1 de abril de 2023
Directores
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Por Jorge Hernán Valencia Álvarez* Más allá de la adolescencia tecnológica y arquitectónica urbana

14 de agosto de 2021
14 de agosto de 2021
SkyTrain de Manizales. Complemento vertical del Sistema Integrado de Movilidad Natural (SIMON): modulador natural de la gestión ambiental urbana, en su re-integro de la City, a Natura.


Por Jorge Hernán Valencia Álvarez*

“Si unimos fuerzas ahora, podemos evitar la catástrofe climática. Pero no hay tiempo para demoras ni lugar para excusas… Si las emisiones de carbono no se reducen drásticamente en los próximos años, puede suceder incluso antes”. – UNA ALERTA ROJA PARA LA HUMANIDAD

Histórico informe de la ONU y del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), 2021-08-09

Los retos que impone el cambio climático, tienen que ver con los diagnósticos realizados por la ciencia, con las soluciones aportadas por la ciencia, así como con superar la amplia falta de ciencia, para no seguir afectando culturalmente, el entorno ambiental planetario. Meollo mismo del problema. Es así como la tradicional incultura científica que ha caracterizado a nuestra academia, al formar profesionales especializados en un sólo campo del saber, sin entender cómo es que funcionan las interrelaciones básicas del resto del universo, se ha visto particularmente agudizada, en campos como la arquitectura, en donde la componente estética alcanza una relevancia preponderante dentro de la importante práctica del Taller, relegando las materias técnicas, al subjetivo primado de la estética.

Incertidumbre que explica su alta deserción académica, mostrando al tiempo su limitada conexión con el mundo-real-natural que nos es revelado fácticamente por la ciencia. Hecho que ha llevado a la aparición de un compartimentado e idealizado, urbanismo neoludita, heredero del rechazo que los viejos Luditas ingleses experimentaron por las máquinas, al comienzo de la era industrial. En aquella época resistiéndose a perder sus puestos de trabajo. Hoy fungiendo como “defensores del medio ambiente”, y de un progreso humano y urbano “alejado de las máquinas”, tras ser convertidas en el catalizador cultural de los variados daños que los seres humanos le ocasionan al planeta, cuando no hacen un buen uso de ellas, en esta ‘enloquecedora aceleración evolutiva cultural hacia algo nuevo y liberador, o hacia el desastre’.

Estereotipada visión de la tecnología que excluye al propio ser humano, al ser quien la habita y más requiere de ella -en tanto valiosa extensión corporal-, en un accionar que se ha visto “avalado” por una singular filosofía eurocéntrica, que ha creído que la estética arquitectónica y artística es lo que le pone orden al “caos” en que vive sumido el universo, la realidad y la propia naturaleza.. Tamaño despropósito que ha desconocido que es la egregia armonía intrínseca del universo, lo que nos tiene aquí convertidos en seres complejos, después de 13.770 millones de años de procesos cosmoevolutivos naturales que le han puesto orden al caos asociado al inicial Big Bang. Subjetividad que muestra de cuerpo entero todos los peligros a que se ha visto sometida la humanidad y la propia naturaleza, por obra y gracia de unas construcciones simbólicas artificiales que han pretendido imponerle al magno orden de Natura, lo que tan sólo ha sido una estrategia evolutiva cultural –especular- para sublimar, modelar y eco-referenciar con el lenguaje, la honda incomprensión homínida del vasto nicho ecológico Darwiniano que nos forjo como la especie inteligente que aspiramos ser.

