28 de marzo de 2024

El cáncer siguió de largo

Fue director de Colprensa y ha sido corresponsal de Radio Francia Internacional y de la DW (Voz de Alemania).
5 de febrero de 2020
Por Óscar Domínguez
Por Óscar Domínguez
Fue director de Colprensa y ha sido corresponsal de Radio Francia Internacional y de la DW (Voz de Alemania).
5 de febrero de 2020

Hoy,  día mundial de la lucha contra el cáncer, retomo los correos que les envié a mis familiares informándoles que tenía una visita un tanto incómoda. Opté por recurrir a comunicados para informar sobre la evolución de mi estado de salud. La revista Bienestar, de ColSanitas, publicó el testimonio en gran parte. Aquí va completo el rollo. od 

Mi nuevo peor  amigo

Comunicado Número 1

Bogotá, diciembre 4 (2012)

Queridísimos:

Algunos tratadistas aconsejan dar las malas noticias el sábado. Entran como con anestesia.
Al grano: tengo un nuevo peor amigo dentro de mí. El diagnóstico que dieron los médicos después de analizar una masa que me extrajeron de la cadera-muslo izquierdo, es que soy flamante propietario de lo que llaman «neoplasia mesenquimal maligna compatible con tumor maligno de vaina nerviosa periférica».
Eso y otras cosillas que no incluyo en este parte porque tampoco lo entenderíamos, quiere decir que me visita un sarcoma que es lo mismo que cáncer. Como diría Pambelé es mejor estar aliviado que enfermo. Pero tengo ese visitante al que le doy la nada cordial bienvenida a bordo y le informo que espero darle una bella batalla, con la solidaridad y luces de todos ustedes. Todo vale, buses a todos los barrios, damas no pagan, como se decía antes.
Después de una primera cirugía quedaré por cuenta del oncólogo que es un ducho en tumores perversos. Él dirá cuál es el procedimiento más conveniente a seguir para enfrentar mi achaque que llega a los 67 años y un mes. Consultaré varios oncólogos en Bogotá y Medellín. FD comerá el martes en Medellín con un oncólogo amigo suyo.

Le pedí que le clave varios aguardientes dobles y le dé la presa más grande, para que nos dé una opinión bien certera. Y que me pase la cuenta.  El deseo nuestro es seguir el tratamiento en Medellín para que me mimen harto. Aunque el viaje de regreso después de vivir 45 años en Bogotá ya estaba decidido desde hace un buen tiempo. Se aplazó por este pequeño tsunami en mi hoja de vida.
Resumiendo, hay dos escuelas para enfrentar al intruso, según dice mi médico tratante: radioterapia y quimioterapia, después de la cirugía, claro. El doctor Cortés del Valle, se inclina por la primera opción, que es más benévola, pero, como les digo, todo depende del oncólogo.
La petición que les hago es que no me le hagan bulla al extraño visitante y que lo dejemos para nosotros. Lo digo porque hay la experiencia de que muchos, con el deseo de inyectar optimismo y yerbas afines, te van decretando el paso al más allá, y yo estoy muy amañado en el más acá.
Si me entrevistaran del The New York Times, respondería que no me duele una muela, que estoy divinamente, como dicen los rolos. Y luego de la cirugía que me hicieron en la clínica Reina Sofía sigo con mis actividades diarias, sin reposo. Hay Negro Oscar Augusto para rato. Claro, si el que baraja y da las cartas no dispone otra cosa.
Como querrán estar al tanto de mi evolución les estaré enviando comunicados periódicos por esta vía. Pero solo cuando haya algo relevante. Entenderán que estaremos muy concentrados en lo que tenemos qué hacer.
Felicidades mil, los ama, el Negro Óscar Augusto, el de la Travesía, en Montebello.

