19 de abril de 2024

El desempeño de la manizaleña Diana Carolina Peñuela en la Vuelta a Colombia Femenina ha sido extraordinario

14 de agosto de 2022


Por La Bruja con Escoba

Hay que felicitar con todo entusiasmo a Diana Carolina Peñuela Martínez, la ciclista manizaleña del equipo estadounidense DNA Pro Cycling, quien está haciendo historia en el deporte del pedal. Nacida en Manizales el 8 de septiembre de 1986, esta extraordinaria pedalista se ha ganado en serie las cuatro primeras etapas de la Vuelta a Colombia Femenina, y llegó ayer a solo un segundo y 32 centésimas de la ganadora de la quinta, por lo que ha mantenido el liderato desde el principio de la competencia. La vuelta se ha desarrollado entre Boyacá y Santander y solo falta el resultado de la última etapa que se correrá este domingo, para confirmar a Diana Carolina como la campeona de la presente edición.

El desempeño de esta linda coterránea ha sido extraordinario. Nos recuerda tiempos idos de nuestro ciclismo masculino, cuando en Caldas destacaban Rubén Darío Gómez, santarrosano, en la época en que su ciudad natal todavía pertenecía a nuestro departamento, Arturo «Peluca» López, Fernando Gutiérrez y otros deportistas caldenses, integrantes de la vanguardia ciclística nacional. Hay que aclamar a Diana, y agradecerle por poner en alto el nombre de nuestra ciudad y por el cariño que manifiesta en sus declaraciones, hacia Manizales, hacia nuestro departamento y hacia nuestros paisajes. Esperemos que este mediodía cruce la meta final en Bucaramanga conservando el liderato. Esta ciudad y este departamento seguirán pendientes del desempeño de esta extraordinaria corredora que reverdece con toda propiedad los laureles caldenses en el ciclismo colombiano. Estaremos atentos a la celebración que harán en Tiempo Extra de Telecafé (¿por qué insistirán en amputarle al nombre del programa la E inicial del adjetivo?), programa dedicado primordialmente al fútbol profesional de la región, pero que tiene en cuenta también, por supuesto en menor escala, el desarrollo de otros deportes.

LA MANERA COMO SE RESUELVA LA GRAVE SITUACIÓN QUE SE ESTÁ PRESENTANDO EN EL NORTE DEL CAUCA MOSTRARÁ SI EL PETRO SOCIALISTA DE TODA LA VIDA VA A PREDOMINAR SOBRE EL PETRO MODERADO

Vamos a ver cómo maneja el nuevo gobierno la grave situación que se está presentado en el norte del departamento del Cauca: en jurisdicción de Miranda, Corinto, Caloto y municipios aledaños, los indígenas están invadiendo terrenos de propiedad de ingenios azucareros, de cañicultores particulares y de otros agricultores. Incendian los cañaduzales, destruyen maquinaria de labor, intimidan a los propietarios, amedrentan a los corteros y demás trabajadores del agro, y están realizando unas acciones de hecho que ponen en grave peligro las vidas, las propiedades y la economía de la región. Los invasores alegan que esos terrenos son propiedad ancestral suya. Olvidan que, cuando los españoles llegaron a América, un altísimo porcentaje (muchísimo mayor que el actual) de los territorios del continente, tanto al norte como al sur, estaba constituido por inmensas selvas vírgenes. Los habitantes originales de estos territorios solo habrían podido alegar la propiedad sobre las pequeñas porciones donde habitaban y cultivaban, no en las grandes extensiones sin dueño en donde nadie había instalado ni viviendas, ni ganados, ni cultivos. Esas tierras estaban allí para quien quisiera ‒y pudiera‒ colonizarlas, fuera español, o criollo, o indio. O negro, si a eso vamos. Y quien colonizara un espacio, obviamente podía venderlo, o dejarlo en herencia a sus descendientes. Y esa tradición de propiedad ha llegado hasta nuestros días. Nadie tiene derecho a declararse dueño de terrenos que no fueron propiedad específica de sus antepasados, si la única razón que esgrime es que estos habitaban siglos atrás a menor distancia de esas propiedades que los colonizadores que llegaron a aprovecharlas. Y es obligación del estado proteger esos derechos. A no ser que la democratización de que hablaba Petro en su campaña se convierta en una expropiación en favor de los violentos invasores que están actuando de manera totalmente ilegal, con lo que el nuevo presidente estaría contradiciendo su expresa promesa de no expropiar nada. Pongámosle cuidado al desarrollo de este conflicto, porque la manera como se resuelva mostrará si el Petro socialista de toda la vida va a predominar sobre el Petro moderado que asegura que va a propender por el desarrollo de la empresa privada como generadoras de riqueza y empleo.

