28 de abril de 2025

Mes de la Mujer Esperanza Pulido es un ejemplo de superación y esperanza en la Lotería de Risaralda

23 de marzo de 2025
23 de marzo de 2025
Crédito: Gobernación de Risaralda

En este Mes de la Mujer, queremos rendir un merecido homenaje a Esperanza Pulido, una mujer que, con más de 30 años de trayectoria como vendedora de la Lotería de Risaralda, ha superado obstáculos y adversidades. Su historia de vida, llena de fe y valentía, es un ejemplo inspirador de fortaleza y dedicación.

Pereira, 23 de marzo de 2025. En el corazón de Pereira, entre los ritmos acelerados de la ciudad, se encuentra la historia de una mujer cuyo nombre refleja perfectamente su espíritu: Esperanza Pulido Rodríguez. Con más de 30 años al frente de la venta de lotería, Esperanza no solo es una base primordial para su familia, sino también un referente de fortaleza y superación personal en su comunidad. Su vida es una muestra tangible de que la perseverancia, la fe y el amor familiar son fuerzas poderosas capaces de superar cualquier adversidad.

Desde sus inicios en la venta de la Lotería de Risaralda, Esperanza ha demostrado ser una mujer de principios firmes, arraigados en una tradición que comenzó con su madre, siguió su padre y ahora es perpetuada por ella y sus hermanos. «Mi madre fue la pionera en la venta de lotería en nuestra familia. Después mi padre asumió el negocio, y luego mis hermanos y yo lo continuamos. En 1994, tras casarme y esperar mi primera hija, decidí tomar las riendas del negocio con gran responsabilidad», relata Esperanza con la serenidad que caracteriza a las personas que saben que su esfuerzo es el cimiento sobre el cual se construyen muchas historias.

El compromiso con la Lotería de Risaralda es más que un simple trabajo para Esperanza; es parte de su vida, de su rutina diaria. Cada mañana comienza con una oración de agradecimiento, un ritual que la conecta con su fe y le otorga la fuerza necesaria para afrontar el día. «Me levanto a las 5:00 a. m., hago una oración para encomendarme a Dios y luego me dedico a preparar el desayuno y la comida para mis hijos. A las 8:00 a. m. estoy en el punto de venta en la catedral, donde paso todo el día hasta las 6:00 p. m.», explica Esperanza, quien a lo largo de los años ha logrado equilibrar su vida laboral con su vida familiar y espiritual.

No obstante, la vida de Esperanza no ha sido una travesía sin dificultades. A lo largo de su existencia, ha vivido retos que le han exigido no solo coraje, sino una fuerza interior casi indestructible. Uno de los momentos más difíciles de su vida ocurrió durante su embarazo, cuando fue diagnosticada con preeclampsia severa. A las 24 semanas de gestación, los médicos le dijeron que su hijo no sobreviviría. Sin embargo, contra todo pronóstico, tanto ella como su hijo lograron salir adelante. «Fue un milagro que mi hijo naciera y que ambos estemos aquí. El poder de la vida y la ayuda de Dios fueron lo que nos permitió superar esa adversidad», comenta Esperanza con una profunda gratitud.

El camino de Esperanza estuvo marcado por más pruebas difíciles. Tras la lucha contra la preeclampsia, enfrentó un desafío aún mayor: la necesidad de someterse a un trasplante de riñón. Su salud se vio seriamente comprometida, pero nuevamente su fe y el apoyo de su familia fueron los factores clave para su recuperación. «El primer trasplante que recibí fue un regalo de vida, pero no fue fácil. Pasé por complicaciones graves, que me llevaron a estar hospitalizada durante varios meses. Luego, tuve que someterme a otro trasplante, y nuevamente Dios me dio la oportunidad de seguir adelante», relata con serenidad, una calma que solo proviene de alguien que ha vivido tanto y ha aprendido a no rendirse.

A pesar de los obstáculos que la vida le presentó, Esperanza nunca dejó que los momentos difíciles la definieran. Tras superar las complicaciones derivadas de los trasplantes y la grave crisis de salud que vivió, regresó a su puesto de venta de lotería con una energía renovada. «Mi hermano asumió temporalmente las riendas del negocio mientras yo estaba en tratamiento. Cuando él consiguió un empleo, retomé el trabajo. Mi fe me dio fuerzas para continuar», comenta con humildad.

La venta de lotería ha sido más que una fuente de ingresos para Esperanza. Ha sido el medio para garantizar el bienestar de su familia y para brindarles las oportunidades que ella misma no tuvo en su juventud. «Gracias a la lotería, pude pagar los estudios de mis hijos. Mi hija se graduó como publicista, otra de mis hijas es contadora pública y mi hijo está a punto de graduarse como médico. Además, logré terminar mi carrera en Administración de Empresas», expresa con orgullo, evidenciando que, a pesar de las dificultades, su esfuerzo ha dado frutos.

Esperanza también ha sido testigo de la importancia social que tiene su trabajo. Las transferencias realizadas por la Lotería de Risaralda no solo han impactado positivamente en su vida, sino también en la comunidad, especialmente en el ámbito de la salud. «La lotería no solo ha sido importante para mi familia, sino también para los demás. Las transferencias que se realizan a la salud y a otras áreas de la región son fundamentales», asegura, demostrando su compromiso no solo con su familia, sino también con su comunidad.

Hoy en día, Esperanza sigue siendo una mujer de fe y fortaleza, un ejemplo claro de lo que una persona puede lograr cuando se enfrenta a la vida con determinación y amor. Su historia es una invitación a reflexionar sobre los retos que enfrentan muchas mujeres en Colombia y en el mundo, y sobre cómo, a pesar de todo, logran salir adelante. En un mes dedicado a la mujer, la vida de Esperanza es un claro mensaje de que las mujeres tienen un poder inmenso para transformar las dificultades en oportunidades, para abrazar la vida con fe y para seguir adelante, siempre con esperanza.

Su historia es la de una mujer que, a pesar de los obstáculos, sigue con la cabeza en alto, guiada por su fe, su familia y su amor por la vida. Es un testimonio de que, en medio de la adversidad, siempre hay espacio para la esperanza y el coraje, dos valores que, en su caso, se manifiestan con cada paso que da. La historia de Esperanza Pulido Rodríguez no es solo la de una mujer que superó múltiples pruebas, sino la de una madre, una trabajadora incansable y un ser humano que nunca perdió la fe, aún cuando el destino le puso a prueba una y otra vez.