19 de abril de 2024

Encaramados en la tercera ola

24 de abril de 2021

Octavio Hernández Jiménez 

Los principales motivos por los que, desde finales de marzo de 2021, se temiera el peor repunte del virus covid-19, en Colombia, era el relajamiento en el comportamiento social,  con más de 2.200 fiestas clandestinas intervenidas, conciertos con artistas presenciales clausurados y el incremento del turismo para la semana santa.  Esto llevó a que, en la semana de Pascua, en Colombia, los casos de contagio subieran de 3.000 y 4.000 casos diarios, a más de 10.000, con tendencia al aumento. A pesar del panorama siniestro, había personas que no reconocían la gravedad de lo que se estaba padeciendo.  

Por decreto presidencial, las ciudades con un 85% de UCI ocupadas debían adoptar toques de queda entre las 6 p.m. y las 5 a.m. Las ciudades con UCI ocupadas entre un 80% y un 85% tendrían toque de queda entre las 8 p.m. y las 5 a.m. Entre el  70% y el 79%, tendrían un toque de queda entre las 10 p.m. y las 5 a.m. Entre el 50% y el 69%, tendrían toque de queda entre media noche y las 5 a.m.     

Mientras se buscaba contener el virus, en las ciudades, este era el panorama de  contagios del virus, en los municipios caldenses: Los diez municipios con menor tasa de mortalidad eran: La Merced: tasa de mortalidad: 0; total de fallecidos: 0. Salamina: tasa: 0,161; muertos: 6. Samaná: 0,193; muertos: 5. Filadelfia: tasa: 0,202; muertos: 5. Risaralda: tasa: 0,202; muertos: 4.  Aranzazu: tasa: 0,21; muertos: 7. Aguadas: tasa: 0,237; muertos: 7. Marulanda: tasa: 0,251; muertos: 1. Manzanares: tasa: 0,27; muertos: 7. Belalcázar: tasa: 0,283; muertos:5.  

Los diez municipios caldenses con mayor tasa de mortalidad eran: La Dorada: 1.497; muertos: 132. Viterbo: tasa: 0,885; muertos: 19. Anserma: tasa: 0,867; muertos: 51. Chinchiná: tasa: 0,834; muertos: 61. Marquetalia: tasa: 0,790; muertos: 14.  Manizales: tasa: 0,729; muertos: 476. Villamaría: 0,725; muertos: 58. Norcasia: tasa: 0,679; muertos: 5. Palestina: tasa: 0,674; muertos: 17. Supía: tasa: 0,626; muertos: 26 (Datos de la Territorial de Salud de Caldas, 5 de abril de 2021, p.4).       

Desde la ola de  diciembre-enero, se repetía lo que eran alerta roja, anaranjada,  amarilla y verde. Alerta roja: 80% y más. Alerta naranja: del 65 al 79,9%. Alerta amarilla: del 55% al 64,9%. Alerta verde: hasta el 54,9%.     

En la Pascua de 2021, varios pueblos lograron permanecer quietos en cuanto a los contagios que causaban espanto, como La Merced y San José. A esto se agregaba que había poblados en donde, en cualquier noche entresemana,  parecía que hubiesen decretado toque de queda pues no se veía ni un ánima por las calles.   

El centro-sur de Caldas, (Manizales, Villamaría, Neira, Chinchiná y Palestina), pasó de un 36% de UCI ocupadas el 23 de marzo a un 90%, el 7 de abril. En ese  lapso se duplicó la covid en Caldas al pasar de 858 a 1.700 casos activos (Óscar V. Mejía, 9 de abril de 2021, p.5).   

 Sin embargo, por el decreto 130 del 8 de abril de 2021, el gobernador de Caldas  reajustó las decisiones a los alcaldes, al hacer algunas precisiones: Manizales, Villamaría, Neira, Chinchiná y Palestina, quedaron con toque de queda desde las 10:00 pm, del viernes 9 de abril hasta las 5:00 am, del lunes 12 de abril, con las siguientes excepciones: Podían circular las personas encargadas del abastecimiento en productos de primera necesidad, en plazas de mercado, bodegas, supermercados, tiendas; se podía asistir a la vacunación y,   podían asistir a los lugares de trabajo: el  personal encargado de atender a niños,  ancianos y discapacitados; los servicios de emergencias, de cadena de producción de alimentos, salud, medicamentos, limpieza; transporte de insumos de primera necesidad; actividades de servidores públicos y contratistas del estado.  

 El gobernador exhortó a los alcaldes del resto del departamento a tomar medidas en la lucha contra el covid-19. El alcalde de Anserma (Cds.), decretó el toque de queda desde el  miércoles 7 hasta el 19 de abril, entre las 6:00 pm y las 5:00 am. No regiría el pico y cédula. 

