11 de diciembre de 2023
Carlos Alberto Ospina M.
La estridencia ligada a las sucesivas mentiras y fanfarronadas, de por sí, se constituye en un acto de irrespeto hacia las distintas audiencias. Al igual que, Petro, el ministro Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez muestra los colmillos para manifestar debilidad y ausencia de estructura argumental (...)
La pésima administración del renunciado alcalde de Medellín, Daniel Quintero Calle, quien destrozó lo construido durante la última década, plantea enormes desafíos a la administración de Federico Gutiérrez. No es un encargo fácil de realizar debido al grado de deterioro del espacio público, la inseguridad, la contratación a dedo, la arraigada corrupción y el avance de las plazas de vicio (...)
Cualquier especialista en estadística se frotaría las manos con la muestra de aproximadamente 46.700 aficionados al fútbol que, reprobaron al unísono, el mandato de Gustavo Petro en compañía del coro: “Fuera, Petro, fuera, Petro” (sic).
No dejan clavo ni estaca en la pared las salientes administraciones municipales y departamentales ni aquellos que aspiran a ocupar esos cargos en las elecciones del 29 de octubre. La mayoría de campañas políticas gastan la pólvora en salvas y ratifican la bajeza de ánimo que las motiva.
A nadie coge por sorpresa la declaración oficial de Gustavo Petro acerca del ataque lanzado por la organización terrorista Hamás el pasado 7 de octubre contra distintas zonas de Israel, incluyendo a los asistentes al festival Nova de música electrónica que fueron ejecutados y decenas tomados como rehenes por este grupo islamista.
“Hijo, pare la escoba detrás de la puerta de la cocina a ver si se va la visita”. La solicitud se movía entre la superstición, el mito urbano y el deseo profundo de despachar la persona que llegó sin avisar. Por el contrario, la presencia de la tía bonachona que traía pasteles de Gloria rellenos de arequipe y guayaba, suscitaba la hilera de boquiabiertos en espera de la repartición del manjar.
Las promesas populistas cuestan enormes cantidades de dinero que caen en un pozo sin fondo. De tal modo, difíciles de implementar, irresponsables, carentes de respaldo presupuestal y distantes de la regla fiscal; es decir, la diferencia entre los ingresos y los gastos del Estado.
De ningún modo, se puede facilitar el accionar del paramilitarismo ni favorecer la actividad guerrillera; menos aún, quedarse de brazos cruzados mirando los actos terroristas en contra de la población civil o la delantera tomada por la delincuencia común.
Poca diferencia hay entre la gente marrullera, solapada e intrigante. El común denominador está representado en la mala intención, el sentido acomodaticio y el uso del arma de la mentira. Acá no existe el acuerdo ni la conmoción repentina, tan solo el individuo actúa seguido por esa propensión a la perversidad.
