29 de marzo de 2024

¿Crimen importado? – El problema de la xenofobia

*Andreas Mariano Althoff Ospina. Líder Social de la Alianza Azul. Profesional en Historia y Geografía de la Universidad de Bonn, Alemania. Magister en Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda.
1 de abril de 2020
Por Andreas Althoff OSPINA (*)
Por Andreas Althoff OSPINA (*)
*Andreas Mariano Althoff Ospina. Líder Social de la Alianza Azul. Profesional en Historia y Geografía de la Universidad de Bonn, Alemania. Magister en Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda.
1 de abril de 2020

El concejal Rolando González de Bogotá hizo este mes un llamado de atención donde presentó cifras relacionados con migrantes venezolanos y seguridad. En el transcurso de tres años, (enero 2017 hasta enero 2020), se reportaron 122.516 casos en los cuales migrantes venezolanos fueron mencionado como sospechosos o fueron capturados.

Los delitos más comunes son el hurto a personas con casi 35 mil casos y el narcotráfico que registra 18.5 mil casos. Alarmante es también la cifra de homicidios que llega a 1.796, lo que indica que durante los últimos tres años hubo estadísticamente más que un homicidio al día cometido por un migrante venezolano. Kennedy (606) y Suba (476) son las localidades donde más venezolanos se han capturado. En toda Bogotá se capturan al día trece venezolanos en promedio.

Sorprende que la problemática no ha tenido la misma cobertura mediática de otros temas. Se ha hablado más del paro nacional o de las corridas de toros, pero parece que varios medios prefieren prestarle menos atención a la problemática de los venezolanos criminales.

Tratar de ocultar el asunto puede tener consecuencias graves, tanto sociales como políticas. Cuando se habla de sospechosos, algunos medios explican que se trata de “extranjeros”, ¿pero de dónde serán esos “extranjeros”? La causa por la que se oculta la nacionalidad es noble y comprensible. Se quiere combatir la xenofobia cuando el resultado puede ser justamente lo contrario. La experiencia de otros países lo comprueba.

Casi cada país de Europa Occidental tiene problemas con migrantes que son responsables por una gran parte de los delitos que se cometen sobre todo en las grandes ciudades. En Holanda suelen ser bandas marroquíes, en Suiza se trata de migrantes de la antigua Yugoslavia, en Alemania hay problemas con clanes familiares del Líbano.

En Europa los partidos tradicionales, los verdes, y también la izquierda han ignorado esa problemática por mucho tiempo para evitar que sentimientos xenófobos cojan aliento en la sociedad. Eso, sin embargo, tuvo el efecto contrario porque en las democracias se suele llenar los vacíos políticos. Partidos con tendencias populistas y hasta fascistas se aprovecharon del creciente descontento popular con la inmigración ilegal.

El éxito de esos partidos de ultraderecha se vio porque la política tradicional tuvo miedo de enfrentar la problemática de manera sincera, tuvo miedo de ser señalada como “xenófoba” o “nazi”. Esa actitud desconcertada fue responsable en gran parte de las victorias electorales de sectores más radicales, aunque también hay que decir que no todos de esos partidos tienen una ideología racista-fascista, en varios casos se trata de movimientos de centroderecha.

Colombia tradicionalmente ha sido un país de poca inmigración. No se puede decir que la xenofobia haya sido una seria problemática social y ninguno de los partidos significativos sigue tendencias xenófobas.

La política debe tomar en serio esa problemática y tiene que reconocer que hay venezolanos criminales. Por primera vez en la historia de Colombia tenemos el problema del crimen importado. El Estado sabe que hay una minoría de venezolanos que financia su vida con actividades ilegales, pero (aún) está inseguro en el manejo del asunto.

Si los políticos actuales no dicen las cosas por su nombre, tendrán dificultades al resolver el problema. Si no lo resuelven, le abrirán las puertas a nuevos actores políticos que pueden ser realmente xenófobos, agresivos y peligrosos.

Por supuesto que, al mencionar a venezolanos indeseables, debemos dejar claro que solo nos referimos a una parte de dicha población, pues por fortuna también existen de esa nacionalidad muchas personas y familias de intachable conducta que se han acomodado perfectamente dentro de la sociedad colombiana que los aprecia y respeta.