Política con pimienta. Yepes y el fichaje de Zuluaga
Hace unos 20 años, en la plaza pública, Adriana Gutiérrez, Luis Alfonso Hoyos y Oscar Iván Zuluaga denunciaban el gran robo a Caldas, y su dedo acusador señalaba a la coalición Barco-Yepista como única responsable de este saqueo a los recursos públicos. El Tiempo, que todo lo puede, por estos días nos mostró en Barranquilla, también en plaza pública, a un Oscar Iván agradecido con Yepes, su nuevo mejor amigo, por los esfuerzos e intrigas desplegados a su favor para que lo recibieran en el Equipo por Colombia, la nueva coalición de Yepes. Yepes, Uribe y Zuluaga olvidaron que en Barranquilla los Char son los únicos que dicen quién entra a su equipo y a sus negocios. Confirma lo anterior que de la política de ideas y principios poco queda, y que lo que hoy importa son las fichas y fichajes para defender intereses gremiales y apetencias personales.
EN MANOS DE QUIÉN ESTAMOS?
En manos de una tal María Paula Correa, de un tal Mayorquín, docto en lagartería, y de su amada esposa, una tal Váquiro, bonita y bastante avispada. Dicen las buenas lenguas que Correa desde chiquita, mandaba al joven y altivo Duque a que le comprara un roscón con Coca-Cola en la tienda del colegio, y que ahora, como secretaria privada y jefe de gabinete en la casa de Nariño, manda por igual al mismo Duque y al mismísimo Uribe. No en vano la tratan de “jefa de los jefes”. De su trayectoria pasada poco se sabe, y de su experiencia en asuntos de Estado entre poco y nada. Consecuente con esto, nombró a Mayorquín como su asesor estrella, con el encargo de garantizar el éxito de la agenda legislativa del Gobierno. Mayorquín, confundió el encargo, y en menos de año y medio, lo que garantizó fueron 26 suculentos contratos por mil doscientos millones de pesos con entidades del Estado a su amada y mentirosa esposa. Destapado el escándalo, Correa, sin reconocer responsabilidad alguna, se declaró “asaltada en su buena fe”, anunció una “exhaustiva investigación” y advirtió que seguirá siendo la “jefa de los jefes” hasta cuando Duque lo quiera. Terminada su declaración, carente de aclaración, alguien en voz baja y tono asustado preguntó: “diablos, en manos de quién estamos?
DE SINDICATO A GRUPO EMPRESARIAL.
Hidroituango, que abastecerá el 17% de la energía que demanda Colombia, es un proyecto país que sin estar terminado ya está afectando el desarrollo nacional y a la sociedad antioqueña. Su construcción y sus más de cincuenta años de historia, cuentan sobre desplazamientos humanos, desolación y muerte en su vecindario. Estudios sobre impacto ambiental advierten graves daños presentes y futuros: peces sin agua, plantas sin tierra y mujeres y hombres despojados de su tradicional sana convivencia con la naturaleza. Se han cometido errores en el diseño y cambios estructurales que ponen en riesgo los habitantes de doce municipios aguas arriba y aguas abajo del rio Cauca. Hay funcionarios y contratistas condenados por falta grave, y aseguradoras pagando estas faltas, que hasta ahora suman más de cuatro billones de pesos. Y con todo, falta mucho por contar para conocer la verdad, al parecer no tan ajena a la historia de por qué y cómo el otrora famoso y poderoso sindicato antioqueño, se convirtió en el grupo empresarial antioqueño GEA. Preocupa que la revocatoria de un alcalde se esté usando para zanjar pugnas políticas parroquiales, en detrimento del interés nacional. O peor aún, que acaso un pequeño grupo de “notables” antioqueños quieran ahogar una oscura verdad en las aguas del río Cauca. No esperemos que amanezca para exigir que nos digan la verdad.
EN POLÍTICA SABEMOS CON QUIEN NOS ACOSTAMOS…
Haciendo un poco de memoria, y en relación con la primera de las notas de esta columna, no hay que olvidar que Óscar Iván Zuluaga, Adriana Gutiérrez y Luis Alfonso Hoyos, fueron fundadores del grupo político que logró acabar con la hegemonía política de Ómar Yepes y Víctor Renán Barco en Caldas. Y que cuando el uribismo, al que se afiliaron estos personajes, a instancias de Álvaro Uribe y de Andrés Pastrana buscaron aliarse para sacar avante una causa política en el departamento, el yepismo fue tratado como leproso. El exsenador Carlos Felipe Mejía dijo en alta voz que jamás se subiría a una tarima donde estuvieran los Yepes, para referirse en especial a Arturo Yepes, a quien Ómar trató de heredarle sus banderas. Ahora, el presidente del conservatismo y su candidato Barguil, quieren arrimar a toda costa al candidato presidencial del Centro Democrático, el pensilvanense Óscar Iván Zuluaga a la denominada Coalición de la experiencia. Esto lo traemos a cuento, no porque nos escandalicen las maromas de los políticos, sino para ratificar aquello que decía un politólogo riosuceño de que en política sabemos con quién nos acostamos, pero no sabemos con quién nos levantamos. La política es dinámica, si señores. Los del Centro Democrático en las últimas elecciones, en Caldas, hicieron coalición con el heredero de Barco, el senador liberal, Mario Castaño y con su compadre, el alcalde de Manizales. Cojan este trompo en l’uña.