14 de enero de 2025

El G-20 insta a reforzar la ayuda humanitaria en Gaza y aborda con cautela el conflicto en Ucrania

19 de noviembre de 2024
19 de noviembre de 2024

Rio de Janeiro, 19 de noviembre de 2024. En un escenario marcado por profundas tensiones geopolíticas, la cumbre del G-20 en Río de Janeiro cerró su primera jornada con una declaración que llama a la acción humanitaria en Gaza y muestra una posición más prudente frente al conflicto en Ucrania. Los líderes de las mayores economías del mundo consensuaron un documento que intenta equilibrar las diferencias internas, evitando alusiones directas a actores clave como Israel, Egipto o Rusia.

El pronunciamiento sobre Gaza resalta “la necesidad urgente de ampliar el flujo de asistencia humanitaria” y exige la eliminación de “barreras que impiden la prestación de ayuda a gran escala”. Aunque evita señalar responsables, este punto refleja la presión internacional para abordar la crisis humanitaria en la región tras semanas de intensos enfrentamientos. Por otro lado, el apartado dedicado a Ucrania, mucho más breve y moderado, se limita a reconocer los impactos del conflicto y a respaldar iniciativas por una paz “justa y duradera”.

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, anfitrión del encuentro, orientó la cumbre hacia temas de consenso global, como la lucha contra el hambre y la desigualdad, buscando consolidar el retorno de Brasil al liderazgo diplomático tras el aislamiento en el mandato de Jair Bolsonaro. Sin embargo, las discrepancias entre los miembros del bloque, especialmente en torno a los conflictos bélicos, pusieron a prueba la capacidad de Lula para mediar entre posiciones enfrentadas.

Crédito: G-20 Brasil

El lenguaje empleado en la declaración sobre Gaza es contundente en comparación con la sección dedicada a Ucrania, reflejando las prioridades de la presidencia brasileña, más crítica hacia Israel que hacia Rusia. Este enfoque contrastó con los esfuerzos de países europeos por endurecer la postura contra Moscú tras los recientes ataques a infraestructura en Ucrania. Brasil optó por preservar el consenso y evitar divisiones profundas, lo que generó tensiones entre algunos miembros del grupo.

El canciller ruso, Serguéi Lavrov, aprovechó el encuentro para fortalecer vínculos con aliados clave, como China. Durante una reunión con el presidente Xi Jinping, destacó el nivel “sin precedentes” de su asociación estratégica, reforzando la alianza entre ambas potencias en un contexto de creciente aislamiento de Rusia en otros foros internacionales.

Además de los conflictos geopolíticos, el G-20 abordó otros temas de interés global, como la igualdad de género y la migración. A pesar de la oposición inicial del presidente argentino Javier Milei, el texto incluye un fuerte compromiso con el empoderamiento de mujeres y niñas, la eliminación de barreras económicas y sociales, y la erradicación de la violencia de género. En cuanto a migración, la declaración aboga por un enfoque inclusivo que combine el respeto a los derechos humanos con la prevención de flujos irregulares, marcando distancia de las políticas más restrictivas promovidas por Donald Trump en Estados Unidos.

La declaración, que consta de 85 puntos, simboliza un esfuerzo por mantener al G-20 como un espacio relevante para el diálogo global en tiempos de fragmentación política. Aunque las diferencias internas persisten, el grupo reafirma su compromiso con los desafíos más apremiantes de la humanidad, desde las crisis humanitarias hasta los grandes retos sociales y económicos. Este encuentro en Brasil deja claro que el consenso, aunque limitado, sigue siendo un objetivo crucial en un mundo cada vez más polarizado.