28 de marzo de 2024

Después de la tempestad, viene la calma.

10 de enero de 2021
Por Eduardo Aristizábal P.
Por Eduardo Aristizábal P.
10 de enero de 2021

Las emociones para Aristóteles son facultades emotivas en los seres humanos, que pueden llegar a generar susceptibilidad y causar en algún momento, que se cambien los juicios y se generen otro tipo de impresiones; están acompañadas de placer y dolor, dependiendo de los estados de ánimo con los que se cuente, en el momento de sentir alguna emoción.

Las más comunes en todos sus escritos son la ira y la calma, el amor y el odio. el temor y la confianza, la vergüenza y la desvergüenza, la compasión y la indignación y por último, la envidia y la emulación. De donde podemos concluir fácilmente que las palabras claves son, dolor, emoción, pasión, placer..

Por nuestra formación, experiencia, sentido común, emociones y muchas veces un pálpito, percibimos, nos damos cuenta que algo va mal o va bien y es importante saber qué es lo que está pasando o puede pasar.

Las emociones cumplen funciones de adaptación al medio que nos rodea con sus respectivos cambios, como en el miedo o la ansiedad. Ante estas emociones, el organismo reacciona preparándose para la acción, activándose para enfrentarse a un peligro o huir del mismo.

El mal humor o la ira se relacionan con la necesidad de superar un obstáculo, nos predispone para reaccionar; la alegría facilita la unión, suma; la tristeza, sin embargo, nos prepara para una retirada o para la búsqueda de ayuda, resta.

Las emociones se adaptan, constituyen un sistema más primitivo biológicamente, que la percepción o los pensamientos, destinado a dar una respuesta rápida para preservar la supervivencia, como el miedo que nos advierte del peligro, el asco que nos aleja de lo putrefacto, de lo tóxico, la compasión como respuesta al dolor de los demás y como excelentemente nos ilustra una de las publicaciones de MundoPsicólogos:

El mal humor nos predispone al ataque,

La tristeza predispone al aislamiento.

La culpa o el remordimiento es un castigo

La alegría aumenta nuestra sensación de eficacia, nos acerca a los demás.

El interés y la curiosidad nos ayudan a explorar.

Las emociones están diseñadas biológicamente para cambiar la relación entre la persona y lo que la rodea. Una vez que volvemos a lograr un estado de bienestar o de seguridad, la emoción cede y se aplaca.

Las emociones no son eternas, tratan de lograr lo positivo.

Las emociones tienen varias funciones; como motivador e informador en el sentido de que queremos evitarlas o lograrlas, o como medios que nos guían hacia un fin.

Las emociones también informan ante diferentes situaciones.

 Asimismo, nuestras emociones y su correspondiente expresión facial y corporal están comunicando a los demás cuáles son nuestras intenciones y cuál va a ser nuestra actuación. Nos comunicamos con todo.

Los psicólogos tienen en cuenta   la relación entre emoción y pensamiento, ya que la primera está íntimamente ligada con el segundo y no se producen cambios emocionales sin que tengan lugar cambios cognitivos.

En la vida diaria, es trascendental   diferenciar entre nuestras distintas emociones y reconocer como propia una emoción determinada, permitir y aceptar su expresión, sabiendo que son señales, que tratan de informarnos.

Los métodos terapéuticos o personales puramente racionales no nos ayudan a solucionar un problema psicológico y comportamental, la razón no se puede colocar por encima de la emoción, hay que ver qué mensaje hay detrás de la experiencia emocional y poder regularla.

Para concluir, repasemos esta página correspondiente al neurólogo Mark Greenberg, que en pocos renglones nos hace un completo recorrido sobre el tema.

“ si me levanto por el mañana preparado para hacer frente al día, afrontaré mis planes con entusiasmo y pensaré positivamente en cómo llevarlos a cabo. Si me levanto deprimido y preocupado, estas emociones me pueden estar indicando que algo no está funcionando bien acerca de cómo conduzco mi vida, o bien que ha sucedido algo en ella que requiere mi atención.

Una vez que he detectado y atendido a la emoción, podré realizar una reflexión sobre mi experiencia o mi vida. Si recibo la señal de que todo está bien, podré pasar a la acción, pero, si percibo la señal de que existe un problema, me daré cuenta de que tengo que crear o descubrir soluciones para esos acontecimientos que me están creando malestar. Por todo ello, nuestras emociones son fundamentales para guiar nuestra acción o para detectar un problema y resolverlo.”

Si los especialistas dicen que sentirse con derecho a las propias emociones nos hace sentir más poderosos y cambiar para bien, la sensación que uno tiene de sí mismo, el mensaje concreto de esta columna es aprender a administrar nuestras emociones, pensando siempre con optimismo y de manera positiva, que como lo anotamos en una de nuestra reciente columna, robustecen el cuerpo y el alma.