28 de marzo de 2024

La leche derramada

30 de marzo de 2021
Por Hernando Arango Monedero
Por Hernando Arango Monedero
30 de marzo de 2021

Definitivamente los colombianos hemos sido construidos con materiales diferentes al resto de los mortales. Si! Definitivamente pensamos y actuamos de una forma tal que el entendimiento entre nosotros es imposible. Así, cuando se realiza una propuesta para dar solución a cualquier asunto de interés general, unos pocos hacen la propuesta y, cual si fuera una obligación, el resto de colombianos participamos opinando en contra de los sugerido o haciéndole modificaciones y presentando cositas para que el todo llegue a complicarse tanto como que, finalmente, se olvide lo que la solución inicial pretendía.

Pero, no contentos con realizar este ejercicio de crearle problemas a las soluciones, corremos a alinearnos, cual seguidores de un dogma o una religión, atrás de cualquier redentor que ice una bandera y establezca la causa como si se tratara de una secta, fuera de la cual no hay salvación ni posible redención.

De allí, para tener un ejemplo, vemos de qué manera hemos padecido el famoso Acuerdo de Paz en el que nos metió el señor Santos, aún contra la voluntad de la mayoría de los habitantes del país. Ya, metidos en el problema y, luego de haberle montado todo tipo de salvaguardas al tal Acuerdo, con el que fuimos burlados por Santos y por el mismo Congreso, parece que nos hemos dedicado a soñar con que puede darse marcha atrás y, llorando sobre la leche derramada, aspiramos a que se produzca un milagro, milagro que no será. De eso tenemos que convencernos y más bien dedicar nuestros esfuerzos a buscar que lo establecido en el Acuerdo se cumpla, así sea doloroso y vaya contra el dogma que creemos nos acompaña en el proceso.

Y allí estamos. La JEP tartamudeando en los procesos que se adelantan, cuando se les puede urgir sin insultarlos. Se les puede pedir celeridad en asuntos relacionados con los secuestros. También en lo tocante con el reclutamiento de menores. Se les puede exigir resultados frente a los ultrajes sexuales de que fueron víctimas tantos y tantas. En fin, mucho es lo que es posible pedir a la JEP para que los resultados de sus actuaciones sean tangibles para las víctimas, más pesando en ellas que en los victimarios, sin olvidar que una mirada sobre ellos no sobra, dadas las elementales sanciones a las que se les someterán en caso de que acepten sus culpas, culpas en las que se ha avanzado tan poco que, todos, hasta los partidarios serios del Acuerdo, ya reclaman.

Todo lo anterior, mirando más la acción de la JEP como una oportunidad que se nos da a los colombianos de encontrarnos en la Justicia, y no haciendo de la Justicia un medio de retaliación, ya que, de así tomarlo, lo que estaremos sembrando son las semillas de un nuevo y más penoso conflicto, del que ya vemos las orejas en las manifestaciones de los que, habiendo participado en el diseño del Acuerdo, se sienten burlados.

Hagamos el esfuerzo y pongámonos de acuerdo en que, el Acuerdo ese, es una realidad de la que hay que obtener el mayor provecho para Colombia.

Manizales, marzo 25 del Segundo Año de la Peste.