28 de marzo de 2024

La nueva realidad

4 de febrero de 2021
Por Juan Alvaro Montoya
Por Juan Alvaro Montoya
4 de febrero de 2021

Hablar de covid no es ninguna noticia. Desde los primeros rayos del sol hasta la profundidad de la noche, nuestro contexto actual transcurre en medio de una pseudo realidad que se ve matizada constantemente por las noticias que giran en torno al virus. Expresiones como epidemiología, contagio, velocidad de transmisión, picos, aislamientos y cuarentenas, dejaron de ser expresiones propias de científicos de bata blanca se convirtieron en parte de la jerga diaria al punto que pareciera no existir más en que pensar. No se habla de otra cosa. Definitivamente la pandemia es una maldición por partida doble.

Con todo, existen algunos aspectos sobre los cuales se discute poco pero que nos impactarán con mayor profundidad que la enfermedad misma. Durante los próximos años nos enfrentaremos a una nueva realidad que implicará modificar nuestros hábitos de trabajo, estudio, compras, descanso, entrenamiento, cultura y, ante todo, de nuestra forma de vida. Discurrir sobre cada una de estas particularidades requiere un análisis de contexto que no es posible condensar en este espacio, sin embargo, algunos de ellos merecen ser considerados.

El modelo académico que conocimos desaparecerá por completo. Atrás han quedado las clases magistrales, los talleres grupales, los esperados momentos con los amigos y la agitada vida universitaria. La pandemia congeló por completo multimillonarias inversiones en infraestructura previstas por las instituciones de educación superior y se trasladaron a los servicios en la nube proveídos conglomerados tecnológicos. Ahora prima la monotonía del internet, la frialdad de la pantalla, los intercambios digitales y la flexibilidad de conectarse desde cualquier parte para titularse. La alternancia actual ira cediendo espacio al modelo virtual hasta que éste se convierta en la regla y no la excepción.

El sistema de compras y ventas tradicional ya venía cambiando, pero la pandemia lo aceleró. Durante los últimos doce meses el tráfico del comercio electrónico prácticamente se ha duplicado y el uso de internet se extendió a las compras de artículos de primera necesidad como alimentos, medicinas y servicios básicos. Este nuevo modelo también transformará nuestros hábitos de consumo. Las ocupaciones digitales incrementarán el consumo de gadgets que facilitan las tareas diarias, pero debilitará el mercado de artículos de lujo como vestuario formal, joyas o perfumería. Estos sectores necesariamente percibirán un gradual declive sostenido en sus líneas tradicionales y se verán obligados a fomentar productos alternativos para clientes más casuales.

El entorno laboral nunca volverá a ser el mismo. Los enormes edificios de oficinas tal vez desparecerán para siempre.  Los salones atiborrados de escritorios, los pasillos con colaboradores que corren de un lado a otro persiguiendo un futuro que es esquivo o los restaurantes que dependían de la visita diaria de estos comensales, estarán condenados a extinguirse por completo. Este será un fenómeno global que impactará negativamente el sector inmobiliario comercial que verá sangrar sus bolsillos en los días por venir. Pero el remesón no solo lo sentirá la economía. La calidad del ambiente de los teletrabajadores se verá afectada por una mayor extensión de su jornada de trabajo que ha sido demostrada por un 57% de los empleados que laboran más de 8 horas y mezclan de manera enfermiza sus entornos ocasionando un aumento en los niveles de estrés lo cual deviene, irremisiblemente, en colaboradores que ven lesionada su salud mental.

Hay quienes destacan el surgimiento de nuevas posibilidades a través de la extrema virtualización reinante. Esto será cierto para muchos, pero no para la mayoría. Para alcanzar la cresta de la ola se requiere una mejor preparación de nuestros jóvenes, replantear el modelo educativo para adecuar el pénsum a la realidad del siglo XXI, propiciar la inserción laboral y el fomento al empresariado, la promoción de ecosistemas sanos, el acompañamiento de las autoridades para permitir que estas actividades se ejecuten en entornos adecuados y ante todo tomar conciencia que el mundo cambió, que ahora experimentamos una metamorfosis asombrosa y que es nuestro deber desaprender lo que antes fue y adaptarlo a la nueva realidad.

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