28 de marzo de 2024

¿Maestros para que?  

16 de mayo de 2021
Por Celmira Toro Martínez
Por Celmira Toro Martínez
16 de mayo de 2021

Cuando la profesión Docente se ha deteriorado tanto, cuando hoy el Maestro, el Educador tiene un estatus cada vez más ignorado; vale la pena preguntarnos, ¿Maestros para qué?

¿Para que sean los responsables de una educación que no es el propósito del gobierno, ni constituye una política de estado, que no tiene cimientos constitucionales que la defiendan, la protejan, la impulsen?

¿Para que tengan sobre sus hombros el peso de una educación que no forma parte de la prioridad nacional, que su representante en el Ministerio, es un objeto político, un comodín que impone sus fallidos conceptos de educación, de democracia, de ciencia y se inaugura como académico a través de leyes y de propuestas que lo único que han hecho es quitarle piso a lo que alguna vez pudo ser un cambio transformador de nuestra educación?

¿Maestros para que tengan que cumplir la misión primera de educar, de formar en la solidaridad, el respeto, la dignidad, el decoro, la puntualidad, el servicio, la honestidad, la responsabilidad, la higiene y el orden; el compromiso y la corresponsabilidad, que muchos de los padres y madres de ahora han dejado en manos de terceros y han abandonado sin medida?.

¿Para organizar el caos de una familia disfuncional, silenciada en ausencias, encerrada en mutismos, sin un norte que garantice la llegada a un puerto seguro? ¿Maestros para enderezar el camino de un país enmarañado y perdido en corrupción, en deshonestidad?

¿Maestros para reconocer que las luchas ideológicas se quedaron en arengas de paros, detenidas en la garganta: gritos de justicia que denuncian la mermelada con la que se endulza la vida de pocos a costa de la miseria y la exclusión de muchos, gritos que no se escuchan, que se pierden y se quedan sin voz cuando la realidad que vivimos nos acaba?

¿Maestros para que, por Dios?, si es que ya no hay a quien educar, ni quien eduque: Los viejos porque se silenciaron cansados de no ser escuchados,ocultos por obligación, en sus años, en sus dolencias, casi ajenos e invisibles y los jóvenes porque muchos carecen de esa mística que compromete el alma y la vida de un verdadero Maestro

El país anda anestesiado en protestas sin eco ante un gobierno tirano y soberbio, frente a una realidad abrumadora que no tiene solución porque las bases de nuestra democracia, la dignidad nacional está en manos de unos pocos delincuentes de cuello blanco, respaldados por la ley y los entes de control estatal, que ellos mismos posicionaron en una macabra componenda política sin control ni justicia.

La generación que podría ser el relevo de esta crisis que nos agobia, vive encerrada en su mundo: distantes, oscuros, silenciosos, callados, absortos en recibir y enviar múltiples mensajes a seres que ni siquiera conocen, ni saben dónde están, ni cómo viven.

En fin …….¿Maestros para qué?

Da pesar que hoy miles de Maestros del país estén en esta lucha incierta, es como un artesano sin telar, un relojero sin reloj, un labriego sin labranza, esperanzados solo en su alma buena de Maestro; porque quien elige ser Maestro es un ser de grandeza, es una misión que ennoblece, que trasciende.

Va a llegar el momento en que el Maestro será reemplazado por un sofisticado implemento multimedia, allí encontraran todo el conocimiento, quizá la ciencia, y entonces ya no habrá quien enseñe  a multiplicar, ni a sumar, tampoco  a leer y menos a escribir, a pensar, a discernir, a objetar y proponer; ya no se necesitarán maestros que muestren la belleza de un amanecer en un poema ni la majestuosidad de una atardecer en una obra de arte.

Eso sí…. Cuando se necesite quien enseñe lo imprescindible del diario vivir, la esencia de las pequeñas cosas, la hidalguía, la dignidad, el buen comportamiento, el amor por la patria, por la casa, la familia y los hijos; cuando se necesite quien haga nido en el corazón con su palabra, su alma, su ejemplo y sapiencia, ahí sí, se necesitará un Maestro, los mismos que están hoy en la lucha por mejorar las condiciones de sus estudiantes, de su país, de su misma profesión y recordarán a sus Maestros , los que aún están en la lucha y aquellos ausentes: los viejos maestros pensionados olvidados de todo y de todos y entonces quedarà este país desolado de aulas, de ecos de Maestros, de huellas de Maestro y saldrán a buscar un Maestro, un verdadero Maestro y entonces allí surgirá como un milagro el corazón generoso y sabio de nuestros Educadores: Maestros inmensos y valiosos, con su fuerza sin fin que llega al cielo.