5 de octubre de 2024

La antigua Canaán: de Tierra Prometida a Infierno en la Tierra

Por Felipe Alberto Nauffal
21 de diciembre de 2023
Por Felipe Alberto Nauffal
21 de diciembre de 2023

Nadie se imagina en su exacta proporción la desazón profunda que produce el desarraigo, el destierro, la orfandad de patria , sentimientos estos que anidan en el corazón y en el alma de los palestinos que como yo, fuimos obligados a abandonar nuestra tierra natal por decisiones políticas tomadas al amparo de intereses económicos de las grandes potencias, como resultado además de supuestos triunfos bélicos que dieron lugar a repartos caprichosos del botín resultante del más repudiable negocio que existe, como lo es la guerra, cualquier guerra.

Me llamo Abraham Hasbún, nací en Ramallah hace 80 años y llegué a Colombia en compañía de mis padres, Elías y Salma, que se vieron obligados a abandonar Palestina cuando en Mayo de 1948, David Ben Gurión, de manera unilateral pero con la complacencia de Estados Unidos y otras potencias, proclamó el nacimiento del Estado de Israel en tierras que pertenecían a la antigua Canaán; la Palestina bíblica que pasó a llamarse, Mandato Británico de Palestina, surgido como consecuencia de la derrota del Imperio Otomano, del que Palestina hacia parte. Imperio que fuera socio de Alemania y de la llamada triple alianza en la Primera Guerra Mundial.

Un día después de la citada proclamación, es decir el 15 de mayo, comenzó lo que los palestinos llamamos la Nakba, o catástrofe en árabe, cuando más de 750 mil palestinos, debieron abandonar sus casas y sus tierras para que fueran ocupadas por los habitantes del nuevo Estado, -casi todos ciudadanos de países centro- europeos-, como consecuencia del triunfo en la llamada Guerra de Independencia de Israel.

Muchos de los nativos se desplazaron a la franja de Gaza o a Cisjordania, o a países limítrofes como el Líbano, o Egipto. Otros optaron por buscar refugio en lugares más lejanos, como es el caso de mi familia, que decidió emprender un largo viaje y venir a Colombia, con el apoyo económico que a mi padre le ofreció su hermano Juan, establecido aquí desde 1930.

Colombia nos acogió con sin igual hospitalidad. La ayuda generosa de mi tío y el tesonero esfuerzo de mis padres fueron suficientes para que al cabo de un tiempo relativamente breve la familia adquiriera un estatus económico muy aceptable que permitió que tanto mi hermana Samira como yo pudiésemos cursar estudios secundarios y universitarios. En mi caso particular estudié medicina en la Universidad Nacional y me especialicé en cardiología allí mismo . Tuve la satisfacción de desarrollar una exitosa vida profesional, ejerciendo la medicina con sentido social ante todo y conté también con inmensa fortuna al unir mi vida a la de mi esposa Laura, colombiana de racamandaca, con quien procreé dos hijos varones, Habib y Yusef, que son mi gran orgullo de hombre realizado a cabalidad.

Mis padres fallecieron hace 15 años casi al tiempo, con unos meses de diferencia. Primero partió mi madre Salma y seis meses después Elías mi padre , que no resistió su ausencia y levó anclas como decía el poeta, para ir a hacerle compañía “en ese más allá que llaman cielo”, como dice la letra de un bolero de mi predilección.

La gran nostalgia del viejo siempre fue no haber podido regresar a su tierra por el horror que le ocasionaba la ocupación galopante de que venía siendo objeto por parte del sionismo internacional como él, sin ambages lo afirmaba acompañando sus palabras con gestos de infinito desagrado. Soy por supuesto de su mismo parecer y a lo largo de mi vida he seguido cada paso de la más grande injusticia que se haya podido cometerse con pueblo alguno. Todo comenzó cómo sabemos con la creación del sionismo por Teodoro Herzl, activista político y periodista nacido en Hungría que siempre tuvo el anhelo y la obsesión de hallar un suelo patrio para el pueblo judío en un imaginario país que según su parecer debía ubicarse en la llamada “tierra prometida”, mencionada en la biblia. El ominoso proceso continúa luego con la famosa declaración Balfour de 1917, en la cual el gobierno británico consignó su apoyo a que fuera en territorio de Palestina el establecimiento del llamado “ Hogar Nacional Judío “, por lo cual este documento es considerado piedra angular de su posterior fundación. Debo anotar que la migración de ciudadanos de países centro – europeos, sobre todo, se estimuló de manera permanente al territorio palestino en la primera mitad del siglo veinte.

Escribo estas notas sobre algunos aspectos sobresalientes del conflicto palestino- israelí cuando estoy en el otoño de mi vida para dejar una especie de bitácora de investigación que más adelante podrá ser utilizada por mis nietos que son al fin y al cabo la prolongación de mi vida y de la de mis ancestros y así podrán ahondar en su conocimiento. Por lo tanto no puedo dejar de lado la mención de las características de violencia terrorista que a lo largo de su desarrollo han protagonizado ambas partes, así como las guerras que ha ocasionado el conflicto.

