29 de marzo de 2024

Hendrik Pfalzgraf: un personaje encantador

22 de marzo de 2023
Por José Miguel Alzate
Por José Miguel Alzate
22 de marzo de 2023

Al leer el título de esta columna algún lector puede preguntarse: ¿de dónde sacaría este columnista el nombre de Hendrik Pfalzgraf? ¿Por qué razón dice que es un personaje encantador? ¿Qué lo lleva a escribir sobre él? Estas tres preguntas tienen respuesta en este artículo. Empiezo diciendo que es un personaje de novela. Y los personajes de novela que tienen trascendencia toman forma en las páginas de los libros. Aureliano Buendía surgió de la imaginación portentosa de Gabriel García Márquez, Sancho Panza de la literatura de Cervantes Saavedra, Magroll El Gaviero de los sueños de Alvaro Mutis, Leopoldo Bloom de la inteligencia de James Joyce, Rudecindo Cristancho de las preocupaciones sociales de Fernando Soto Aparicio y Marcianita Barona de la vida en ese Tuluá que narra Gustavo Alvarez Gardeazabal.

¿De dónde surge el nombre de Hendrik Pfalzgraf? Lo encontré en una gran novela que, como regalo, llegó a mis manos: El pianista que llegó de Hamburgo. ¡Qué sorpresa la que me llevé al leerla! Hay allí un narrador que sabe sacarle jugo al personaje, que condensa en el relato hechos históricos, que tiene imaginación para crear un músico que vive momentos de alegría y tristeza, y que despierta en el lector admiración por el valor con que enfrenta las cosas buenas y malas que le pasan en la vida. Hendrik Pfalzgraf quedó huérfano de padre y madre a la edad de dos años. Hannes, su padre, tocaba con destreza el violín. Florence, la madre, era una soprano lirica. El padre muere de cirrosis a los 42 años de edad, y la madre de tuberculosis, a los 27. Hendrik queda al cuidado de sus tíos Elizabeth y Azriel.

Hendrik Joachim Pfalzgraf nació en Hamburgo “el mismo mes en que Adolfo Hitler expuso en Munich los veinticinco puntos del Partido Obrero que se convertiría en el Partido Alemán Nacional Socialista”. Como eran descendientes de judíos, al esposo de su tía Elizabeth le prohibieron ejercer la docencia. Hendrik, por no atender el llamado de Hitler a los jóvenes para ser parte del ejército alemán, debió encerrarse en un cuarto acondicionado en el sótano de la casa. Para que se entretuviera mientras buscaban la forma de salir de Alemania, le llevaron un viejo clavicordio. Estuvo encerrado en ese sitio cinco años. Allí se sumergió en la lectura y, además, perfeccionó la interpretación de la música de Wagner, pasión que heredó de su padre, un hombre que a la edad de doce años tocaba el violín a la perfección.

Huyendo de esa violencia desatada después de La noche de los Cristales Rotos (9 de noviembre de 1938), el mismo mes en que las tropas nazis entraron a Francia y pusieron la esvástica en la Torre Eiffel (junio de 1940), Hendrik Pfalzgraf y su tío político Azriel viajaron a Estados Unidos. Mientras muchos amigos de la familia se quedaron en Alemania luciendo en su brazo la estrella de David para que los identificaran como alemanes puros, ellos optaron por el camino de la libertad. Lo que sucedió en La noche de los Cristales Rotos les dio a entender que la guerra se intensificaría. Hecho que se ratificó con la invasión a Polonia diez meses más tarde, el 1 de septiembre de 1939. La quema de las 119 sinagogas y el fusilamiento de 36 judíos fue una advertencia de lo que les podría pasar a ellos.

Como cientos de ciudadanos alemanes, que se establecieron en varios países de América Latina, Hendrik Pfalzgraf y su tío Azriel llegaron a Colombia para iniciar una nueva vida. La tía Elizabeth se quedó en Hamburgo, con sus dos hijos, esperando a que ellos se establecieran para poder venirse. El sobrino, enamorado de la música, trajo un retrato de Juan Sebastián Bach y algunas partituras de Beethoven que fueron de su padre. Con veinte años de edad, su sueño era convertirse en profesor de piano. Sin embargo, huyendo de la guerra, esta lo perseguía. Después de ingresar por el puerto de Barranquilla en una goleta que después fue hundida por un submarino alemán, llegaron a Bogotá, en ferrocarril, tres años antes de que se produjera el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán (9 de abril de 1948).

¿Por qué Hendrik Pfalzgraf es un personaje encantador? Por todas las aventuras que le toca vivir en Colombia, país del que se enamora, y donde muere en la pobreza. En Bogotá monta, con su tío Azriel, un almacén de instrumentos musicales, que les da con qué comprar una casa en La Candelaria. Muerto el tío, hereda el almacén y una academia de música. Pero las turbas que saquearon a Bogotá el día del asesinato de Gaitán incendiaron los dos negocios. No tuvo más remedio que vender la casa. Para evitar que corrieran riesgo, con ese dinero envió a Italia a Magdalena Massi, una italiana que se enamoró de él en Bogotá, y a la hija que tuvo con ella. Vendida la casa, vienen sus aventuras, que empiezan con un viaje a Villavicencio, donde fue tentado para que ingresara a la guerrilla de Guadalupe Salcedo.

Hendrik Pfalzgraf vive en Colombia una historia de amor que lo marcaria para siempre. Ocurre cuando conoce a Matilde Aguirre, la esposa de un hombre adinerado. Se enamora de ella después de que se hace su alumna en las clases de piano que le dicta en su propia casa. Pfalzgraf es un hombre atractivo e inteligente. Al mismo tiempo en que, por su físico, muchas mujeres se enamoran de él, sufre persecuciones por el simple hecho de ser alemán. Recién llegado a Colombia su casa fue allanada, y él confinado junto con otros 44 alemanes en el Hotel Sabaneta de Fusagasugá.  Otra vez fue detenido, acusado de hacer parte del M-19 y de haber participado en la toma de la embajada de Republica Dominicana. Lo detenían por ser “joven, taciturno y, para los especuladores, peligroso”.

Las historias de amor de este alemán idealista que tocaba con maestría a Chopin fueron muchas. En Villavicencio conoció a una mujer rica que le regaló un piano Bechtein, que conservaba en su casa, solo para que lo tocara para ella. Al morir, le dejó su casa. Otra mujer con quien tuvo un romance se llamaba Silvia; era la amante de Guadalupe Salcedo. Los últimos días de su vida fueron trágicos. Murió en un sanatorio. El hijo de Matilde Aguirre asume los gastos de su permanencia en ese lugar. Días antes caminó por Bogotá como un loco, recordando ese 2 de agosto de   1943 cuando los aliados bombardearon a Hamburgo, matando a 50 mil personas, entre ellas a su tía Elizabeth y sus dos hijos. ¿Quién es el autor de El pianista que llegó de Hamburgo? Jorge Eliecer Pardo, un gran escritor tolimense.