De la ética impuesta a la evaporación de la ética
La humanidad siempre ha soñado con la eliminación del instinto o tendencia animal, una vez desarrollado el raciocinio y superar la etapa de primate. Hasta el momento, ha sido vana ilusión.
El control de la conducta humana puede provenir de fuentes externas o de decisiones internas.
En la antigüedad, el referente ético estaba dado por una doctrina religiosa, como el caso del catolicismo, que tenía-tiene, unos referentes o “mandamientos”, dictados por Dios. Sobre esa base, en su momento el Papa del momento, en nombre de Dios, obsequió todas las tierras de América a los reyes católicos de España. Ello lo que demostraba era que había seres humanos superiores y otros inferiores, a saber, indios y africanos. Los regímenes políticos, en el caso de Europa estaban en manos de reyes o familias de origen divino.
Frente a esa situación de clases privilegiadas, van surgiendo pensadores, filósofos que cuestionan el sistema y finalmente se produce la Revolución Francesa en 1789, que eliminó el régimen aristocrático y dio paso a la democracia.
Pero el tránsito a la democracia no ha sido fácil, en la medida que los mismos pensadores que atacaban los privilegios de la aristocracia, planteaban que los ignorantes no podían tener los mismos derechos políticos que los alfabetos, los educados. En el caso de Colombia, una vez lograda la independencia de España, las leyes que se redactaron en materia de participación política, establecían que quienes no tenían propiedad alguna, no tenían derecho al voto. Es decir, pobreza era sinónimo de analfabetismo y, por lo tanto, de marginalidad política. Y esa marginalidad también estaba referida, por ejemplo, a la mujer, cuyo único oficio público que podía desempeñar era el de maestra, siempre y cuando fuera soltera. Obvio, también en el caso de la mujer, que no podía votar, ni heredar.
El machismo y el racismo son aspectos que estamos lejos de haber superado, cuando encontramos planteamientos racistas como el del representa a la Asamblea departamental de Antioquia, quien afirmó que invertir en el Chocó era como echarle perfume a un “bollo”.
La lucha por una igualdad de oportunidades es bien difícil, compleja, pero por ello mismo es necesario no desfallecer en el intento. Y no podemos partir de la base, que se pueden conformar partidos en donde no cabe la corrupción. Ella, la corrupción se asoma y penetra por donde menos pensamos. Por lo mismo, estar alerta.