Referirme en detalle a las guerras, ocho en total, que a lo largo de 75 años ha suscitado el conflicto resultaría extenuante. En algunas de ellas Palestina ha contado con el apoyo de otros países árabes como Egipto, Siria, Líbano, Jordania e Irak y el Estado Israelí con el decidido respaldo de Estados Unidos en el plano político y como proveedor de armas. La evidente suficiencia Israelí en el aspecto bélico le ha permitido salir victorioso de las citadas confrontaciones y que como consecuencia de ellas haya ocupado y ampliado su territorio de manera considerable, como ocurrió en la llamada guerra de los seis días librada en junio de 1967, cuando fueron derrotados en ese breve lapso los ejércitos de Egipto, Siria y Jordania que en esa ocasión apoyaron a Palestina. Israel ocupó y retuvo porciones de territorio en Cisjordania, Gaza, los altos del Golán sirios, la parte Este de Jerusalén y la porción egipcia de la península del Sinaí. Algunos de estos territorios han sido devueltos como resultado de posteriores procesos aislados de Paz, suscritos de manera insular con los países afectados y otros continúan en su poder.

A lo largo del tiempo con la mediación de algunos organismos internacionales y de Estados Unidos cuando su gobierno ha estado presidido por el partido demócrata sobre todo, se han hecho intentos por conseguir La Paz entre los contendientes. Los acuerdos de Camp David en 1978 y de Oslo en 1993, así lo corroboran. En este último incluso se consiguió por primera vez que los Palestinos reconocieran la existencia del Estado de Israel. No puedo olvidar la foto del momento en el cual Yasser Arafat e Isaac Rabin acompañados por el entonces Presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, estrecharon sus manos. Fue sublime esa ocasión. Recuerdo que lloré. Sin embargo el posterior atentado terrorista en el que perdió la vida el Primer Ministro de Israel Isaac Rabin, a manos de un israelí radical, frustró esa esperanza .

Lo evidente es que Israel nunca ha puesto freno a su política expansionista, promueve de manera permanente nuevos asentamientos de ciudadanos suyos en territorio palestino, practica una política de hostigamiento y odio contra todo lo que huela a palestino o árabe, la violación de los más elementales derechos humanos a los palestinos en su territorio es permanente. La Franja de Gaza que estuvo bajo ocupación y control israelí hasta 2005, cayó luego en manos del movimiento fundamentalista Hamás, que la gobierna desde 2007, luego de que ganara ese derecho en elecciones celebradas para ese fin en las cuales derrotó a Fatah, el partido político respaldado por la Autoridad Palestina que preside Mahmud Abbas.

El bloqueo económico decretado por Israel que incluye limitaciones relacionadas hasta con la libertad de locomoción por ejemplo, ha hecho que la vida allí se haya vuelto imposible hasta el punto de que varios organismos internacionales llegaron a calificar a la Franja de Gaza como “una cárcel a cielo abierto “ o cómo , “ el campo de concentración más grande del mundo “. Esta situación dio lugar al demencial ataque terrorista efectuado el 7 de octubre por el brazo armado de Hamás, que cobró la vida de 1400 israelíes, hecho sin duda condenable, pero propiciado por las infrahumanas condiciones impuestas a los gazatíez por el propio Israel.

Y a la catástrofe anterior viene a sumarse la respuesta de Israel que bajo el nombre de “ Espada de Hierro”, y con el pretexto de ejercer su legítima defensa desató una contra ofensiva sin proporcionalidad alguna, violatoria de todas las normas que rigen el Derecho Internacional Humanitario, que en algo más de un mes contabiliza la horrorosa cifra de 18.500 palestinos muertos, la mitad de ellos niños y mujeres caídos en la más deshumanizada carnicería de que se tenga noticia, acompañada de una política de tierra arrasada que amenaza con borrar del mapa pueblos y ciudades enteras en el entendido según ellos de que así acabarán con Hamás, la célula guerrillera que amenaza su seguridad interna. No ha sido posible que Israel comprenda que Hamás no es Palestina ni la representa. Que el terrorismo no se combate con una guerra total en la cual la población civil, inerme e indefenso lleva la peor parte. “Gaza se ha convertido en un infierno en la tierra “, afirman observadores internacionales muy calificados que no se cansan de pedir clemencia ante tan desgarradora situación. Y el mundo pareciera que asiste indiferente a este espectáculo sangriento protagonizado ahora por los sucesores de las víctimas del holocausto judío, aquel horrendo y triste suceso histórico llevado a cabo por los nazis en la Segunda Guerra Mundial, que fuera la causa eficiente para promover la existencia de Israel a manera de compensación por la tragedia que a los judíos les tocó sufrir . Imposible concebir una paradoja más vergonzosa. Y Netanyahu el controvertido Primer Ministro Israelí, sale y declara impávido que la guerra durará varios meses y deja saber además que no devolverá la tierra que las tropas de su ejército de ocupación vaya en su avance consiguiendo. ¿Será posible mayor ignominia ?. “Vivir para ver” , como decía López, el expresidente colombiano, agregaría yo casi al final de mis días, cuando en la llamado Tierra Prometida, que significa : Lugar de reposo y Paz total, según expertos en interpretaciones bíblicas, aquella que es cuna de tres grandes religiones monoteístas que predican ante todo el amor entre los seres humanos, tenga lugar la siembra de odio y muerte que ahora estamos presenciando.

Y no sobra agregar que cualquier solución planteada en el plano teórico para conseguir La Paz entre palestinos e israelíes está por ahora sepultada de manera casi definitiva, por lo menos mientras el halcón Netanyahu continúe en el poder.