Comunicado Número 2

Bogotá, diciembre

Me permito informarles que he incorporado a mi hoja de vida a un médico oncólogo, definido por tía Wikipedia -que se las sabe todas- como el especialista que atiende al enfermo de cáncer. Mi oncólogo de Colsánitas tiene la pared ametrallada de diplomas lo que me llena de sano optimismo sobre el futuro de mi salud.

Ya me vio una primera vez, me calculó el revuelto y me mandó hasta examen de conciencia. Que no falten resonancia magnética, TAC y yerbas afines. Necesita saber cómo estoy por dentro para definir el nuevo paso después de la primera intervención. Mientras le llevo los resultados afila el bisturí porque no me escapo de una segunda cirugía. Habrá más puntos en mi biografía.

Le pregunté de qué da el cáncer y me bajó la caña: “No sé”, fue su respuesta. No le creí mucho, pero el dueño del bisturí siempre tiene la razón. Me dejó en manos del laboratorio de Colsánitas y viajó. Estará de regreso el miércoles para atisbar mi interioridad y definir el modus operandi, como decimos quienes estudiamos latín en el seminario. Mantendrá estrecho diálogo con el cirujano que me intervino la primera vez. Eso me anima: ya son dos los discípulos de Hipócrates que se suman al paseo.

Con ellos y con los buenos deseos y energías de todos ustedes no tengo pierde. Son tantos los santos a los que estoy encomendado que cuando me cure del todo, no sabré a quién darle las gracias. De pronto, sin mucha originalidad diré: Gracias, Espíritu Santo, por los favores recibidos. Ahí estará incluido Raimundo y todo el mundo. Lo siento con mi nuevo peor amigo pero la gavilla que le estamos haciendo no tiene nombre.

Debo decirles que mi actividad sigue su marcha. Soy gallo en el calendario chino, así que soy un gallo de pelea, un tanto más frágil, pero gallo al fin y al cabo. Aquí en mi pequeño estudio me acompaña la foto de uno de estos altivos ejemplares al que carga un anciano, en una foto que me regaló un amigo. Nos entendemos bien gallo, anciano y yo.

Generalmente, vivo despreocupado del asunto, pero noticias como la reincidencia del cáncer en el presidente Chávez, de Venezuela, me despabiló. Ya miro al vecino veneco, mi colega,  con otros ojos, más amablemente, para decirlo de alguna forma. En televisión se le veía un tanto abatido, dándole el espaldarazo a su delfín, el vicepresidente y excanciller Maduro, que tiene cara de muñeco de ventrílocuo, de niño siempre regañado. Dijo también que los dolores que ha sentido son importantes pero que arrancaba para Cuba a una nueva operación porque el cáncer le repitió.

Seguiremos informando, suerte, salud, longevidad, les deseo al mejor estilo chino.

Comunicado Número 3

Bogotá, diciembre

Hay buenas noticias. La resonancia magnética y el tac que lo monitorean a uno por dentro, concluyeron que no hay metástasis del cáncer que ha tenido a bien hacerme visita, ojalá de médico.

“Mi” oncólogo y un ducho en huesos (ortopedista y  traumatólogo) tradujeron los exámenes y concluyeron que por ese lado no hay problemas.  El visitante sigue ahí muy sí señor, pero el médico (Santiago Escandón) que me echará bisturí en enero, dio autorización de arrancar para Medellín a comer buñuelos y natilla. “Nos vemos en enero, después de otra resonancia que pondrá las cosas en su sitio”, nos dijo el hombre, un pastuso de cargaderas  muy divertido.

Miró la cremallera (puntos de la anterior operación) y no vio señales de  alarma. “No soy amigo de operar por operar”, agregó el hombre  que ha abierto buches a dos manos. También su pared está plagada de diplomas que le dan tranquilidad al paciente. Soy de los que se alivian viendo un diploma. Si es en inglés, todavía más. Arribista hasta el final.

