27 de marzo de 2024

¡Renuncie Presidente! y deje la solución en manos de otros  

12 de mayo de 2021
Por Fernando Escobar Giraldo
Por Fernando Escobar Giraldo
12 de mayo de 2021

Fue tan solo una coincidencia que el pasado fin de semana, invitados por mi hija, viésemos en familia, en casa, el documental del astro del reggaetón colombiano J Balvin, titulado: ¨The Boy From Medellín¨ (El niño de Medellín), en el que el artista habla abiertamente de su estado depresivo días antes de su concierto más esperado en su ciudad natal en el año 1919.

Digo coincidencia, porque en el video se muestran las protestas masivas de estudiantes y obreros, que ocurrían hace dos años contra el gobierno del presidente Iván Duque debido a las crisis en la salud y la educación, y a las propuestas de su gobierno para aumentar los impuestos y reformar condiciones laborales en el país.

Balvin manifiesta sus dudas en el documental sobre si, en calidad de artista, debe o no hablar de esa crisis durante su concierto. Finalmente lo hizo, con convicción, con un discurso bien elaborado, tratando de quedar bien con sus fans pero no escondiendo sus sentimientos como parte del pueblo, de la gente común y corriente. Más de 45,000 personas lo aplaudieron y podríamos hablar mucho del largo metraje, pero lo que más llamó mi atención, observando el panorama actual, en Mayo del 2021, como colombiano residente en el exterior, y tratando de hacerlo con la mayor objetividad, es que las protestas contra Duque por una propuesta de reforma tributaria, no comenzaron el 28 de Abril de este año 2021.  El descontento viene desde antes y, entre otros, por el mismo tema que hace unos días fue detonante para disturbios en los que más de una treintena de personas han perdido la vida y cerca de 1,000 han resultado heridas. Y muchos otros tras las rejas.

En una de sus declaraciones, la canciller Blum hizo referencia al asunto de la objetividad. Hizo mención de que no se puede esconder la situación crítica por la que atraviesa el país pero, palabras más, palabras menos, que no habrá espacio para la falta de objetividad.

Sin embargo, es objetivo decir que, mencionar los costos excesivos para Colombia por la actual pandemia para justificar la reforma tributaria, es un verdadero ¨cuento chino¨. Cuando Balvin creía que su concierto no iba a poder darse debido a las manifestaciones, no existía la pandemia. Repito, no había pandemia.  Pero ya existía la propuesta de reforma tributaria, ampliamente discutida, analizada y criticada. Los expertos concluyen que en efecto hace falta otra reforma tributaria, pero no como la propuesta por Duque, sustentada además con argumentos precarios por el propio presidente. ¨No nos venga con el cuento, señor presidente que, con su impopular propuesta, usted trata de encontrarle soluciones al país, afectado por la pandemia del covid-19. Ese argumento no le sirve¨.

Nadie quisiera estar en los zapatos de Duque en estos momentos. Pero es él quien se los ha puesto, tan mal que podría estar a punto de convertirse en el primer presidente derrocado por el pueblo en mi amado país. La izquierda ha aprovechado el, dicho en buen argot colombiano: ¨Papayazo¨  que dio el mandatario con su propuesta en un mal momento.

Como analista, reconozco que, me queda grande el papel, tratando de proponer soluciones a una crisis compleja y cada vez más complicada. Pero como colombiano ¨de a pie¨, tengo el mismo derecho que todos mis compatriotas para expresar lo que siento, lo que veo, lo que deduzco, aquello en lo que creo.  Soy de los muchos arrepentidos que votó por Iván Duque, esperanzado que haría cosas buenas por el país y se sacudiría dentro del sainete de ser títere de su progenitor político. Pero no ha sido así y, Dios mío, si este señor no entrega el poder, aunque falte poco para la elección presidencial, no quiero imaginar lo que pasará en mi país. El Duque terco parece estarle sirviendo en bandeja las cosas a la izquierda perversa. Otros gobiernos y la prensa en general, y destaco la del país donde resido, Estados Unidos, ven con mucha preocupación un posible derribo de la democracia en Colombia, pues podría afectar a otros países del área. Copio a continuación algunos titulares de las últimas 24 horas, es decir, del martes 11 de Mayo:

NBC News: ¨Es probable que las protestas en Colombia continúen mientras se prevé un aumento de los casos de Covid-19. El país andino lleva dos semanas sumido en manifestaciones mortales. La primera reunión entre los líderes de las protestas y Duque terminó sin acuerdo¨.

The New York Times: «La policía colombiana responde a las protestas con balas, y el número de muertos aumenta. En este análisis, verás porqué la gente se está manifestando, así como porqué los expertos dicen que estas protestas podrían «presagiar disturbios en toda América Latina».

ABC News: ¨Las sangrientas protestas en Colombia dejan al menos 26 muertos

Las protestas estallaron el 28 de abril para denunciar la reforma fiscal propuesta por el presidente¨.

No es sencillo pedirle, sin argumentos muy claros y objetivos, a un presidente que entregue el poder. Y menos sencillo es para el presidente tomar semejante decisión. Eso implica aceptar una derrota, o quizás, por el contrario, tener muchos pantalones, mucha dignidad y, mirar con lupa la Constitución para ver cómo y quién asumiría el mando y qué implicaciones tendría. A ese grado de presión, ya la entereza del mandatario, sus criterios, su dignidad, están fuera de juego, lo que importa es el futuro de una nación y que no se pierdan más vidas humanas, lo que hace más responsable todavía al presidente.

¨Señor Presidente Duque: No se vislumbran acuerdos con los organizadores del paro, quienes no sé si sean los mismos que convocan a la violencia. Usted retiró su propuesta pero ¨el papayazo¨ ya estaba dado. Sus asesores le dirán lo que ellos creen o piensan, pero es su conciencia la que le debe dirigir hacia una solución válida. Que beneficie al país y no a usted ni a unos pocos. Estoy de acuerdo con usted en que a los vándalos sin conciencia hay que detenerlos, pero no con balas que cobran muchas veces vidas inocentes. Si la situación se le ha salido de las manos, como parece, y su conciencia le indica que debe dejar el poder, entonces hágalo¨.  ¡Renuncie Presidente! y deje la solución en manos de otros.