29 de marzo de 2024

Las FARC y la ONU.

*Andreas Mariano Althoff Ospina. Líder Social de la Alianza Azul. Profesional en Historia y Geografía de la Universidad de Bonn, Alemania. Magister en Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda.
3 de marzo de 2020
Por Andreas Althoff OSPINA (*)
Por Andreas Althoff OSPINA (*)
*Andreas Mariano Althoff Ospina. Líder Social de la Alianza Azul. Profesional en Historia y Geografía de la Universidad de Bonn, Alemania. Magister en Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda.
3 de marzo de 2020

Para dejarlo claro… Esta columna no critica a las Naciones Unidas (ONU) como institución. De hecho, se reconoce que las Naciones Unidas a pesar de todos sus defectos, han sido (hasta el momento) eficientes para evitar guerras mundiales, pero, por otra parte, no pudieron impedir otros conflictos armados como por ejemplo el colombiano. Una institución raras veces es “mala” por naturaleza. Eso se podría afirmar solo en pocos casos refiriéndose a instituciones de dictaduras o regímenes racistas. Pero el Senado, la Iglesia, o el Ejército siempre son populares o impopulares por las actitudes de sus miembros. Lo mismo ocurre con la ONU.

Desde su respaldo al ilegítimo acuerdo de paz con las FARC nos tenemos que preguntar, si la ONU quiere lo mejor para Colombia, o lo mejor para las FARC, o si quizás creen que a Colombia le va bien con una FARC feliz. Pero el problema es que las FARC nunca van a ser felices con las acciones que tome el gobierno actual por el simple hecho de que se trata de un gobierno no comunista.

A las FARC no les importa que este gobierno siga implementando oficialmente un acuerdo ilegítimo que fue rechazado por el pueblo colombiano. A las FARC nunca les importó la paz. Eso lo evidencia su historia de narcotráfico, secuestros y masacres. Aún hoy siguen delinquiendo. A las FARC les importa una sola cosa y nunca lo han negado… llegar al poder. Desgraciadamente ciertos organismos de la ONU contribuyen (in)conscientemente a la realización de esa meta marxista.

En épocas anteriores las FARC trataron de tomarse el poder exclusivamente por la vía armada. Hoy las FARC usan todas las formas de lucha combinada, incluyendo las posibilidades electorales que la ingenua democracia colombiana les sigue dando como resultado del proceso de paz.

La retórica juega un papel fundamental en la política y las FARC siempre han sido exitosos en convencer a la comunidad internacional de que ellos son las víctimas del Estado. Así se explica que ONGs extranjeras suelen estar atentos a temas como “falsos positivos”, pero se tapan ambos ojos cuando se trata de narcotráfico o masacres cometidos por las FARC. Eso implicó que las fuerzas públicas de Colombia estén desprestigiadas a nivel internacional mientras que las FARC disfrutan de ventajas desde un punto de vista de relaciones públicas.

Teniendo en cuenta esos fenómenos, no sorprende que la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU pida una “profunda transformación del ESMAD”, algo que las FARC están pidiendo desde rato porque para ellos el ESMAD es un enemigo real por enfrentarse casi semanalmente a terroristas urbanos que simpatizan con las FARC y con otros actores de izquierda radical.

El presidente Duque estaba muy acertado cuando criticó las declaraciones de la ONU como “intromisión” en la soberanía de nuestra nación. Y además agregó que es preocupante que desde la ONU se diga poco sobre violaciones de derechos humanos por parte de grupos criminales como ELN, FARC, o Clan del Golfo.

El gobierno colombiano está tomando las decisiones correctas en respaldar a sus fuerzas públicas frente las declaraciones de organismos internacionales. Esperemos que sigan con esa línea porque son los valientes miembros de las fuerzas públicas que tratan de garantizar la vida pacífica del colombiano de bien.