 El lunes 5 de abril de 2021, en Manizales, el 86% de las UCI estaban ocupadas, y el jueves 8 de abril, la ocupación de UCI  ascendió a un 93,7% lo que significaba que, de 292 camas estaban ocupadas 241, con 52 disponibles. La médica María Cristina Floríán, coordinadora de la UCI Covid del Hospital Departamental Santa Sofía hizo esta advertencia: “Llega gente más joven. Ya no tenemos los pacientes tan ancianos que teníamos durante la primera ola. En una proporción mayor ahora están llegando pacientes entre los 40 y los 65 años”. 

 El microbiólogo Sebastián Hernández B. amplió el anterior punto de vista y, al comprobar que la tercera ola estaba en crecimiento, lanzó este pronóstico: “Veremos pacientes de 35 años, 50 años, con ventilación mecánica. Pensábamos que lo peor había sido en diciembre pero, en estos próximos tres o cuatro meses, veremos lo peor de la pandemia” (B. Eugenia Giraldo, 6 de abril de 2021, p.5).  

 Entre el 18 de febrero y el 1 de abril de 2021, el Ministerio de Salud  entregó a Caldas, 82.488 vacunas que fueron distribuidas en los 27 municipios. A 6 de abril, en los hospitales del departamento habían aplicado 54.727 dosis. 

 Primeras dosis de vacunas, en Caldas, entre el 18 de febrero y el 1 de abril de 2021: Manizales: 36.669 entregadas y 32.261 aplicadas. La Dorada: 5.228 entregadas y 3.670 aplicadas. Chinchiná: 4.302 entregadas y 2.030 aplicadas. Riosucio: 3.209 entregadas y 2.483 aplicadas. Villamaría: 2.584 entregadas y 1.540 aplicadas. Anserma: 2.342 entregadas y 1.439 aplicadas. Supía: 1.667 entregadas y 951 aplicadas. Salamina: 1.641 entregadas y 948 aplicadas. Neira: 1.684 entregadas y  870 aplicadas. Aguadas: 1.495 entregadas y 877 aplicadas. Pensilvania: 1.475 entregadas y 782 aplicadas. Pácora: 1.251 entregadas y 841 aplicadas. Manzanares: 1.198 entregadas y 814 aplicadas. Samaná: 1.167 entregadas y 606 aplicadas. Viterbo: 1.122 entregadas y 692 aplicadas. Aranzazu: 951 entregadas y 591 aplicadas. Palestina: 860 entregadas y 465 aplicadas. Marquetalia: 860 entregadas y  462 aplicadas. Risaralda: 724 entregadas y 360 aplicadas. Filadelfia: 671 entregadas y 425 aplicadas. Victoria: 655 entregadas y 353 aplicadas.  Belalcázar: 637 entregadas y 365 aplicadas. La Merced: 554 entregadas y  306 aplicadas. Norcasia: 445 entregadas y 229 aplicadas. San José: 418 entregadas  y 179 aplicadas. Marmato: 449 entregadas y 241 aplicadas. Marulanda: 407 entregadas y 147 aplicadas. (Óscar V. Mejía, 7 de abril de 2021, p.5) 

  Al comienzo de abril, el gobernador de Caldas aspiraba a  que, en agosto de 2021, se hubiesen vacunado 300.000 del millón de caldenses que habitaban en los 27 municipios, incluida la capital del departamento. Se trataba de un número muy bajo pues la inmunidad de rebaño se alcanza después de un 75% de la vacunación total o sea que, en este departamento, la inmunización se lograría después de haber vacunado 750 mil caldenses.  El axioma básico seguía siendo: Nadie estará a salvo hasta cuando todos estemos salvos. 

 El 7 de abril de 2021, Manizales tenía 4 centros  hospitalarios con las UCI ocupadas al 100%: Clínica de la Presentación: UCI; instaladas: 10; ocupación 10. Hospital Santa Sofía: UCI 74; ocupación: 74. Hospital San Isidro: UCI: 6. ocupación: 6.  Zensa Médica: UCI: 6; ocupación: 6.  Clínica Avidanti: UCI: 47; ocupación: 45. Clínica San Marcel: UCI: 22; ocupación: 21.  Clínica Versalles: UCI: 27; ocupación: 24. Hospital S.E.S. de Caldas: UCI: 40;  ocupación: 33. Oncólogos de Occidente: UCI: 9; ocupación: 7. Clínica Aman: Uci: 7; ocupación: 5. Total de ocupación de UCI, en Manizales,  93%. UCI disponibles: 17. 

