23 de abril de 2025

Autocandidatos

15 de marzo de 2025
Por Omar Morales Benítez
Por Omar Morales Benítez
15 de marzo de 2025

 

Cada que hay ocasión de inaugurar un cuatrienio presidencial, o elección de Congreso, váyase donde se vaya, abunda la comidilla sobre candidatos. No hay salón donde no se mencione nombres. Unos, muy poquiticos, suenan con alguna lógica y otros se hacen sonar cueste lo que cueste.

Por ello, cuando se llega a cualquier reunión, si se descuida se puede dar de sopetón con un candidato ad-portas que, en trance de triunfo, está pontificando sobre medidas, mejoras, cambios que se tienen que hacer en materia económica, fiscal, social, etc.

Más al fondo hay otro de los “elegibles” que, con mesura, con cierta displicente elegancia, sin levantar el tono de la voz y con gesto sabihondo de las manos da cátedra y su visión de la ecología en relación con los lanzamientos espaciales.

En contraste con los dos anteriores, se puede topar con alguien del sonajero que, por esto mismo, refuerza hábilmente su movida chueca, relatando – como quien no quiere la cosa – las varias entrevistas, muy confidenciales, con el jefe de su partido y el señor Presidente que ya está con el sol a las espaldas.

Todos estos elegibles, por lo demás, están rodeados de un séquito muy atento, muy circunspecto, muy genuflexo, que celebra alborozadamente cualquier apunte y que sigue el hilo del discurso con exclamaciones teatrales de asombro y admiración. Las moscas alrededor de la leche.

Como no se exigen ciertas y comprobadas calidades para ser candidato, el comerciante de mi barrio, hombre muy solvente y con grado de bachiller, se consiguió su paz y salvo en Impuestos nacionales, unas fotos tamaño pasaporte, cédula de ciudadanía, desempolvó la libreta militar y elaboró su hoja de vida, algo bien singular. Leámosla:

Nombre: Vicario Chirimía.

Nacimiento: Vereda Ojo de Agua, es un municipio con harta mayoría a mi favor.  No se determina el año, pues hay una hermana casamentera.

Profesión: Empleado público en oficios vergonzosos, pero siempre con aspiraciones a mejorar, según la recomendación.

Estudios: Primaria, bachillerato, un curso por correspondencia sobre expresión corporal.

Especializaciones: Alta experiencia en acomodarme con el gobierno de turno, porque como dice el compadre Juaco: “Yo no cambio, el que cambia es el gobierno”.

Habilidades: Pegador de cartelones electorales al gamonal que más ofrezca. Si hay que echar discursos sé partes fundamentales de las peroratas de Gaitán. Celebro a mandíbula batiente y aplaudo los chistes de los jefes, sin chistar.

Recomendaciones: el cura párroco, pues le serví de monaguillo. Una tía que hace treinta años no veo y, por lo tanto, no puede decir nada malo de mí. Una novia muy mandona que me dejó por lo cual le he vivido toda la vida muy agradecido.

Y pare de contar. Como entré por la moda del emprendimiento, me lanzo a la presidencia.