29 de marzo de 2024

La política desde la confianza

Estudiante Doctoral. Magíster en desarrollo y planificación. Politólogo. Profesor universitario y consultor en políticas públicas. Interesado en educar para la política. Concejal de Manizales.
14 de diciembre de 2021
Por Julián Andrés García Cortés
Por Julián Andrés García Cortés
Estudiante Doctoral. Magíster en desarrollo y planificación. Politólogo. Profesor universitario y consultor en políticas públicas. Interesado en educar para la política. Concejal de Manizales.
14 de diciembre de 2021

El drama que se está viviendo esta última semana en la política de Colombia y de sus regiones por cuenta de las inscripciones de las listas al Senado y a la Cámara de Representantes, no solo evidencia la crisis que viven los partidos políticos (soy parte de uno de ellos), sino la falta de credibilidad que hay alrededor de estas instituciones por parte de la ciudadanía, tal como lo han revelado las últimas encuestas de percepción ciudadana que han salido en los últimos tiempos.

Parte de esa crisis se debe a la poca confianza que existe a la política en general y los problemas integrados a las situaciones que de ella se deprende. Además, los partidos políticos y los candidatos con sus comportamientos lo ratifican cada día más. Sobre esto haré un par de reflexiones que he vivido personalmente y que por falta de confianza me ha tocado decir no; seguro eso ha generado inconvenientes y enemistades, pero tenemos claro que nuestros principios no se negocian.

Lo primero es que la mayoría de candidatos quieren ganar a cualquier costa. No importa qué acuerdos tengan que hacer o con quién, acá la ideología y los principios poco valen, lo importante es el número de votos que tienen y que posiblemente puedan poner, tratando a los electores como cosas que se endosan a otras fuerzas políticas, quitándoles autonomía y capacidad de decisión, jugando en la mayoría de casos con la necesidad de un trabajo o una recomendación para que voten por los que dicho candidato o líder político dice.

Para lograr esos acuerdos se proponen a dos manos, a cambio de unos votos o un apoyo, candidaturas a las alcaldías, asambleas y concejos y no una vez, varias veces, es decir, se sobre ofertan estos puestos a sabiendas que no se pueden cumplir, pero para el candidato que los ofrece no hay problema, porque después de electo “los cuadra como puede”. Pero también hay ofrecimientos de UTL (Unidades de Trabajo Legislativo) y de financiamiento de campañas, acá lo importante es ganar, no importa el camino y por encima de quién se daba pasar.

Poco o nada importan las propuestas o las luchas que se necesiten hacer para llegar al cargo al que se aspira. Esas son cosas secundarias que en el camino se organizan, porque pese a que en Colombia existe un voto programático eso casi nunca se cumple. Pero sobre todo muchos se quieren vender como alternativos cuando han hecho política con todos los tradicionales y una gran proporción de sus votos están allá, pero además hoy sus alianzas están con esos mismos tradicionales.

Acá poco importan los proyectos políticos a largo plazo y en equipo, en casi todos los casos el culto a la personalidad es el que sobresale, es una persona y no un proyecto el que tiene importancia, sin interesar si sus características no son las apropiadas o si su perfil no cuadra o si pierde los diferentes pulsos políticos, ese candidato exigirá, “luchará” y en muchos casos excederá sus capacidades y contactos con tal de ser el “ungido”.

Este es un breve análisis de lo que pasa en los días previos a una inscripción y de empezar una campaña política, seguro han visto esta realidad con personas que conocen y para que esto no vuelva a pasar necesariamente tenemos que transformar la política de nuestro país y entre todos renovar el Congreso de Colombia.

@Julianelpolit

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