ConCIENCIA femenina para la transformación social
Mañana 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Esta fecha, establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 22 de diciembre de 2015, considera que la participación femenina en actividades de desarrollo científico y tecnológico es fundamental para cerrar brechas de género. Cuando nos educamos, las mujeres potenciamos nuestros recursos personales y los de los otros, construyendo nuevos saberes para la transformación social.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), informa que, en el mundo, menos del 30% de los investigadores son mujeres. En Colombia, la cifra de mujeres científicas corresponde al 38%, según un informe de Minciencias en 2020. Aunque este indicador se ubica por encima del referente internacional, la brecha de género todavía es amplia.
Como investigadora, tengo una maravillosa madre académica. Es la doctora Francia Restrepo de Mejía, a quien no me canso de agradecer por haber creído en mí desde mi primer año de formación de pregrado. Ella y otras investigadoras no solamente me han enseñado ciencia, sino también a creer en mis capacidades y a recordar que ser mujer no me limita, sino que me potencia a contribuir a la generación de nuevo conocimiento y a su apropiación social.
El empoderamiento de las mujeres en la ciencia es una construcción que empieza desde casa. Aunque nos hallamos en la posmodernidad, todavía se observan actitudes patriarcales y machistas que promueven la idea de que la mujer ejemplar es aquella que adopta una posición sumisa ante el hombre. Enseñar a las niñas que a los hombres hay que pedirles permiso para tomar decisiones o que cuando crezcan solamente podrán estudiar si sus parejas se lo permiten, envía un mensaje indirecto de sumisión en el que la relación de pareja no se concibe como una sociedad sino como una jerarquía. Así, muchas mujeres abandonan sus sueños de formarse como profesionales para cumplir los de sus esposos, mientras los años simplemente transcurren.
Si se busca que la participación equitativa de las mujeres en la ciencia sea una realidad y no solamente una cuestión de discurso, también es fundamental la acción organizacional, en la cual se oferten nuevas oportunidades de acceso a la educación superior y a empleo. Esto incluiría estrategias por parte del Estado, la empresa privada, las universidades y otras organizaciones, dirigidas a formar y a contratar mujeres en procesos de ciencia, tecnología e innovación. Un ejemplo de ello sería el otorgar becas universitarias y empleos a mujeres lideresas de iniciativas de desarrollo social, económico, cultural y científico, que impacten en la sostenibilidad de sus comunidades.
Como lo expone la quinta meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la igualdad de género y el empoderamiento femenino son fundamentales para la construcción de un mundo pacifico. Desde la ciencia, es posible contribuir a ese objetivo. Por lo tanto, apuntémosle a la educación de las mujeres y las niñas, mientras dejamos un legado de empoderamiento a las futuras generaciones.
@vivianaarboledapsicologa