29 de marzo de 2024

Una propuesta satánica

28 de abril de 2020
Por Clara Inés Chaves Romero
Por Clara Inés Chaves Romero
28 de abril de 2020

La reciente petición del Centro Democrático relacionada con el cambio de destinación de los dineros que fueron dados para la consolidación de los acuerdos de paz en el posconflicto, a fin de que sean utilizados para la pandemia, es lo más descabellado y peligroso que existe.

La paz es el medio para obtener el desarrollo sostenible y el fortalecimiento de las instituciones democráticas.

Hacerle conejo a la paz y a las víctimas es llevar al país al abismo y a la guerra.

En un Estado tan débil como es el colombiano lo que se debe hacer es luchar contra la corrupción, pues esta no solo se lleva los recursos del erario público, sino que genera más inequidad social, miseria y se roba la esperanza y los sueños de una nación que pierde la confianza en las instituciones y en sus gobernantes.

En lugar de invertir dineros para la guerra, hay que utilizarlos para la paz. Seguir con el “negacionismo” no es sano para el país.

Negar el conflicto armado y el asesinato de líderes sociales, es tratar de ocultar la miseria y la desolación que han traído a los colombianos y a la democracia, retrocediendo la historia.

Como decía Maréen Maya: “Un Estado cómplice del crimen, por acción u omisión, que burla a las víctimas y que pretende obtener lucro político de la violencia y el dolor de sus ciudadanos no es constructor de paz, sino de guerra. Un Estado genuinamente democrático garantiza, en condiciones de justicia y equidad, la acción  política deliberante de los sectores de la oposición; los blinda, no los combate[1]”.

En lugar de seguir polarizando y haciendo populismo, se deben revisar los temas fiscales y tributarios, acabar con el monopolio financiero el cual parecería ser quien gobierna, y fortalecer la cooperación internacional con distintos actores tales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano para el Desarrollo, el Banco Mundial y otros bancos regionales, así como con la Unión Europea.

Colombia debe respetar lo pactado en los acuerdos de paz, pues el no hacerlo traería grandes costos políticos y económicos para el país.

Uno de los temas de los acuerdos es la reforma rural integral, y en estos tiempos de crisis es el sector agrario quien ha venido abasteciendo al país con grandeza y humildad. No podemos olvidar que uno de las causas de la violencia ha sido el abandono del campo, por lo cual se debe fortalecer, industrializar y darle un tratamiento preferencial, pues muchos países se desarrollaron a través de la ruralidad.

Recordemos que las herramientas para la construcción de una paz estable y duradera son: “La reforma rural integral, la participación política, el fin del conflicto, combatir las drogas ilícitas, y las víctimas”; esto tiene relación con los objetivos del desarrollo sostenible que son 17 temas, entre los que están: “hambre cero, fin de la pobreza, educación con calidad, igualdad de género, agua limpia y saneamiento, reducción de las desigualdades, paz justicia e instituciones sólidas, alianzas para lograr los objetivos”, entre otros más.

Hasta el momento Colombia se raja en tales estrategias, pues no cumple con ninguna de ellas, y solo logrando la paz se pueden obtener.

La propuesta del Centro Democrático lo único que traería es el incremento de la guerra y las desigualdades sociales, cuando la paz es el elemento fundamental para el desarrollo y para la equidad social.

No es tiempo de populismos ni de hacer campaña política utilizando la paz como carnada para continuar con el extremismo.

(*) Ex diplomática

[1] Mauréen Maya, “Colombia y el negacionismo histórico y coyuntural”, las “ Orillas,  17 de mayo 2016, recuperado de https://www.las2orillas.co/colombia-negacionismo-historico-coyuntural/