La herencia oscura de Chiquita Brands en América Latina
Bogotá, 15 de junio de 2024. El 10 de junio, un tribunal de Florida falló contra Chiquita Brands por su responsabilidad en ocho asesinatos cometidos por paramilitares en Colombia. Este veredicto es solo uno de los numerosos casos que enfrenta la compañía en la justicia estadounidense, reflejando una historia de violencia y controversia en su actividad en América Latina.
En 2007, Chiquita había reconocido ante las autoridades de Estados Unidos que pagó $1.7 millones al grupo paramilitar de derecha Autodefensas Unidas de Colombia, resultando en una multa de $25 millones. La empresa argumentó que comenzó a hacer los pagos tras amenazas del líder de las AUC, Carlos Castaño, quien insinuó que el personal y las propiedades de la compañía podrían estar en peligro.
Tras el veredicto, Chiquita emitió un comunicado describiendo la situación en Colombia como «trágica para muchos, incluidos los directamente afectados por la violencia», aunque insistió en que «no hay base legal para estas reclamaciones». A pesar de estas declaraciones, los pagos a grupos paramilitares en Colombia representan solo una parte de la controvertida historia de la compañía.
Pionera en el Comercio Bananero
Chiquita Brands es la sucesora de la United Fruit Company, una empresa fundada en 1899 que transformó la producción y distribución de bananos, influyendo significativamente en la política y economía de varios países latinoamericanos, que llegaron a ser conocidos como «repúblicas bananeras».
La United Fruit Company construyó una vasta red de plantaciones que abarcaba desde Guatemala hasta Colombia, incluyendo países como Honduras, El Salvador, Belice, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, así como islas del Caribe como Cuba y Jamaica. La empresa fue pionera no solo en la producción y distribución de bananos, sino también en su capacidad de operar con una influencia que a menudo superaba la de los gobiernos locales.
Como empleadora de miles de personas y propietaria de extensas tierras, la United Fruit Company tenía una influencia considerable en los países donde operaba. Décadas antes de financiar paramilitares, la empresa ya había jugado un papel central en eventos como la masacre de las bananeras en 1928 en Colombia y el golpe de Estado en Guatemala en 1954.
Explotación y Conflicto
La United Fruit Company, conocida como «el pulpo» por su extensa influencia, no solo trajo infraestructura a zonas remotas de Centroamérica, sino también conflictos y explotación. La masacre de las bananeras en 1928 es un claro ejemplo de esto. Durante una huelga masiva de trabajadores en Colombia, el gobierno, apoyado por la empresa, respondió con una violenta represión que resultó en cientos de muertos.
Otro episodio oscuro en la historia de la United Fruit Company fue su participación en el golpe de Estado en Guatemala en 1954. La empresa, con el apoyo de la CIA, derrocó al presidente Jacobo Árbenz después de que este intentara implementar una reforma agraria que afectaba los intereses de la compañía.
De United Fruit a Chiquita Brands
La crisis de los años 70 marcó un punto de inflexión para la United Fruit Company, que cambió de propietarios y eventualmente fue rebautizada como Chiquita Brands International en 1990. Sin embargo, los problemas legales y las controversias continuaron, con la empresa enfrentando numerosas demandas por su participación en conflictos armados y violaciones de derechos humanos.
A pesar de su pasado oscuro, Chiquita sigue siendo un nombre prominente en el mercado global de bananos. Con sede en Suiza y aproximadamente 18,000 empleados, la compañía continúa operando a gran escala, aunque con una imagen bastante deteriorada por los escándalos.