Despuntante proceso evolutivo cultural Lamarckiano (transmisión de caracteres adquiridos en vida mediante la cultura y el lenguaje, vs, la más lenta herencia genética Darwiniana), que explica los serios problemas ambientales que ha creado la especular urbanización del entorno natural que da soporte a las ciudades, en esta agitada y traumática adolescencia tecnológica y arquitectónica urbana. Misma que pretende ser ordenada por el observado urbanismo neoludita, desde su enrarecida visión de la tecnología y de la propia ciudad, no obstante que sus principios rectores sólo aplican para espaciosos, privilegiados y apenas puntuales tramos de la City. Urbanismo que no da cabida en consecuencia a la resolución de los problemas ambientales asociados a la oxigenación de toda la urbe, que es por donde circula el grueso y el total de los vehículos contaminantes. Ello en el entendido de que es la ciudad en su conjunto, la que canaliza hasta un 70% del dióxido de carbono que es expulsado a la atmosfera, muy a pesar de ocupar las Cities tan sólo un 2% de la superficie terrestre.

Fig. 1. Conferencia sobre Ciudades y Ciencia del Cambio Climático: Innovate4Cities 2021

Luego mal podría salir al rescate ambiental del casco urbano, una noción de ciudad que no comprende a toda la ciudad, ni alberga a todos los actores de la movilidad, sin poder convertir por tanto el CO2 en oxígeno, mediante absorción arbórea in situ, para una mayor oxigenación y limpieza continua de los espacios urbanos. A ello se suma el no enfrentar el principal factor causante de la polución, como lo es la red semafórica urbana, conocida como “el lugar más contaminado del mundo”.. (excepción hecha de las zonas industriales, aún enquistadas en el perímetro urbano, como la ubicada en el cercano oriente de Manizales: Milán).

Tampoco podrá cumplir el ludismo contemporáneo, con la Agenda Global de Sostenibilidad Urbana impulsada por el programa ONU-Hábitat. Ello al no asumir en forma asertiva, la más natural y gradual reducción del parque automotor propulsado por combustibles fósiles, el que simplemente se ve excluido de facto de los amplios bulevares peatonales que marcan su norte. Mismos que recortan y/o anulan los espacios viales del considerable parque automotor –porcentual- que presenta una ciudad como Manizales. De allí que no quepa en su plan de acción el poder contar con unas estrategias viales integradoras, verdes e incluyentes, que posibiliten la absorción del smog, al tiempo que inviten al re-cambio energético de los “vehículos fósiles”.

Antes que prospectar modelos de ciudad que generen reales soluciones fácticas y tácticas, sus restringidos diseños optan por resignar el aporte de variadas tecnologías, tales como los asesores urbanos que permiten vencer fuertes abismos y laderas (caso del ubicado en el Parque de los Novios, el que tuvimos ocasión de proponer a una administración anterior); las espaciadas bandas transportadoras de superficie, que facilitan el ascenso de los ciclistas por las pendientes superiores al 6%, así como el uso de bicicletas electro-asistidas y auto-cargables, que no dejan varado al usuario, como ocurre hoy con la flota existente en Manizales. Igualmente se desaprovecha la instalación de extractores de aire contaminado, en los pocos semáforos que deben quedar instalados para el estricto control del cruce peatonal de las vías; y ni que decir: la construcción de sistemas de transporte cero-emisivos que en definitiva democraticen la movilidad, reduzcan las desigualdades, e inviten al uso alternativo del transporte público, descongestionando y descontaminando las vías de la ciudad.

Menos aún se encuentra en los planos y planes del lastimosamente disfuncional -de cara a la grave crisis ambiental que enfrenta hoy el planeta- urbanismo neoludita, la eliminación de los aparatosos puentes peatonales que tanto coartan la natural movilidad horizontal de los transeúntes, en su agitada vida cotidiana, forzándolos a asumir el rol que deben cumplir los vehículos dotados de tracción mecánica. Por supuesto que tampoco cabe en una tal visión bucólica e ideal, el convocar a concursos internacionales para el diseño de túneles y de puentes gráciles + no impactantes de los valiosos microclimas urbanos, tan afectados por el hormigón. Soluciones que no sólo refinen la interconexión de todos los actores de la movilidad, sino que enriquezcan la propia iconografía urbana, a través de innovadores diseños escultóricos. Campo en el que mucho puede aportar la física del estado sólido y su superciencia de los nuevos materiales, los que suelen ser dinamizadores, limpios + versátiles.

