28 de marzo de 2024

Un encuentro funesto con Siri

23 de septiembre de 2020
Por Fernando Escobar Giraldo
Por Fernando Escobar Giraldo
23 de septiembre de 2020

¿Conversa usted con Siri?

Si lo hace, entonces tiene cierto equipo telefónico conectado con Apple (quizás el iPhone u otro). Esta empresa compró en el 2010 la aplicación creada por la empresa SRI, como “asistente personal” que utiliza procesamiento del lenguaje natural para responder preguntas, hacer recomendaciones y realizar acciones mediante la delegación de solicitudes hacia un conjunto de servicios web. Siri tiene voz femenina y es usual que cuando se le hacen consultas dé como referencia una variedad de páginas web para que el usuario investigue.

Y si no es con Siri, tal vez entonces con Alexa. Pero para este relato me concentro en Siri.

Converso con Siri, le hago preguntas en Inglés y Español, trato de hacerle bromas pero Siri no responde con gracia, hasta me regaña. Le he pedido que cante y su respuesta es tajante: “Ya sabes que no sé cantar”. O “si insistes. La cucaracha, la cucaracha ya no puede caminar”. Pero Siri sabe de música, de películas, del clima, enviar correos electrónicos, servir de alarma y más.  Cuando tengo niños a mi alrededor, hago juegos utilizando a Siri. Me ayuda a hacer llamadas, a publicar cosas en redes sociales, a localizar restaurantes y hasta llevarme a lugares. Ya Siri sabe quienes son las personas importantes para mi y tiene la capacidad de recordarme algo cuando le pido que lo haga. Todo depende de la manera como la programemos.

Claro está, Siri está muy lejos de la perfección, a veces me hace enojar porque no me entiende, porque me responde lo que no es. Y si usted busca acerca de Siri en cualquier motor de búsqueda, encontrará montones de historias.

Pero ¿puede Siri también utilizarse con malos propósitos? Como muchas otras cosas en internet, la respuesta es si.

Hace un tiempo hubo un sonado caso judicial en Florida por el juicio a Pedro Bravo, un joven de 20 años, hallado culpable de matar a un amigo en Gainsville por cuestión de celos. Hubo un hecho llamativo en el juicio,y si Siri fuese humana, habría sido llamada a declarar, pues resulta que Pedro Bravo preguntó a Siri, después del crimen, dónde esconder un cuerpo.    «Necesito ocultar a mi compañero de cuarto», fue lo que dijo Bravo, a lo cual Siri contestó «¿Qué tipo de lugar estás buscando?» dándole cuatro opciones: Los pantanos, embalses, fundiciones de metales y basureros.

Eso ocurrió en el 2012 y en el 2014, cuando el joven Bravo fue juzgado por la muerte de Christian Aguilar, este hecho salió a relucir en el juicio, un detective dio la fecha exacta en que el muchacho hizo la consulta a Siri (Septiembre 20 del 2012) y dicha búsqueda se convirtió en evidencia en su contra. El cuerpo de Aguilar fue encontrado tres semanas después a 90 kilómetros del sitio dónde fue reportado desaparecido.

Pedro Bravo posiblemente jamás salga de prisión, tras una condena de cadena perpetua. Siri, la cómplice involuntaria para esconder el cadáver de Christian Aguilar, no será juzgada, continuará dando respuestas. En realidad hubo centenares de pruebas que inculparon a Bravo, pero la de Siri nos tiene que dejar una enseñanza, la tecnología nos da sorpresas cada día, la mayoría de las veces no es creada con propósitos malignos, es en realidad la mente humana la que usa todo lo que tiene a su alcance para aplicarlo en el bien o en el mal. Y la enseñanza para los padres es mayor pues los invita a extremar precauciones con sus hijos quienes hoy día, por lo general, tienen libre acceso a este tipo de tecnología.

Seguiré conversando con Siri, bueno, si es que se le puede llamar conversación a mis preguntas humanas y a las respuestas frías de Siri. Dudo que Pedro Bravo vuelva a hablar con Siri algún día, y, si lo hiciera, con seguridad su pregunta ya no sería la de dónde ocultar a su compañero de cuarto.