Trump aviva la guerra comercial con aranceles que impactarán a EE.UU. y el mundo

Nueva York, 2 de febrero de 2025. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha desatado una nueva ola de tensiones económicas con la imposición de fuertes aranceles a las importaciones provenientes de México, Canadá y China. La medida, anunciada este sábado, establece un arancel del 25 % sobre todos los bienes importados de México y la mayoría de los productos canadienses, mientras que los productos chinos enfrentarán un arancel del 10 %. Aunque el mandatario justifica la decisión como una estrategia para proteger la economía estadounidense y combatir el tráfico ilegal de fentanilo, los efectos de esta política podrían ser devastadores tanto para el consumidor estadounidense como para las relaciones comerciales globales.
Impacto en la economía estadounidense: costos para los ciudadanos
El sector empresarial y comercial en Estados Unidos ha reaccionado con preocupación ante la decisión de Trump, advirtiendo sobre un inevitable aumento en los precios de bienes esenciales. México, por ejemplo, es el principal exportador de vehículos a Estados Unidos, con importaciones que superaron los 87.000 millones de dólares en automóviles y 64.000 millones en repuestos en el último año. Con los nuevos aranceles, los consumidores enfrentarán aumentos significativos en los costos de los vehículos y en otros productos clave como alimentos, maquinaria y dispositivos electrónicos.
Además, la interrupción en las cadenas de suministro generará un efecto dominó en diversos sectores productivos, poniendo en riesgo miles de empleos. La Cámara de Comercio de Estados Unidos ha señalado que esta política arancelaria es contraproducente, ya que en lugar de fortalecer la economía, terminará elevando los costos operativos de las empresas y reduciendo el poder adquisitivo de los ciudadanos.

Respuesta internacional: represalias comerciales y diplomacia en crisis
La reacción de los socios comerciales no se hizo esperar. El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, anunció de inmediato que su país tomará represalias con aranceles equivalentes sobre productos estadounidenses por un valor de 155.000 millones de dólares. «No queríamos esto, pero estamos preparados para defender nuestra economía», afirmó Trudeau en una conferencia de prensa, subrayando la determinación de Canadá de no ceder ante las presiones de Washington.
Por su parte, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, también respondió con firmeza, ordenando la implementación de un «plan B» que incluye medidas arancelarias y no arancelarias en defensa de los intereses económicos de su país. Sheinbaum, además, rechazó las acusaciones de la Casa Blanca sobre supuestas alianzas con organizaciones criminales, señalando que la verdadera complicidad con el crimen organizado se encuentra en las laxas regulaciones sobre venta de armas en Estados Unidos.
Mientras tanto, China ha calificado la medida como una violación flagrante de las normas del comercio internacional y ha anunciado que presentará una queja formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), además de tomar «contramedidas correspondientes» contra Estados Unidos.
Un panorama incierto: consecuencias políticas y económicas
La decisión de Trump no solo pone en jaque la estabilidad económica de Estados Unidos, sino que también podría tener un impacto electoral en su intento de reelección. Aunque su base política ve con buenos ojos las medidas proteccionistas, la realidad es que las consecuencias de los aranceles podrían erosionar su apoyo entre sectores empresariales y votantes de clase media que sufrirán los efectos del encarecimiento de productos básicos.
A nivel global, esta escalada comercial pone en riesgo la cooperación internacional en temas clave como la lucha contra el narcotráfico y el cambio climático, además de incrementar la volatilidad de los mercados financieros. Mientras Trump apuesta por una política de confrontación, sus aliados tradicionales exploran alternativas para mitigar el impacto de esta nueva barrera comercial.
Con este nuevo giro en la política comercial de Estados Unidos, el escenario está servido para una prolongada batalla económica cuyas consecuencias apenas comienzan a vislumbrarse.