28 de marzo de 2024

Marx y el condicionamiento humano

*Escenógrafa colombiana residente en Buenos Aires, Argentina, graduada en la Universidad de Palermo como Diseñadora de Espectáculos
21 de febrero de 2021
Por Vanessa Lya Giraldo Orozco*
Por Vanessa Lya Giraldo Orozco*
*Escenógrafa colombiana residente en Buenos Aires, Argentina, graduada en la Universidad de Palermo como Diseñadora de Espectáculos
21 de febrero de 2021

El libre albedrío, la autodeterminación, la libertad e independencia que permitan la aparición de un ser original, dotada de individualidad e independencia puede considerarse una utopía más. El ser humano está recibiendo información, a través de los cinco sentidos, encargada de inducir modos de ser, de vestirse, de comer, etc. La parte externa está determinada por el ejemplo, la herencia y experiencia del medio. Así mismo es el efecto en la parte subjetiva y la forma como nos es transmitida. Continuamente somos bombardeados por los medios de comunicación, Internet, libros y el ejemplo de los mayores y relacionados.

El pensamiento se va formando con la manera de pensar del medio y, generalmente ésta responde a unos intereses superiores humanos, predeterminados. La ideología política, cultural, religiosa y moral nos va llegando muy sutilmente a medida que crecemos y nos desarrollamos como personas. Esa es la estructuración de la personalidad, nuestra capacidad intelectual nos abre al discernimiento enfrentándonos, muchas veces con el medio circundante.

Con el fracaso del proceso humanístico hay una ruptura en el pensamiento de Marx. La razón, la libertad y la fraternidad se dejan de lado, ya no son valederas, es ahí cuando se empieza a descubrir una visión antropocéntrica, esto permite al hombre liberarse del encasillamiento eclesiástico y cultural para llegar a una “mayoría de edad” donde finalmente   es capaz de mirar el mundo autónomamente.

Ahora el hombre no es el principio de todo, convertido en el producto, resultado de múltiples determinaciones y de relaciones históricas específicas. Es decir, el individuo nace bajo unas condiciones que ya están dadas de antemano y que lo canalizan hasta lograr producir ese algo que encaje, adecuadamente, para el desarrollo de la sociedad, nada en ella es puro, ni por naturaleza,

Marx propone el estructuralismo, donde ya no hay que prestarle atención al individuo, lo que es realmente importante son las formaciones, las relaciones y las estructuras que lo atraviesan. Marx comienza a hablar de un sistema capitalista y de su funcionamiento, de cómo el hombre, su pensamiento y su comportamiento son producto del sistema.

Gramsci retoma lo dicho por Marx y se da cuenta de cómo esto funciona perfectamente, el sistema a través de relaciones que involucran a los individuos, busca la creación de un hombre eficiente y amaestrado. Esto no es producto de ese único momento histórico, como Marx lo explica, no hay nada que se dé individualmente, es el producto de relaciones históricas particulares y de múltiples determinaciones.

Así es como la producción de trabajadores felices se convierte en el método para lograr disciplinar y alcanzar una mayor producción. El fin último es un individuo que produzca y se reproduzca día a día, un hombre que no piense, que solamente sea capaz de trabajar. Este gorila amaestrado es el principio de un sistema donde no solo él es participe, una mujer feliz y unos hijos felices son potenciales trabajadores felices.

La fábrica se convierte en un modelo de toda la sociedad a menor escala, y dependiendo de la adaptación psicológica del trabajador, se da también el tipo de producción, este es un prototipo que se pretende seguir semana tras semana, sin detenerse.

Louis Althusser habla, precisamente, de la importancia que tiene la reproducción en el modelo capitalista, es necesario reproducir las fuerzas productivas; los medios de producción como las materias primas y la fuerza de trabajo dándole el medio material para subsistir: el salario y las relaciones de producción existentes que recaen precisamente en la ideología.

Para lograr esta reproducción de la fuerza productiva, y de las relaciones de producción existentes, hay dos fuerzas indispensables que son: la coerción de la que se encargan los policías casi que, en una labor represora, y la persuasión, realizada por los aparatos ideológicos del estado como la iglesia o las instituciones educativas (colegio y universidad). Esta última es fundamental en el proceso de reproducción del sistema ya que al haber una ideología se logra lo perpetuación del sistema, su reproducción sin ninguna interrupción. Este proceso de “ideologización”, iniciado desde que nacemos, completamente inconsciente, lleva a la configuración de una cultura, empezando por la creación de códigos conducentes a una manera de pensar y de actuar capaz de mantenerse a través del tiempo, convirtiéndonos en sujetos que pertenecen a un grupo, y nos proporciona una identidad.

Los aparatos ideológicos del estado poseen una materialidad, constituida en sí misma por las instituciones que nos interpelan, que intervienen en nosotros y que es indiscutible que influyen y determinan nuestros actos sociales. En este breve escrito me he referido a tres pensadores, Marx, Gramsci y Althusser, para explicar cómo definitivamente existe una producción social del hombre que es la teoría inicial de Marx, llevada por Gramsci y Althusser a diferentes momentos históricos, materializando esto con ejemplos específicos.

Complementando lo anteriormente mencionado es de importancia vital mencionar que los estudios socioculturales buscan hacer un seguimiento al origen y desarrollo de la sociedad, para eso es imprescindible la comprensión de la cultura y, del surgimiento de ella, la identificación de los elementos que la conforman, de sus relaciones y sus dispositivos de poder. Los pensadores mencionados hablan precisamente de la aparición de un modelo y cómo él logró extenderse e imponerse, convirtiéndose en un todo. Es eso lo que los estudios socioculturales hacen: analizan un todo, sin fijarse en seres individuales, analizar situaciones concretas y diagnostican tendencias hasta llegar a identificar problemáticas y proponer soluciones.

Vanessa Lya Giraldo Orozco

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