28 de marzo de 2024

Preguntas sobre realidades metropolitanas

7 de septiembre de 2021
Por Armando Rodríguez Jaramillo
Por Armando Rodríguez Jaramillo
7 de septiembre de 2021

Los territorios tienen sus dinámicas propias y se transforman con el tiempo, por lo que este Quindío actual sin duda no es el mismo que se convirtió en departamento en 1966, ni tampoco se puede comparar con el del terremoto de 1999 y sin duda que será otro en la postpandemia por venir. De ahí que los pueblos y sus dirigentes deban enfrentar el reto de cómo desplegar capacidades para leer y comprender los cambios que se suceden y formular estrategias que les permita transitar hacia estadios de bienestar y progreso.

Es indudable que el Quindío se ha venido transformado en un territorio donde la población y las actividades económicas se concentran cada vez más en la zona baja del departamento. Esto evidentemente se aprecia en la porción de territorio conformado por Armenia, Calarcá, Circasia, La Tebaida, Montenegro y Quimbaya que representa el 40,7% de la extensión departamental, concentra 92,2% del total de la población (DANE, 2021), suma el 92,7% de los predios urbanos y rurales (Anuario Estadístico del Quindío, 2018) y aglutina el 91,4% del total de empresas registradas en la Cámara de Comercio y el 77,7% de las empresas con Registro Nacional de Turismo (2021), lo que configura una compleja realidad metropolitana.

La información anterior muestra el peso específico que tienen estos municipios, en especial Armenia, ciudad que actúa como la metrópoli núcleo de esta aglomeración en la que se localiza la mayoría de las dependencias de gobierno y justicia, ejército y policía, hospitales y servicios de salud, colegios y universidades, empresas y comercio, bancos y entidades financieras y otros servicios funcionales. Esto explica el creciente número de personas y productos que a diario se movilizan de un lugar a otro y que se han beneficiado enormemente del mejoramiento que hizo Invías de la doble calzada Armenia – Club Campestre y de la vía La Tebaida – Montenegro, así como se también se beneficiaran con la construcción de las dobles calzadas entre Calarcá – Chagualá y Calarcá – Armenia – Montenegro – Quimbaya – Cartago, infraestructuras que impulsarán nuevas conurbaciones.

Interrogantes esenciales.

Es evidente entonces que estamos frente a una realidad metropolitana donde hay conurbaciones y perímetros urbanos en expansión, procesos que generan cambios en los usos del suelo de actividades agropecuarias a otras como parques temáticos, hoteles, centros de recreación, plantas industriales y agroindustriales, urbanizaciones, residencias campestres y servicios en general. Este entorno, donde lo urbano y lo rural se yuxtaponen, exige la adopción de innovadores modelos de planeación y de gestión del territorio que aporten otras respuestas y renovadas soluciones a los problemas del desarrollo. Así pues, al recordar la cita del escritor y poeta uruguayo Mario Benedetti (1920-2009): «Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto cambiaron todas las preguntas», creo que bien valdría la pena formular nuevos interrogantes sobre esta realidad con el fin de encontrar respuestas útiles y orientadoras para progresar y avanzar como sociedad.

Por lo que, en un ejercicio por demás subjetivo, propongo algunas preguntas a manera de ejemplo para los seis municipios mencionados:

1- ¿Cómo administrar de forma conjunta las cuencas de los ríos Quindío, Santo Domingo, El Roble y la quebrada Buenavista que abastecen sus acueductos municipales?

2- ¿Es posible crear una empresa única que se encargue de la prestación de los servicios de acueducto, alcantarillado y aseo y de la descontaminación de las aguas residuales?

3- ¿Dónde sería el mejor lugar para localizar un relleno sanitario con criterio metropolitano?

4- ¿Cómo formular y aplicar POT y EOT integrales que definan usos del suelo, perímetros urbanos y corredores suburbanos metropolitanos?

5- ¿Cómo impactaría a los ciudadanos de estos municipios si se adoptara una estrategia conjunta de transporte público de pasajeros con estaciones de transferencia y buses articulados?

Preguntas como estas debemos hacerlas y debatirlas pensando en el interés común y el beneficio colectivo, ya sea que se tenga un área metropolitana como lo manda la Ley 1625 de 2013 o una realidad de hecho como la que tenemos en el Quindío. Pero esto requiere, como condición sine qua non, que haya diálogo político y generación de confianza que lleve a acuerdos fundamentales y a responsabilidades compartidas. En consecuencia, esta premisa nos pone a pensar que tal vez la pregunta inicial podría ser: ¿Qué beneficios traería para los ciudadanos de Armenia, Calarcá, Circasia, La Tebaida, Montenegro y Quimbaya que sus gobernantes y dirigentes se reunieran periódicamente para debatir y solucionar los problemas que plantea la realidad metropolitana que comparten?

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