17 de enero de 2025

Danza de los corruptos

Abogado, analista y columnista de opinión en El Espectador, Revista Semana y Eje 21.
24 de febrero de 2022
Por Uriel Ortíz Soto
Por Uriel Ortíz Soto
Abogado, analista y columnista de opinión en El Espectador, Revista Semana y Eje 21.
24 de febrero de 2022

Comunidad y Desarrollo

Candidatos a diferentes corporaciones legislativas, o a la presidencia de la República, gobernaciones y municipios, que tengan dentro de sus agendas, legislativa o gubernamental, programas concretos, para acabar con el terrible flagelo de la corrupción, – que a todos nos asedia-, deberían tener el respaldo mayoritario, de quienes acudan a las urnas, el próximo 13 de marzo y 30 de mayo, próximos.

Aunque mucho nos duela tener que reconocerlo, pero, el principal jefe de la administración pública en Colombia, se llama: “don Corrupto”; donde hay contratos o dineros del Estado, producto de las regalías, u otros rubros, allí está este galimatías, dando órdenes y seduciendo a todo tipo de funcionarios, para que los desvíen a otros menesteres, dejando a su paso, todo un vendaval de: chanchullos, peculados y saqueos.

Un caso aberrante de corrupción en los últimos años, – claro que con algunas excepciones-, es el de los: PAE, “Programas de Alimentación Escolar” que se han convertido en toda una vena rota de la Administración Pública y quienes llevan las de perder, son los niños de escasos recursos,- estudiantes de escuelas y colegios-.

Este caso es tan delicado, que quienes así están procediendo, debe caerles todo el peso de la Ley y llevarlos a la cárcel, sin ninguna consideración.

Está comprobado, que a los organismos de control, les quedó grande, combatir y acabar con el flagelo de la corrupción en Colombia.

No son exageradas las apreciaciones de Ingrid Betancourt, cuando dice que “Colombia, está secuestrada por la corrupción y hay que rescatarla”.

Causa tristeza e indignación, visitar diferentes regiones del País, y encontrarnos con una cadena de corruptos, que siendo funcionarios oficiales, muchas veces de menor rengo, “aprovecharon” su cuarto de hora, para enriquecerse, feriando los resultados de sus funciones, al mejor postor.

Nadie se explica que hacen los organismos de control, frente a estos casos, tan vergonzosos  como aberrantes; visibles y manifiestos, ante la opinión pública, que constantemente los señala y que dada la cadena de actos delictivos de corrupción, – sin que nada ocurra-, han perdido en buen porcentaje, la credibilidad ente la opinión pública, nacional como internacional.

Se conocen casos de funcionarios, con sueldos de menos de dos millones de pesos, pero, resulta que al abandonar el cargo, de la noche a la mañana amasan inmensas fortunas, producto de los: chanchullos, squeos y peculados, en el cargo que desempeñaron.

Pero, lo más grave con estos sujetos, es que se vuelven intocables y atrevidos, puesto que constantemente los cargos de conciencia, no los dejan en paz; muchas veces no resisten los señalamientos y les toca emigrar a otras partes para defender su buena imagen y la de su familia.

Como consecuencia de todo esto, y estando en plena campaña para elegir nuevo Congreso el 13 de Marzo y presidente el 30 de mayo, debemos votar copiosamente por los candidatos que dentro de sus programas: Legislativo y Presidencial, se comprometan a acabar con la corrupción.

Vivimos en un País, privilegiado en recursos humanos y naturales, – soportes fundamentales para generar empleos, pero, lamentablemente los presupuestos asignados para generar planes y programas de desarrollo, se van por los despeñaderos de la corrupción.

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