El Vaticano proclama al primer Papa estadounidense, León XIV, un pastor entre continentes

Robert Francis Prevost, cardenal agustino con alma misionera y raíces en América Latina, es el nuevo pontífice de la Iglesia Católica
Por: Redacción EJE 21
CIUDAD DEL VATICANO, 8 de mayo de 2025. A las 18:08, la plaza de San Pedro contuvo el aliento. Un hilo de humo blanco comenzó a ascender desde la chimenea de la Capilla Sixtina, disipando la incertidumbre con una señal inequívoca: la Iglesia tiene nuevo Papa. Minutos después, las campanas mayores de la basílica resonaron con fuerza en Roma. Desde ese instante, el mundo católico recibió la noticia con júbilo: el cardenal Robert Francis Prevost ha sido elegido como el Papa número 267 de la historia. Ha tomado el nombre de León XIV, un gesto simbólico que anticipa el tono de su pontificado.
El anuncio fue oficializado poco después por el cardenal protodiácono, Dominique Mamberti, desde la logia central de la basílica vaticana. El Habemus Papam se escuchó por todo el mundo y la multitud, que ya superaba las 40.000 personas en la plaza, respondió con vítores y lágrimas. La Iglesia entra así en una nueva etapa, liderada por un pontífice marcado por la interculturalidad, la vida misionera y una sólida formación teológica.
Un Papa nacido en Estados Unidos, formado por América Latina
Robert Francis Prevost nació en Chicago en 1955, hijo de madre hispana y padre de raíces europeas. Sin embargo, su corazón pastoral se forjó en América Latina. Fue misionero en Perú durante más de una década, donde no solo aprendió a hablar español con fluidez, sino que se integró en el tejido social de una Iglesia viva y sufriente. Su labor en la diócesis de Chiclayo fue tan significativa que aún conserva la nacionalidad peruana y un afecto profundo por ese pueblo, al que saludó en su primera aparición como Papa.
«Quisiera enviar un saludo, con todo el cariño, a mi querida diócesis de Chiclayo, en el Perú», dijo en español desde el balcón, en una de las frases más aplaudidas de la jornada.
Prevost, de 69 años, pertenece a la Orden de San Agustín. Su trayectoria lo llevó a convertirse en prior general de los agustinos y más tarde en prefecto del Dicasterio para los Obispos, uno de los cargos más influyentes de la Curia Romana. Fue precisamente el Papa Francisco quien confió en él para liderar ese dicasterio, y muchos lo ven hoy como el continuador de esa reforma eclesial, pero con acento americano.

León XIV: un nombre, un mensaje
Tomar el nombre de León XIV no es una decisión menor. El último papa con ese nombre, León XIII (pontífice entre 1878 y 1903), fue recordado por su apertura a la modernidad, su encíclica social Rerum Novarum, y por ser un puente entre la Iglesia y el mundo contemporáneo. El nuevo pontífice parece inspirarse en ese legado: reconciliar tradición y cambio, sin renunciar a la verdad ni al diálogo.
En su primer mensaje, León XIV delineó lo que muchos ya interpretan como las prioridades de su pontificado:
«La Iglesia debe ser un puente, no un muro. Debe acoger, no excluir. Necesitamos caminar como un solo pueblo, buscando juntos la justicia, la paz, la verdad, sin temor a anunciar el Evangelio. Ser una Iglesia en salida, profundamente misionera.»
Un cónclave breve pero decisivo
El cónclave, compuesto por 133 cardenales electores, comenzó el miércoles 7 de mayo. Tras dos fumatas negras —una ese mismo día y otra la mañana del jueves—, la tercera votación del segundo día concluyó con una clara mayoría para Prevost. Según fuentes cercanas al cónclave, su nombre había emergido con fuerza en las últimas semanas como una figura de consenso: moderado, pastoral, con experiencia en la Curia y con profundo arraigo en el sur global.
Antes de salir al balcón, como es tradición, el nuevo Papa saludó uno a uno a los cardenales que lo eligieron. Esta noche cenará con ellos en la residencia de Santa Marta, en un gesto que continúa la sencillez instaurada por Francisco. Mañana celebrará su primera misa como pontífice, precisamente en el lugar donde fue elegido: la Capilla Sixtina.

¿Qué esperar del pontificado de León XIV?
La elección de un Papa estadounidense —aunque de identidad transcontinental— es histórica. León XIV es el primer pontífice nacido en Estados Unidos, lo que sin duda tendrá implicaciones en la relación entre el Vaticano y el hemisferio occidental. Sin embargo, su vida y ministerio fuera de EE.UU., su experiencia en América Latina y su fuerte vinculación con los desafíos globales hacen pensar en un papado abierto, pastoral y comprometido con las periferias, en continuidad con las prioridades del pontificado anterior.
Su elección llega en un momento crítico para la Iglesia: tensiones geopolíticas, desafíos internos de credibilidad, una crisis vocacional y la necesidad de diálogo con el mundo secular. León XIV, agustino, misionero, políglota y constructor de consensos, parece reunir los rasgos que los cardenales buscaban: un líder capaz de tejer puentes, sin perder la firmeza doctrinal ni el calor humano.
Hoy, la Iglesia celebra con esperanza. Y el mundo católico observa con atención a este nuevo pastor que, desde el corazón de Roma, promete caminar con todos —sin dejar a nadie atrás.