, las consecuencias obvias son el fracaso generalizado.
Quien pilla, despoja
En tiempos de expresiones ásperas e ideas descabelladas para mover las preferencias de los electores, vale la pena llevar a cabo un ejercicio de comparación entre los distintos candidatos a la presidencia con el fin de detectar la capacidad de engaño, la veracidad de las múltiples propuestas y la simulación de su idoneidad.