18 de abril de 2024

La soledad.

20 de mayo de 2020
Por Rubén Darío Arcila - Rubencho.
Por Rubén Darío Arcila - Rubencho.
20 de mayo de 2020

Y de pronto, el mundo se volvió pequeño: el horizonte es un balcón.

Soy un caminante. Hoy mis pasos me preguntaron: ¿te tienen secuestrado? Pasarlo en familia paga el rescate hacia una nueva realidad. Otros no la tienen tan fácil. A ellos dedico estas palabras desinfectadas por el gel alcoholizado que exige el protocolo.

Cuántas personas mayores, lejos de sus afectos en un lugar remoto, viven la cuarentena o el toque de queda como un atomizado atolón francés en los mares del sur; conscientes del peso de la edad y de una soledad acentuada ahora por la pandemia.

“La soledad es un pájaro grande multicolor que ya no tiene alas para volar y en cada nuevo intento da más dolor”. “La soledad anida en la garganta para esperar el grito que se arranca con su cantar cuando llega el silencio del desamor”. “La soledad inventa la más bella aparición, remueve los rincones del corazón para quedarse sola la soledad”.

El aire se hace irrespirable. Las plagas suceden a las pestes, las pestes a las plagas, y ya no tarda un terremoto en acabar con todo. Para aquellos a punto de entrar en pánico y quieran bajarse del columpio de la muerte, este viejo cuento balancea una reflexión que ilustra el “Apocalipsis Now”: un comerciante se encuentra en el camino con la plaga. La mira alarmado y le pregunta: “¿A dónde vas?” “A Bagdad” “¿Cuántas personas matarás?” “No muchas, sólo 5 mil”.

Pasa el tiempo y el comerciante vuelve a cruzarse con la plaga. Había escuchado que 60 mil eran los muertos por su causa. Desesperado le dice entonces: “Me dijiste que mataría 5 mil. Sin embargo mataste 60 mil”. Calma, responde la plaga: “Maté a 5 mil. Los demás murieron de miedo”.

Por alcanzar las playas de los párpados, pugnan en alta mar olas de lágrimas.