13 de enero de 2025

Conversaciones difíciles

28 de junio de 2023
Por Sebastián Galvis Arcila
Por Sebastián Galvis Arcila
28 de junio de 2023

En la casa, el trabajo, en el vecindario o en cualquier parte en la que debas conversar con un amigo, has de encontrarte con un reto particular de la comunicación: las conversaciones difíciles, esas que algunos llaman “conversaciones incómodas” las que acentúan las diferencias generacionales, por ejemplo, entre un padre y un hijo; diferencias sociales entre un servidor público y un ciudadano; diferencias ideológicas, religiosas, maritales y laborales.

Una conversación difícil es aquella que trata un asunto que resulta complejo de abordar y que a menudo exige la sinceridad que podría incomodar a uno de los interlocutores. Hablar así es importante para el fortalecimiento de relaciones y el desempeño de los equipos de trabajo, de ahí que la mayoría de los esfuerzos en el mundo de las organizaciones, sea el de explorar metodologías que mejoren la comunicación positiva de sus colaboradores.

Para tener conversaciones difíciles necesitas analizar la forma como normalmente te refieres a tu relación de pareja, familia, vecindad o trabajo. ¿Es acaso en positivo? ¿si le preguntas a personas cercanas descubrirás que la forma como te refieres a algo o alguien podría ser mejor? Quizá el reflexionar en estas preguntas te lleve a ajustar tu mentalidad hacia un cambio de actitud sensible y optimista.

Sabes que debes tener una comunicación de este tipo cuando requieres hacer una confesión, solicitud, resolver un conflicto, cambiar algo o restaurar una relación, pero ¡cuidado! Primero debes prepararte para ello, hay que recordar a Aristóteles al decir: “El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice” de modo que hay que estudiar el asunto con antelación, para luego comentar el propósito de la conversación, elegir de manera adecuada un lugar y seguir los protocolos en caso de estar en un espacio que los requiera.

Ahora bien, respecto al contenido, lo que hay que tener en cuenta es que es preciso reconstruir los sucesos y para ello debes entrenarte en no resaltar el error de la otra parte sino tratar de ver el asunto desde las distintas perspectivas. No debes apresurarte a responder con enojo ni tratar de llenar con palabras inútiles los silencios que pudieran generarse. Mantén la calma y si la otra persona no coopera, trata de revisar el tema invitando a una persona neutral para que medie en el conflicto.

En seguida viene la etapa de transferencia emocional que implica buscar todo el tiempo una solución amable y considerada al problema, sin caer en la trampa de la critica hacia la otra persona. Para esto la actitud empática te ayudará a mostrarte comprometido al escuchar su propia versión de los hechos, y busca la manera de expresar comprensión ante los sentimientos de ira, decepción o angustia que puede estar sintiendo el otro. Al escuchar sus sentimientos, tendrás la oportunidad de expresar los tuyos desde límites que descartan la anulación o marginación mutua, siempre desde una lógica respetuosa con apertura a la colaboración.

Por último, no permitas que la conversación te defina a ti o a otra persona, puesto que estás abordando un asunto particular que no reduce a nadie a ideas específicas. Cuando la conversación afecta la autoimagen o alguno de los implicados busca afectar la imagen del otro, es necesario enrumbar la función del acto comunicativo puesto que iría en un sentido equivocado; por lo tanto, fundamenta tu diálogo en las situaciones concretas y no en la evaluación de la persona con la que estas conversando.

Al hacerlo, sabrás si has cumplido la meta, siempre quedando con deberes por hacer y aspectos por cambiar. Siempre con una actitud crítica y enriquecedora desde ambas partes.