29 de marzo de 2024

Honestidad y decencia

31 de enero de 2022
Por Alberto Zuluaga Trujillo
Por Alberto Zuluaga Trujillo
31 de enero de 2022

Estando ya cerca  la hora de la elección de quienes conformarán el nuevo Congreso de la República, tan necesario para la buena marcha de la nación por lo que su tarea legislativa significa, como por el importantísimo apoyo que este pueda brindar a quien sea elegido como Presidente de la República, para la puesta en marcha de su programa de gobierno, es de necesidad imperiosa que conozcamos a los distintos aspirantes que, por nuestro Departamento, han inscrito sus nombres a consideración del electorado. La Circunscripción Nacional para Senado aprobada en la Carta del 91, que buscaba políticos de reconocido y amplio liderazgo que defendieran los intereses de la nación, sin limitarse solo al de sus regiones, no logró el objetivo esperado debido a normas que han permitido la continuidad de las estrategias electorales de los caciques tradicionales, concentrando sus campañas en las regiones de su influencia, con muy poca presencia nacional en ideas y sí mucho, muchísimo dinero comprando apoyos y respaldos, razón para no ocuparnos de ellos. Para defender esos intereses regionales tan necesarios, sin lugar a dudas la presencia de Juan Carlos Rivera Peña en la Cámara ha sido destacada. No ha sido un paracaidista de los muchos que hoy abundan. Salido de las entrañas del partido Conservador de la tierra de las Araucarias e hijo de uno de los grandes dirigentes del Ospinopastranismo en el Departamento como lo fuera Guillermo Rivera Millán, Juan Carlos no se ha avergonzado de profesar las ideas de Caro y de Ospina y mucho menos ha apostatado de ellas para buscar cobijo bajo otras banderas en momentos de dificultades como muchos otros. Ha sido fiel a sus postulados, sin dar tregua ni descanso por la geografía risaraldense. Tan transparente es su actuar, que con dolor en el alma debió enfrentarse a los de su propia sangre para impedir como lo está haciendo que, en un juicio de pertenencia de la vieja y señorial Casa Conservadora de Santa Rosa, el Partido pierda un patrimonio de alto valor monetario e invaluable significado histórico. Ese solo acto de profunda honestidad me mueve, como conservador y como santarrosano, a reclamar el voto de los risaraldenses de todas las vertientes para defender la curul que hoy ostenta, en la seguridad de que posturas de esta naturaleza, son las requeridas por las personas a las que investimos de tan alta responsabilidad. Su ya larga experiencia en el Congreso de la República, unida a su formación como profesional del Derecho, hacen de él un digno representante de Risaralda en ese importante hemiciclo de nuestra democracia. Lejos está la hora en que el país votaba aferrado a caducos sentimientos politiqueros, precisamente porque las ideologías dejaron de ser el sustento de los actuales partidos para convertirse en vulgares medios de obtención de afanes personalistas. En contravía del proceder de años atrás, hoy el país tiene la suficiente madurez para votar, más que por partidos, por quienes representan todo lo bueno que una sociedad hoy pueda exhibir, en su lucha frontal contra la corrupción que, como funesto cáncer, ha hecho metástasis en el cuerpo enfermo de la nación. La honestidad y la decencia hoy, son virtudes sine qua non para ocupar esos altos honores de representación ciudadana y poder garantizar un excelente desempeño, virtudes que de sobra se funden en el crisol de una personalidad, forjada, además, en el yunque de la actividad política heredada de su ancestro.

alzutru45@hotmail