28 de marzo de 2024

Vacunas tendrían que reformularse si aumentan mutaciones de Covid-19

30 de julio de 2021
30 de julio de 2021
Los refuerzos y las nuevas dosis de vacunación tendrían que incluir las nuevas mutaciones virales que hagan susceptible al individuo. Fotos: archivo Unimedios.

Ante el posible escenario en el que el virus del SARS-CoV-2 aumente a un número significativo de mutaciones, los refuerzos y las nuevas dosis de vacunación contra la Covid-19 tendrían que contemplar la pérdida de la respuesta inmune celular contra el mismo agente patógeno e incluir las nuevas mutaciones virales para asegurar que la vacuna funcione contra las nuevas variantes.

Esto quiere decir que se deberá hacer un remodelamiento de las vacunas existentes. La ventaja es que ya se cuenta con la tecnología necesaria, por lo que solo se debe incluir la información de las modificaciones del virus y generar el biológico.

Así lo asegura el doctor Carlos Saavedra, médico infectólogo y epidemiólogo, profesor titular del Departamento de Medicina Interna de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).

Todos los virus tienen mutaciones internas que se pueden dar de forma lenta o acelerada y generar o no formas leves de infección, unas graves y otras menos graves, menos contagiosas.

“Lo que se tiene claro hasta la fecha es que las vacunas contra el nuevo coronavirus funcionan bien contra todas las variantes, incluyendo la Delta, y se ha podido demostrar que dos dosis del biológico son muy efectivas (más del 90 %) contra todas las variantes del virus, es decir que solo hay un escape de cerca del 10 % en el que el virus causa infección”, explica el profesor Saavedra.

Advierte además que “aunque las personas que se infectan estando vacunadas tienen un curso de la enfermedad más leve, esto no significa que no haya personas que aún vacunadas podrían tener una forma grave de infección, aunque serían pocos casos”.

“Hasta hoy las mutaciones virales no han sido tan grandes como para producir una infección más grave o un escape significativo a la vacunación. Sin embargo, es probable que eso se presente, que exista una mutación que se escape a las vacunas actuales, haciendo necesaria, según como se comporte la enfermedad, una nueva vacuna o dosis de refuerzo”.

El SARS-CoV-2 es solo una forma de coronavirus de los muchos que existen; hasta el momento se reconocen en el mundo 6 especies de tipo de coronavirus que son patógenos para la humanidad.

Comportamiento incierto

Según el doctor Saavedra, a lo largo del tiempo han aparecido diferentes tipos de coronavirus que han afectado a los seres humanos, pero que a su vez se convirtieron en agentes infecciosos cada vez más leves, como los causantes del resfriado común.

Detalla que un ejemplo del peor escenario que podría pasar con este nuevo virus es lo ocurrido con el de la influenza, que aunque es diferente tiene un comportamiento similar en cuanto a su carácter pandémico, altamente transmisible y respiratorio.

“Este virus produjo la gripe española en 1918 y se esparció por todo el mundo ocasionando la muerte de más de 1 millón de personas en ese año y 1 millón más en 1950. A raíz de ellos el mundo comenzó a hacer estrecha vigilancia y ante nuevas mutaciones desarrollaban una nueva vacuna, por eso su refuerzo se debe hacer cada año, sobre todo para las personas susceptibles o para el personal de la salud”.

Según el especialista, el coronavirus podría tener ese comportamiento, y el peor escenario es que se deban vigilar las mutaciones y cuando haya un número significativo de estas desarrollar una vacuna para las personas susceptibles.

“En el escenario actual no sabemos si necesitamos más vacunas, porque es probable que con el tiempo termine siendo una gripe con síntomas leves, o que necesitemos vacuna con refuerzo anual que incluya las mutaciones.

Tercera dosis de refuerzo

El sistema inmune tiene un funcionamiento particular y dos componentes relevantes: el primero son los anticuerpos, que funcionan de manera significativa neutralizando la replicación del virus, y su deber es estar activos mientras el virus esté presente. Cuando desaparece el agente patógeno que causa el virus, como el sistema inmune no puede estar produciendo anticuerpos todo el tiempo, dejará de hacerlo y empezará la reducción de estos.

El segundo componente es la inmunidad celular, mediante la cual las células de las defensas hacen un reconocimiento y memorizan el agente patógeno, lo guardan en su genoma y puede durar más de 20 años con esa memoria incorporada. Por eso, si la persona se expone de nuevo al virus, las células serán capaces de reactivarse y empezar a atacar este agente ya conocido, generando anticuerpos y neutralizando el virus hasta superar la infección.

Sin embargo el especialista aclara que respecto al nuevo coronavirus, se ha fallado en cuanto a su inmunidad, puesto que hasta la fecha no hay estudios diferentes a los iniciales, con nueva información sobre la duración de la respuesta inmune-celular en personas vacunadas no infectadas.

“Sabemos que la inmunidad contra el virus dura nueve meses, pero no se ha medido en un tiempo superior a ese, no sabemos qué ocurre a los 10, 11 o 12 meses después de la vacunación”.

Agencia de Noticias UN – Unimedios