El pasado no existe y el futuro es incierto
Es lo que se afirma en una canción popular, y nada más cierto.
Me parece importante, en estos momentos cuando se está poniendo sobre el tapete el tema del civismo, hacer una serie de precisiones y volver la mirada al pasado para poder entender en qué condiciones surgió y se consolidó el civismo en Pereira y de esa manera caracterizar la ciudad de hoy para comprender las razones por las cuales ese espíritu cívico se fue disolviendo.
El pensador Marc Auge bien nos recuerda que la ciudad de hoy no es la misma del pasado: “El espacio urbano, formado por el mundo-ciudad y la ciudad-mundo, los filamentos urbanos, las vías de circulación y los medios de comunicación, resulta hoy en día un espacio complejo enmarañado, un conjunto de rupturas en un fondo de continuidad, un espacio en extensión en el que las fronteras se desplazan. ¿Cómo imaginarse la ciudad sin imaginarse el mundo?”
Comencemos entonces por recordar que Pereira fue el resultado de un proceso de colonización que se inició desde mediados del siglo XIX, con pobladores que procedentes de las cercanías de la actual Cartago, así como de antioqueños, especialmente del suroeste de dicho Departamento. A la altura de 1858, ya existe en este territorio un grupo humano suficiente como para que el Gobernador del Quindío, tramite ante el gobierno nacional unas tierras baldías para dichos colonos e incluso les nombra un alcalde.
Muy importante recordar que Pereira, al igual que Santa Rosa, Chinchiná, Riosucio, Marmato y Supía, hacían parte del Departamento del Cauca. Y este Departamento estaba dividido en provincias, y una de ellas era la del Quindío, al cual pertenecía Pereira por supuesto Armenia y las ciudades nombradas anteriormente.
Bien importante comprender que el Cauca, a lo largo del siglo XIX tuvo un extraordinario poder, con una clase terrateniente que controlaba la mayor cantidad de producción de oro, que era el producto más importante de exportación que tenía la nación. Baste con decir que caucanos fueron 16 presidentes de la nación, así como un gran número de Generales. Pero a finales del siglo XIX, el oro de aluvión comenzó a escasearse y con ello, el declive del Cauca, pues el respaldo que tenía su clase dominante era el oro. Poco a poco Popayán se convertiría en una especie de museo, una ciudad con un pasado glorioso, pero marginada del poder económico que en el pasado ostentó. Continuará.