13 de enero de 2025

Rebeldes declaran la caída de Damasco y el fin del régimen de Al-Assad

8 de diciembre de 2024
8 de diciembre de 2024
Crédito: Wikipedia

Madrid, 8 de diciembre de 2024. La histórica ciudad de Damasco, corazón político y cultural de Siria, ha sido declarada «liberada» por las fuerzas rebeldes en un movimiento que podría marcar el fin del régimen de Bashar al-Assad. Tras una ofensiva relámpago que en semanas avanzó desde Alepo hasta la capital, los insurgentes han tomado el control de instituciones clave, incluyendo la sede de los medios estatales y el emblemático edificio de la prisión de Saydnaya.

El derrumbe de un régimen de décadas

El ascenso de Bashar al-Assad al poder en el año 2000 fue inicialmente visto con esperanza por algunos sectores de la población. Heredó la presidencia tras la muerte de su padre, Hafez al-Assad, quien había liderado Siria desde 1971 con una férrea política autoritaria. Bashar, formado como oftalmólogo en el Reino Unido, prometía reformas que nunca llegaron. En cambio, consolidó un régimen marcado por el control militar, la supresión de disidentes y una maquinaria estatal diseñada para perpetuar su mandato.

La guerra civil, iniciada en 2011 tras la violenta represión de manifestaciones pacíficas durante la Primavera Árabe, desencadenó un conflicto devastador que fracturó al país. Desde entonces, más de 13 millones de sirios han sido desplazados, y decenas de miles han perecido en un conflicto que involucró no solo a actores locales, sino también a potencias extranjeras como Rusia, Irán y Estados Unidos.

El símbolo de Saydnaya

La toma de la prisión de Saydnaya, conocida por ser uno de los lugares más oscuros del régimen, ha generado una oleada de esperanza entre la población. Este centro de detención, descrito por Amnistía Internacional como un «matadero humano», fue escenario de ejecuciones masivas y torturas sistemáticas. Los videos difundidos tras la liberación muestran a detenidos exhaustos pero exultantes, abrazándose con sus familias y recibiendo atención médica.

La caída de Saydnaya y de Damasco simboliza el colapso de la maquinaria represiva del régimen. Con la capital ahora bajo control rebelde, los líderes insurgentes han hecho un llamado a proteger la propiedad pública y trabajar por una Siria unificada.

La sombra de Irán y Rusia

El colapso del régimen también tiene profundas repercusiones para Irán y Rusia, los principales aliados internacionales de Assad. Irán, que utilizó a Siria como un puente estratégico para extender su influencia en la región, enfrenta ahora un duro golpe político y militar. Por su parte, Rusia, que ha sido clave en sostener al régimen con bombardeos y asesoramiento militar, ve cómo su capacidad para mantener presencia en Medio Oriente se desmorona, especialmente mientras libra una guerra prolongada en Ucrania.

Crédito: Wikipedia

Un futuro incierto para Siria

A pesar de la euforia en Damasco, el futuro de Siria sigue siendo incierto. Las fracturas sectarias, la destrucción masiva de infraestructura y la falta de instituciones democráticas dificultan imaginar una transición pacífica y estable. Las fuerzas rebeldes, que incluyen múltiples facciones con ideologías diversas, enfrentan el desafío de mantener la unidad en esta nueva etapa.

Bashar al-Assad: la caída de un dictador

Bashar al-Assad, de 58 años, pasará a la historia como el hombre que convirtió a Siria en un campo de batalla entre intereses globales y regionales. Su régimen, que se sostuvo por la fuerza y el miedo, dejó un legado de muerte, desplazamiento y desolación. Assad, quien durante años gobernó con puño de hierro, ahora enfrenta un destino incierto, mientras reportes sugieren que ha abandonado Damasco.

Al-Assad heredó un país con una rica historia cultural y estratégica en la región. Siria, hogar de antiguas civilizaciones como la fenicia y la romana, quedó reducida a escombros bajo su mandato. La historia juzgará su gobierno como uno de los más brutales y destructivos de la era moderna, marcado por crímenes de lesa humanidad y un desprecio total por su propio pueblo.

Hoy, Damasco, una ciudad que ha resistido los embates del tiempo durante milenios, comienza un nuevo capítulo. Sin embargo, el peso de la guerra, las divisiones internas y las cicatrices de décadas de opresión seguirán marcando el camino hacia una paz duradera.