Se trata entonces de un descontextualizado y desfasado urbanismo: ya de ornato, que tampoco da cabida a un mobiliario urbano que albergue a toda condición humana: y a todo lo largo y ancho de la ciudad, el cual se pueda ver respaldado por vivificantes corredores verdes –nativos- que modulen el espacio y el tiempo de todos los protagonistas de la vida urbana. Extendidas e incluyentes alamedas que ayuden a reducir la huella de carbono, aumentando la resiliencia al cambio climático.

Todo un cúmulo de anomalías y de vacíos que ponen igualmente al descubierto un hecho preocupante para la capital caldense: que el poco receptivo liderazgo Manizalita, no está tomando en serio el compromiso adquirido con el Pacto Global de Alcaldes por el Clima, en el que fincaba sus esperanzas la comunidad internacional. Ello al asumir la planificación urbana con una visión fragmentada y excluyente, antes que integrada, sostenible y sistemática, como lo indican los Lineamientos para el plan de acción climático a nivel urbano, liderado por las Naciones Unidas a través de su oficina ONU-Hábitat. Activo en donde se enfatiza lo siguiente:

“El plan de acción climático necesita un fuerte liderazgo para ser exitoso… Un apoyo sólido de la alcaldía es esencial para catalizar la acción, lo que requiere de un verdadero «líder». El apoyo de sectores privados, no-gubernamentales (…), así como de investigadores, científicos, innovadores y otros dinamizadores, es vital para impulsar la acción climática a escala urbana”. Reto al que ha sido inferior la actual gobernanza de Manizales, al haber ungido unas políticas públicas dirigidas a un sector exclusivo de la ciudad, de la sociedad, y aún de la academia.

Eva Madre Medioambiental. Crédito. Kernakis: Gestión y Ambiente; Universidad Nacional y Universidad de Antioquia; 2005, 8 (2) 25–38.

Superar la adolescencia tecnológica y arquitectónica urbana, significa en suma hacer frente a los variados factores que deterioran la calidad de vida de quienes habitan, el gran invento humano de lo urbano. Propósito para el cual el SIMON: una infraestructura que potencia las bajas emisiones de carbono y su mayor absorción, al estar basada en la acción local de la naturaleza, cuenta con amplios y versátiles patrones de diseño que posibilitan superar los grandes retos que va dejando el actual amanecer tecnológico urbano.. Todo para conquistar un hábitat estimulante, veraz y auto-transformable, que nos adapte a la realidad de una Eva Madre Medioambiental que es quien soporta los procesos vitales sobre la faz de la Tierra.. Todo para impulsar una Agenda de Sostenibilidad Urbana que incluya temas tan sensibles como la salud, la economía-pos-pandemia, el empleo, la justicia y la conquista de unas ciudades más inteligentes, en lo técnico y en lo ambiental, al estar moduladas por el omniabarcador plan maestro del SIMON, el que podría conducir ya de entrada, a una básica conquista urbana: la carbono-neutralidad.

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* Arquitecto UN. Chief-Scientist, Res-Development: Evidence Observatory/ Observatorio Radiovulcanológico y Radiosismológico del Volcán Nevado del Ruiz ORVVE. Investigador en los campos principales de Epistemología-Física-Relativista y Radiogeofísica. Representante Legal de la Evidence Observatory Foundation EOF: una entidad sin ánimo de lucro que propende por apoyar la más natural, lumínica e interdisciplinar: investigación científica extraprotocolar. Contacto: [email protected]; [email protected] • Twitter: @ORVVE_Pronostic • Facebook: Luz Espectral • Donaciones y esponsorías fundación EOF: Ahorros Bancolombia # 05908347791.