HARÍA BIEN EL GOBIERNO EN DESISTIR DE ESE GRAVAMEN QUE CONVERTIRÍA EN MENTIRA ABSOLUTA LA PROMESA DE CAMPAÑA DE NO GENERAR IMPUESTOS CONTRA LA CLASE MEDIA NI CONTRA LOS POBRES

El gran tema de discusión, en este momento, es la reforma tributaria que pretende hacer aprobar el gobierno. Aunque se busca recaudar más o menos lo mismo que deseaba Carrasquilla, la gran votación a favor de Petro parece que le permitirá establecer esos impuestos tan altos sin que se produzca la rebelión que Duque y Carrasquilla no pudieron evitar. Pero sería triste que once millones de colombianos que creyeron de buena fe en las promesas de campaña tuvieran que resignarse a aceptar que este presidente es tan dado a incumplir sus promesas electorales como todos los anteriores. El ministro de Hacienda ha mostrado cierta intención de reconsiderar los impuestos a los alimentos ultraprocesados y a las bebidas azucaradas. Haría bien el gobierno en desistir de ese gravamen que convertiría en mentira absoluta la promesa de campaña de no generar impuestos contra la clase media ni contra los pobres. Ese impuesto no le generaría a los ricos ningún problema, porque ese costo de más solo significaría para ellos plata de bolsillo. Pero las personas de escasos recursos sí se verían seriamente perjudicadas: sea porque decidan reemplazar esos consumos por otros más saludables pero, sin lugar a dudas, mucho más caros, sea porque, ante la imposibilidad de acceso a estos últimos, deban resignarse a pagar más por sus cocacolas y su salchichón. Uno espera que este presidente no quiera ver a César Gaviria desgañitándose en público para gritar, no ¡Uribe mentiroso!, ¡Uribe mentiroso!, sino ¡Petro mentiroso!, Petro mentiroso! Algo va de Pedro a Pedro, o al menos esa sería nuestra esperanza.

¿Y qué pensar sobre un nuevo impuesto a la gasolina y al ACPM, cuyo costo afectaría el precio de todos los productos que se transporten, incluidos los alimentos?

RECOMPONER LAS RELACIONES CON VENEZUELA ES ALTAMENTE CONVENIENTE

Pero hay que reconocerle al nuevo presidente al menos dos iniciativas claramente beneficiosas para el país. Es claro que la ruptura de relaciones con Venezuela ha sido un gran error. Y recomponer esas relaciones es altamente conveniente. También del lado de allá de la frontera se recibe con beneplácito esa decisión. Se nota que Maduro la aprecia, hasta el punto de que ha designado como embajador en Colombia a un peso pesado de la diplomacia venezolana, el veterano señor Félix Plasencia, quien ha sido embajador en China y hasta ministro de Relaciones Exteriores de su país. Esto da una idea sobre el serio interés de ese gobierno en regularizar la situación. Casi hasta piensa uno que le dan más importancia allá al asunto, que la que le damos aquí, donde nos limitamos a elegir como embajador a Armando Benedetti, un político sin experiencia en asuntos de diplomacia. Esperemos que tenga la habilidad necesaria para lograr unos buenos acuerdos con nuestro vecino.

La otra buena noticia es la de la reanudación de negociaciones con el ELN. Es claro que uno quisiera que esa guerrilla respondiera por las atrocidades que ha cometido a lo largo de años y años. Pero hay que ser realistas. Colombia solo logrará la paz completa a través de negociaciones. A lo largo de 60 años fue imposible derrotar a las guerrillas. Lo más que se logró por la vía de las armas fue llevar a las FARC, como antes al M-19 y a otros grupos, a la mesa de negociaciones. Colombia respiró tranquila un par de años sin guerra, al menos mientras el gobierno mantuvo el esfuerzo de aplicar los acuerdos de La Habana firmados con las FARC. Imaginemos lo que sería poder completar acuerdos con los otros enemigos. Entre las muchas ventajas, recordemos que los recaudos del estado colombiano dependen por ahora en gran parte de la explotación de combustibles fósiles, y que para reducir esa dependencia es imprescindible encontrar nuevas fuentes. Y una de ellas, dado nuestro gran potencial en ese campo, es el turismo internacional. Pero este solo podrá crecer suficientemente si logramos por fin un país en paz. Los turistas les huyen a las regiones en guerra.

GLORIFICAR UN DELITO COMÚN Y GROSERO

Por supuesto, sé que voy a llevar «la voz contraria del pueblo» con lo que voy a decir, pero tengo la esperanza de que, después de reflexionar, muchos puedan llegar a estar de acuerdo conmigo: no me dejó un sabor grato el episodio de la espada de Bolívar en la posesión de Petro. Este quiso hacer un gesto simbólico alrededor de la lucha del M-19 y otras guerrillas por lograr un cambio revolucionario en Colombia. Pero todo ese montaje, así no fuera esa realmente la intención del presidente, a lo que conducía realmente era a glorificar un delito común y grosero: un hurto, el de la espada, llevado a cabo hace muchos años por personas que eran, en ese momento, unos delincuentes; por supuesto hubo posteriormente un acuerdo de paz que los miembros del M-19 han cumplido fielmente, razón por la que la sociedad los ha perdonado. Está bien que así sea, y ese proceso ha permitido que se llegue por primera vez en la historia de Colombia, a que un candidato de izquierda haya accedido a la primera magistratura. Pero el robo de la espada, perdonado y todo, no deja de ser un delito. Un delito mucho menor, por supuesto, frente a todos los crímenes atroces cometidos por esa guerrilla, pero delito al fin y al cabo. Uno creería que, al firmar la paz, la guerrilla se había arrepentido de su historial delictivo. Mostrando triunfal la espada y haciendo alarde del episodio, parecen demostrar que el tal arrepentimiento no fue sincero, y que más bien se enorgullecen del hecho. Esto no es moralmente encomiable.

Hay algo más. Se ha criticado al rey de España por haber permanecido sentado al paso de la espada, mientras otros jefes de estado invitados a la posesión se ponían de pie. Suficiente humillación era para el rey tener que presenciar los alardes nuestros al pasear frente a sus narices el arma que derrotó a esa potencia (que lo era entonces) al final de la guerra de independencia. No se le podía exigir que, además, tuviera que rendir homenaje al instrumento con la que el triunfador venció a su patria.