29 de marzo de 2024

No es Javier, es todo!!!

10 de septiembre de 2020
Por Fernando Giraldo Naranjo
Por Fernando Giraldo Naranjo
10 de septiembre de 2020

Hoy Colombia amanece en un estado de pérdida de confianza hacia la «Policia Nacional», y no es para menos, se volvió parte de nuestra cotidianidad los excesos de abuso policial y el sustento sin piso de sus máximos rangos: «son casos aislados y hechos que no comprometen la integridad de la institución» o simplemente, como diría el ciudadano mamagallista: «se emborrachó la policía».

No!, es una dinámica totalmente inaceptable, en una Institución civil creada para proteger y cuidar a los ciudadanos por la vía de la concertación y no cayendo en recurrencias medievales de maltrato y llegar a niveles de asesinatos premeditados en sucesos que se repiten en varias ciudades del país, y resulta más grave aún, en un «Estado Social de Derecho» en la coyuntura actual.

Hoy Colombia no está indignada, hoy «Colombia está emputada», uniformados que sometieron, agredieron y golpearon al taxista y futuro abogado «Javier Ordóñez» de 46 años, tendrán que responder disciplinaria y penalmente por su muerte. Una ciudadanía que manifiesta un rechazo conductual progresivo y cuestionado de la Institución, siendo lo más complejo de esta sumatoria de abusos la «sensación del ciudadano» al ver un uniformado de la policía. Un estado que hierve la sangre, visibilizado en una furia conjugada con vandalismo hacia los mismos periféricos de la institución y no negociable además. Donde diferentes establecimientos privados y gubernamentales exigen una reforma estructural inmediata.

Urge que los procesos disciplinarios avancen, para que estos responsables de arbitrariedades sean sancionados rápidamente y no se genere una sensación de impunidad. Sin lugar a dudas, la inseguridad va a dispararse, los desórdenes sociales pueden incrementarse; y si, en medio de estas circunstancias, la legitimidad de la Policía va a estar minimizada cuando más necesitamos creerle y respetarla.

La cúpula de esta institución debe irradiar entre sus hombres, un mensaje de «Policía ciudadana» que debe ser amiga de los colombianos que actúan bien, mostrando ante todo un enorme respeto por los derechos humanos. Se debe construir confianza, reconocer los errores y enmendarlos y, sobre todo, a ser la Policía que necesitamos. Si la Policía no se ajusta a una reestructuración profunda, seguirá distanciándose cada vez más de la ciudadanía que empieza a percibirla como una entidad amenazante, dañina, corrupta, y en el peor de los casos como un enemigo.

Insto a una reflexión profunda acerca del funcionamiento, competencias y procesos de formación de este organismo frente a su obligado respeto y protección de los «derechos humanos». No deben olvidar, el respeto se gana y no basta con que el comandante de la Policía salga a decir: «lo siento».
La policía al tablero!!!

Publicista, Mercadólogo y Columnista
CEO CASA EDITORIAL DEL TRANSPORTE
www.mueveteconinteligencia.news