El mesías que no supo gobernar: Mario Mendoza arremete contra Petro
El reconocido escritor Mario Mendoza ha publicado en la revista CAMBIO un perfil en el que desglosa los claroscuros del presidente Gustavo Petro, en una crítica contundente que ha generado eco en el ámbito político y social.
Bogotá, 14 de octubre de 2024. En su más reciente columna para la revista CAMBIO, el escritor colombiano Mario Mendoza ofrece una visión descarnada y crítica del presidente Gustavo Petro, trazando un perfil en el que lo que alguna vez fue esperanza se ha convertido en decepción. Mendoza, quien reconoce haber votado por Petro con entusiasmo, describe el paso del mandatario por la Casa de Nariño como una transformación que ha dejado atrás al intelectual prometedor para dar paso a un líder errático, ensimismado en sus paranoias y cada vez más alejado de las promesas que lo llevaron al poder.
Mendoza inicia su retrato de Petro recordando los primeros momentos de admiración que tuvo por él, destacando su recorrido desde la guerrilla hasta la política, su capacidad para citar con propiedad a intelectuales como Toni Negri y Michel Foucault, y su reintegración a la vida civil tras los años en el M-19. En ese entonces, Petro no parecía un «Maduro» ni un «Ortega», sino un líder que prometía una socialdemocracia de corte europeo, con un enfoque en la política del amor y la fraternidad.
Sin embargo, el problema, según Mendoza, surgió con el tiempo. «Poco a poco empezó a mostrar su lado más oscuro y siniestro», escribe el autor, refiriéndose al narcisismo paranoico que caracteriza al presidente y que ha provocado decisiones polémicas como la destitución de figuras clave de su propio gabinete, incluyendo a Cecilia López, José Antonio Ocampo y Alejandro Gaviria. Estas expulsiones, sumadas a los escándalos de su círculo cercano, como el caso de su hijo Nicolás Petro, investigado por recibir dineros ilícitos, han terminado por empañar la imagen que alguna vez lo presentó como un salvador.
En su artículo, Mendoza también subraya la ironía de que Petro, quien alguna vez representó al outsider antisistema, ahora se ha convertido en «el corazón del poder» que tanto criticaba. Al llamar a sus seguidores a las calles a protestar contra la Fiscalía o la Corte Suprema, Petro demuestra, según el escritor, una incapacidad para gobernar con disciplina, rigor y capacidad de gestión. Su liderazgo, ahora, parece más el de un «gurú religioso» que ve enemigos por doquier, y cuya estrategia política se basa en el caos.
«La gran tragedia de Petro», reflexiona Mendoza, «es que el combatiente acostumbrado a irse en contra de todo ahora debe mostrar su capacidad de gestión, y no puede hacerlo porque no está diseñado para ello». En su análisis, el escritor también toca el creciente desencanto de muchos colombianos que, como él, depositaron su voto con la esperanza de un cambio, pero que han sido testigos de la creciente inestabilidad política y social del país bajo su mandato.
Mendoza no escatima en señalar los errores estratégicos del presidente, desde su radicalización hasta los pactos oscuros con actores cuestionables como las disidencias de las FARC y el ELN. «Cuando uno es incapaz de construir, solo le queda una opción: destruir», sentencia Mendoza, advirtiendo que el caos como estrategia política no puede sostener a un país que necesita gobernabilidad.
El artículo concluye con una reflexión amarga: las esperanzas que Mendoza y otros depositaron en Petro se han desmoronado, dejando en su lugar una sensación de desilusión y zozobra. «Duele mucho la distancia que hay entre el noble discurso inicial de Petro y los hechos de estos dos primeros años de su gobierno», afirma Mendoza, quien describe a Petro como un presidente atrapado en sus propias contradicciones y con una moral «fluctuante y acomodaticia».
Con este mordaz perfil, Mario Mendoza se suma a la creciente lista de quienes, después de haber creído en el proyecto de Petro, hoy se sienten profundamente decepcionados.