29 de marzo de 2024

Al rescate de james…

8 de marzo de 2020
Por Esteban Jaramillo
Por Esteban Jaramillo
8 de marzo de 2020

La titularidad de un futbolista, por importante que sea en un equipo o en la selección nacional, no se exige, ni se impone, y menos desde los medios. Al contrario, se gana desde el rendimiento, la influencia en el juego y su comportamiento personal.

La polémica al respecto,  tiene viejas historias. Alguna vez Carlos Bilardo, técnico argentino, dejó en el banco de suplentes a Diego Maradona y, al final, ofendido el futbolista, intercambió empujones y puñetazos con su director.

A Maturana, en Barranquilla, por poco lo crucifican en el intermedio de un partido clasificatorio al mundial, contra Paraguay, porque no alineó en el segundo tiempo al Pibe Valderrama, para darle cabida al “bendito” Fajardo, a la postre figura en la victoria.

A Messi, Luis Enrique, al comienzo de su ciclo como entrenador en Barcelona, le dio el peto de los relevos, lo que despertó las iras en su contra y en favor de la estrella.

Como estos, decenas de casos en los que la autoridad del entrenador ha prevalecido, por encima de caprichos, rabietas o imposiciones de sus jugadores.

La polémica está servida en Colombia. Y no pasa porque Queiroz convoque o no a James Rodríguez, motivo de discordia, para los próximos partidos de la ronda hacia el mundial. Se centra en su negativa a asistir, si no se le garantiza su condición de titular.

Indiscutida es su influencia en el juego, en las maniobras de gol, en el ánimo del equipo en la cancha y de los hinchas en la tribuna. Aunque conocidos han sido algunos roces suyos en el interior del camerino de la selección y su pasaje actual en el Real Madrid no es auspicioso.

Sensatas han resultado las posiciones de El Pibe, Iván Córdoba y Freddy Rincón, quienes resaltan las virtudes de James, pero sobre ellas respetan la autoridad de Queiroz y su libre decisión.

Aceptar imposiciones de los futbolistas o ex futbolistas, no es el mejor camino. Y, como he dicho muchas veces, la titularidad de James se la gana el mismo, cuando comande el escuadrón de rescate de sus innegables condiciones como jugador.–