 El miércoles 7, de abril, el 87,10% de las UCI, para adultos, en Manizales, estaba ocupado.  El jueves 8, el 93,17% estaba ocupado; el viernes 9, el 90,32%, y el sábado 10, el 94,76%.  No todo se debía a la enfermedad del covid. En la semana santa hubo un día en el que, en Caldas, hubo 17 accidentes de tránsito debidos, muchos de ellos, a la indisciplina social, en una temporada tan crítica como era la que estábamos pasando.    

 La letalidad cundía por todos los países. En América Latina, la tasa de mortalidad por cada 100.000 habitantes era, en este orden: 1- Perú, 168,74. 2- Brasil, 164,71. 3- México: 163,36. 4- Panamá, 147,29. 5- Colombia, 130,95. 6- Argentina, 128,38. 7- Chile, 128,03. 8- Bolivia, 109,33. 9- Ecuador, 100,18.  

 Sin quererlo, Colombia resultó encaramada en la tercera ola. El 8 de abril de 2021, superó los 65.000 fallecidos históricos; 247 muertos en un día, y 12.464 contagiados en esa fecha. En la primera semana de abril, hubo 1.513 muertes por covid-19 y 98.168 infectados. Con ese número se ajustaban 2,5 millones de contagiados. Entre la segunda ola, con su altura máxima a mediados de enero de 2021, y la tercera ola que comenzó el 21 de marzo, se presentó una meseta de apenas 21 días, para luego empezar el acelerado ascenso en el que íbamos montados durante el mes de abril. 4.659 personas en UCI por covid-19, el doble de las 2.238 que, hacía exactamente un mes, estaban en estado crítico, en las UCI del país. Se avecinaba un tsunami.    

 Dentro de los centros hospitalarios se vivía un drama del que pocos ciudadanos, en la calle, tenían noticia. Ese panorama general se sintetizaba en la palabra soledad.  

 El personal médico para controlar los trastornos sicológicos y mentales de los pacientes hospitalizados, por covid-19, ha sido primordial. La tercera ola del coronavirus no era la ocasión más oportuna para que el cuerpo de salud entrara a un cubículo, saludara en forma impersonal, controlara las cánulas, mirara a los lados y saliera con toda tranquilidad. Toda enfermedad es un camino difícil para recorrer uno solo. En días de pandemia, conversé con una enfermera que, fuera de sus deberes en el lugar de trabajo,  sacaba unos minutos para entrar a salas en donde sobrevivían pacientes, en medio del desespero; de pies, al lado de un enfermo o enferma, le tomaba las manos mientras, en voz baja, entonaba una canción como si fuera una nana de cuna, antes de continuar su recorrido. De esta forma, mitigaba en los pacientes el miedo a lo desconocido. La soledad huye ante una amable compañía. En esta peste, había enfermeras, médicos y sacerdotes hospitalarios que se convertían en miembros de una familia espiritual alrededor de muchos pacientes abandonados ante la muerte.  

 La comunicación con enfermos y solitarios ha sido vital desde tiempos bíblicos. En los hospitales, la soledad aqueja a ancianos, niños y jóvenes. Y no solo en esos sitios.  En los ancianatos, lo más delicado, dijo Sergio Chamy, protagonista de la película chilena “El Agente Topo”, es la soledad. El actor ingresó, por un tiempo, a un hogar de ancianos y comprobó que, aunque bien cuidados, se sentían demasiado solos. “Aún no me cabe en la cabeza cómo puede haber familias que van a dejar los abuelos en un hogar y los abandonan. Es una triste realidad”. Hay familias que carecen de tiempo para visitar a quienes abandonaron, en esos sitios. Es inconcebible tomar a los viejos y enfermos como estorbos. Diana Pardo dijo que el abandono y la negligencia con los adultos mayores son formas de violencia. La sociedad asistía, en la interminable pandemia, al reino apabullante y desastroso de la soledad. 

 “Fugacidad de lo terreno: Todo es de polvo, soledad y ausencia./ Todo es de niebla, oscuridad y miedo./ Todo es de aire, balanceo inútil, sobre la tierra.// Manos vacías que acarician viento,/ ojos que miran sin saberse ciegos,/ pies que caminan sobre el mismo trecho, Siempre de nuevo.// Vemos sin ver y en la tiniebla estamos./ Somos y somos lo que no sabemos./ Hay en nosotros de la llama viva/ sólo un reflejo.//Caen los días en otoño eterno./ Pasan las cosas entre sueño y sueño./ Llega la noche de la muerte. Y calla nuestro silencio”. Clara Janés Nadal, España, 1940).