23 de enero de 2025

El oso que da zarpazo pero ya no estrangula

19 de febrero de 2022
Por Eduardo López Villegas
Por Eduardo López Villegas
19 de febrero de 2022

Conatos de incendio. Rusia es el pirómano. Concentra tropas y misiles en la frontera con Ucrania. Participa de maniobras con China en ese Mar Meridional. En aguas internacionales, en la vecindad de Irlanda, ejercicios de su flota naval. Es el oso el que se despierta luego de la hibernación a la que lo arrojó el Glásnost y la Perestroika hace treinta años.

Occidente se infatuó con la caída del muro de Berlín. Ebrio de euforia,  el capitalismo, esa creación suya, derrotaba al comunismo. Se pregonaba el Fin de la Historia, y de la lucha de ideologías políticas.  Lo que se tomaba como el alba de una nueva era de la humanidad, era solo el fin de un episodio, el de la Guerra Fría.

Concluidos los fuegos artificiales, los contornos difusos de la realidad vuelven a tomar forma. El vencedor no era tan vigoroso, y el derrotado no era un insepulto.

Hay que poner los pies en la tierra, sigue jugando la geografía, factor indeclinable de la geopolítica. Ahí, los mares, cordilleras y llanuras, los mismos que moldearon la Rusia zarista, la soviética y  la post comunista. Es un oso que envuelve a Europa, con una abarcadura que va desde el Mar Negro hasta el Báltico, una fiera que no quiere que se le encierre, ni que se le aproximen. Estas disputas de territorio de hoy, son  la revancha de la geografía (Robert Kaplan).

Para Rusia es vital la salida al Mar Pácifico, controlada por Japón quien le venció  en la guerra icónica de Tsushima, la primera derrota en el mundo moderno del hombre blanco, como la cantan los orientalistas. En su convalecencia China le tomó ventaja,  aprovechó para asumir el liderazgo de Asia. Rusia sin compañía de China no puede desafiar en el Pacífico la Alianza de EE.UU., Australia, India y Japón.

Estratégica la salida al Mar Atlántico, a la que Pedro el Grande dedicó su vida. Su proeza fue construir San Petersburgo, ciudad magnificente, en la pantanosa delta bañada por casi un centenar de ríos. La URSS se hizo al control de los puertos de los estados Bálticos, los que quedaron a merced de la OTAN luego del descomunal derrumbe soviético. La Alianza aprovechó para integrarlos a su seno y cerrar el paso franco a la naves rusas.

Y mas importe aún, un puerto abierto todo el año en las aguas cálidas del Mar Negro. Crimea se convierte así en la principal salida, a la que no renunciará. Si lo hizo Jruschov, cuando graciosamente la cedió a Ucrania,por ser el ucraniano, era porque aquella era también suya.

Crimea es una determinante geográfica que marca las constantes históricas. Es una posición estratégica para el control del Mar Azov, el Negro, los países del este europeo, y Anatolia, sin ella no se forman imperios  en la región. Fue de los mongoles. Allí establecieron el kanato  que más pervivió. Fue enclave musulman bajo la protección de los otomanos.   Del imperio ruso Romanov. Cuando Occidente quiso debilitar a Rusia, le asestaron un  golpe neurálgico en Sebastopol. Y ahora que  Rusia vive un cuarto de hora de prosperidad, quiere jugar a lo que era antes,un imperio en expansión. La que ha iniciado buscando recuperar Crimea (2014). Desafiando el poder militar de occidente a la OTAN, organización diluida en reyertas entre EE.UU y los socios europeos. Con cinismo Putin soliviantó la minoría rusa, invadió con sus tropas disfrazadas de locales, destituyó a las autoridades de la óblast, impuso a los suyos, llamó a un referéndum  y es seguro de que así fue, se inventó el resultado. Una Crimea que votaba ser parte de Rusia

La OTAN también se hizo con la mayoría de los países de Europa del Este. Pero Rusia, hoy, está en capacidad de contener la repartija no consolidada, detener que Ucrania se deslice a Europa.  700 kilómetros es la intolerable cercanía a la cueva del oso, a Moscú. Si fuera un ave, ese es su umbral de alerta, inquieta deja de comer, está pronta a alzar vuelo.

Por eso es que no pueden admitir a Kiev armada por la OTAN. Ya tienen suficiente con Varsovia.

Este oso ya no puede estrangular, solo arañar. Con las apuestas de hoy, las de una Rusia envalentonada con la prosperidad del mercado energético,    los ucranianos no podrán hacerse de nuevo a Crimea. La Rusia actual tiene el músculo para paralizar cualquier iniciativa de gran envergadura, para la que tampoco está preparada la OTAN -se fortalecerá sí, mal cálculo ruso- Las alternativas de Ucrania, o se convierte en zona neutral, o claudica ante Rusia, o se prepara a vivir bajo constante  presión militar y paramilitar,  asedio económico, intrusión tecnológica.

No podrá Ucrania avanzar en su integración a la Unión Europea. Una gran decepción para el pueblo Ucraniano que se inmoló por ella en la  Euromaidan. ¿Fue en balde el levantamiento popular del 2014?. Es imposible  su ingreso a la OTAN. Eso ya es ganancia rusa. Le queda seguir el ejemplo de finlandeses y suecos,  víctimas también  de ese vecino poderoso y famélico y  goloso, quienes prefieren mantener distancias, no alinearse con la OTAN.

Rusia maniata a la UE tomándole a Alemania por rehén, se ha de cuidar de no presionarlo en exceso. Países que se temen, se observan. La llanura nordeuropea es el camino natural entre Berlín y Moscú. Los alemanes para cuidar sus espaldas en la Primera Guerra se aseguraron de neutralizar a los rusos, dinamitando a la monarquía rusa; y en la Segunda, pactando Hitler con Stalin antes de tomar  camino a París.  Hoy Alemania, tan europea, no puede jugar toda  su suerte cerrándole las puertas a Rusia. Se cuidan de  ser activos promotor de sanciones de la UE  a su vecino, mantiene vivo el proyecto Nord Stream, un oleoducto por el Báltico que multiplicaría el poder coercitivo de Rusia al tiempo que sus ganancia, pieza clave de la bonanza de la Rusia, beneficiada de la crisis Europea de energía.