28 de marzo de 2024

Reforma que no es reforma

12 de abril de 2021
Por Alberto Zuluaga Trujillo
Por Alberto Zuluaga Trujillo
12 de abril de 2021

En su particular estilo de gobierno el presidente Duque presentará al Congreso una reforma tributaria que no es reforma. ¡Cómo así! Si, haciendo mil piruetas tratando de convencer que, lo que va a hacer no es lo que es, el mandatario de los colombianos una vez más y por tercera vez, presenta otra Reforma Tributaria que para él, y solamente para él, no es reforma tributaria. La primera la llamó “Ley de Financiamiento”, la segunda “Ley de Crecimiento” y la tercera a presentar “Financiación de la Pandemia” o “Reforma Social Estructural”. Todos estos nombres corresponden a un claro eufemismo que, según el diccionario de la RAE, es una manifestación suave y decorosa de una idea cuya recta y franca expresión sería dura y malsonante. Dicho de otra manera es una información errónea y engañosa para esconderle al pueblo la realidad de lo que pretende. A estas expresiones lingüísticas nos ha querido llevar el Centro Democrático desde los inicios de sus gobiernos, al llamar “falsos positivos” las ejecuciones fuera de combate,   “homicidios colectivos” a las masacres, la compra del voto “estímulo al elector”, la astucia  y el engaño “habilidades”, el desconocimiento de los  fallos judiciales “simples discrepancias” y el soborno “un cumplidito”. Temeroso de llamar las cosas por su verdadero nombre hace más difícil su aceptación  al decir hoy una cosa y, dependiendo de las reacciones causadas, al siguiente día se contradice. En esta nueva reforma inicialmente propuso ampliar el IVA a bienes como el Café, azúcar, sal y chocolate, del 5 al 19 por ciento debiendo echar para atrás ante las reacciones en cadena. Se propone aumentar el impuesto a los dividendos y revivir el confiscador impuesto  al patrimonio. Si bien entendemos que el endeudamiento del país se disparó por efectos de la pandemia, no es menos cierto que la clase media igualmente se ha empobrecido por la misma razon. ¿Por qué una vez más caerle a los mismos sobre cuyos hombros descansan las finanzas del Estado? ¿Por qué no eliminar las exenciones a los grandes empresarios? ¿Por qué no acabar con tanto subsidio hoy injustificado? ¿Por qué poner a tributar más a los medianos pensionados en igualdad de condiciones a los que gozan de  las megapensiones?  ¿Y la Banca? ¿No es acaso la usufructuaria de la pandemia? ¿Si el salario mínimo fue reajustado en un 3 por ciento, por qué Duque reajustó en un 5.12 por ciento el de los congresistas, permitiendo que en plena pandemia cobren 14 millones por gastos de representación no causados? Si lo que se pretende es recaudar 25 billones para normalizar las finanzas nacionales, cómo Duque habla de comprar unos aviones de guerra por un poco más de la mitad de esa suma? ¿Que se requieren para defendernos de Venezuela? ¿Y a nosotros quién nos defiende de un gobierno alcabalero que como este ha manejado a su capricho miles de miles de billones dentro de la declaratoria de la Emergencia Económica? ¿Acaso un Congreso de bolsillo comprado vergonzosamente con un sueldo 38 veces más alto que el salario mínimo está en capacidad de fiscalizarlo? Igual sucede con los entes de control y las Cortes cuyo salario va de la mano con el de los congresistas. Si el Estado se ve en calzas prietas para cumplir con sus obligaciones, el ciudadano de a pie, aquél que gana $908.526 pesos difícilmente sobrevive. Por eso y mucho más, es que Petro está a la vuelta de la esquina.

Alberto Zuluaga Trujillo                                                                    [email protected]