29 de marzo de 2024

La tinta de la vida

2 de junio de 2020
Por Rubén Darío Arcila - Rubencho.
Por Rubén Darío Arcila - Rubencho.
2 de junio de 2020

“Se han combinado una serie de factores para imposibilitarnos, arrebatarnos la libertad a los ancianos – el don más preciado – con una mentira muy camuflada: es que queremos proteger a los abuelitos. Desde el momento en que ese señor dijo “Hay que proteger a los abuelitos”, uno sintió que nos estaba estigmatizando. Esta no es la rebelión de las canas, pero sí corresponde a lo que escribió hace un rato el exministro Rudolf Homes – antiguo ministro de Gaviria – quién sacó una nota diciendo: vamos a montar algún movimiento para que no vuelvan a elegir a estos mocosos que nos desprecian a los viejos. Es un gobierno de mocosos”. Así comenzó Gustavo Álvarez Gardeazábal nuestro último encuentro sacándole punta a cada pregunta: “¿Maestro, y del epitafio en su tumba recién inaugurada se puede anticipar algo?”

“Ya está incluido en la tumba que inauguré a fines del año pasado en el Cementerio-Museo de San Pedro, en Medellín y el epitafio es “Cóndores no entierran todos los días”. Está al lado de la tumba de Tomás Carrasquilla y aledaña a la tumba de Jorge Isaacs. Es decir, el encuentro de los tres narradores costumbristas que hemos logrado obras que con el paso del tiempo se siguen leyendo. Cóndores ya va a cumplir 50 años desde que está en librerías, escuelas, colegios y universidades de este país. Estamos allí reunidos y confío en que no se vaya a torcer mi voluntad por quienes me sobrevivan y me lleven a ese nicho que he dejado allá con una escultura del maestro Vélez Correa”.

Con el gran escritor de Tuluá también se puede, a vuelo de pájaro, hablar de ciclismo. En el tintero conserva la trágica historia de Conrado “Tito” Gallo, la aventuras de “la pulga” Gallego entrando a Medellín, Forero y Beyaert en las primeras vueltas a Colombia. “¿Cómo ve Gardeazábal los retos de esta nueva generación de escarabajos?”

“He tenido mucha fe en Egan Bernal porque además es un fenotipo diferente. En todo sentido es el ciclista con más cabeza que he visto a lo largo de mi existencia. Estaré atento frente al televisor, como lo he estado siempre, para pujar por los colombianos”.

“¿Conoce el fenómeno Higuita…el pequeñín Higuita?”

“¿Sabe dónde me impresionó Higuita? Estaba yo viendo el Tour de California, y cuando arrancaba esa pulguita chiquita, subiendo y bajando, me acordé de “La Pulga” Gallego. Tuve el privilegio de verlo por las montañas californianas (no ganó, quedó segundo) y tengo fe que, si lo llevan por buen camino, va a llegar muy lejos.”

A punto de abrir las alas en una nueva temporada ciclística, nuestros cóndores se preparan para el Tour de la incertidumbre que inspirará ríos de tinta, desde su finca El Porce, en la pluma de este hombre convertido a sus 75 años en un “remanso de paz en el corazón del Valle”. Al maestro con cariño, desde el aire del ciclismo que de monte en monte vuela.