He aprendido con la madre y la hermana de Joshua, el esposo de Andrea,  quienes superaron episodios de cáncer,  que en estas circunstancias no se debe poner uno demasiado contento cuando las noticias son buenas, ni  excesivamente triste, cuando son malas. Por lo pronto, decidí disfrutar de estos gozosos. Esperamos verlos antes de que (NO) se acabe el mundo, el 21 de diciembre, como lo tenemos previsto.

Una vez más deseo darles a todos las gracias a todos por su acompañamiento y sus buenas energías. Poco a poco me voy volviendo ducho en el arte de batutiar achaques como éste.

Por ejemplo, a espaldas de mis médicos, tengo en el menú un brebaje casero a base de miel, penca sábila y una copa de aguardiente o brandy, para alejar al visitante. (Varios de ustedes me han pedido que no le diga nuevo peor amigo. Como hice voto de obediencia cuando estuve estudiando para cura, obedezco mansamante. Lo dejaré en visitante y otros sinónimos que irán apareciendo). He empezado a mirar con mejores ojos al brócoli que dizque saca pitando también al advenedizo aquel.

Hasta mis lecturas han empezado a cambiar. Me acompañan libros del autor de “El poder del ahora”, Eckhart Tolle, de la  batería de libros de Gloria, y de  Deepak Chopra, regalo de Piedad: “Reinventa tu cuerpo, resucita tu alma”. No los he empezado.

Uno más, que me ha encantado y tranquilizado: “Anti-cáncer”, de David Servan-Schreiber, envío de Fernando. Gracias por los libros enviados.

Siempre he creído que deberíamos vivir como si acabáramos de sobrevivir a una muerte segura. Es una forma de empezar a vivir todos los días. Me despierto en las madrugadas y me asombra el hecho de estar simplemente vivo. La vida es ya de por sí suficiente regalo.

Me emociona ver la pareja de colibríes que decidieron hacer su nido en el pino que nos hace compañía, al frente de la casa. Me hacen  sentir la alegría de vivir.

Pero mejor me abro del parche antes de que me ponga más lacrimógeno. En el camino nos encontramos.

Od 

Nueva operación

Bogotá, diciembre

Doctor Diego Velásquez,

Medellín

Salud, suerte, longevidad.

Le robo parte de su tiempo, a sabiendas de que “time is money”.

Tuve cita con su colega en Hipócrates, Santiago Escandón Villota. Al final, durante unos segundos nos olvidamos de “mi nuevo mejor amigo” para discrepar sobre el libro en el que Margarita Yourcenar pone al emperador Adriano a hablar de Hermógenes, su médico personal.

El caso es que Escandón miró los resultados de la segunda resonancia y concluyó: ¡Hay que operar ya! (Más abajito va la prosa de la resonancia que es griego para los profanos como yo).

Le recordé que el plan era viajar a Medellín donde ya me habían sugerido  nombres de médicos que me podrían echar bisturí.

Puso el índice de su mano derecha frente a sus ojos y los nuestros, y lo movió de lado a lado. Quería decirnos: “No, hay que tirar bisturí ya”. Y me opera el lunes muy a las once de la mañana en la Clínica de Marly.

(Cuando hablo de “nuestros” ojos quiero decir que fui con barra a la “traducción” de la nueva resonancia: mi mujer y arma secreta, hija de godito de Marinilla; mi hija Andrea y su yerno, el gringo circunciso Joshua; y nuestra nieta número 3, Sofia Mo, nacida en Rio de Janeiro, hace una eternidad de cinco meses. Las noticias malas es mejor oírlas en patota).

Así que ahí vamos, apreciado doctor Diego. La idea nuestra sigue siendo la de irnos a Medellín después de la operación # 2, antes de arreglar asuntos varios en esta plaza bogotana donde vivimos hace la miajita de 45 años. Proyectamos caer en la Bella Villa en la primera quincena del pobre mes de febrero (pobre porque solo tiene hermosos 28 días). Allí seguiremos el tratamiento. Que no sabemos cuál es, realmente. Veo radioterapia en mi futuro. O quimioterapia, en último extremo. Ojalá finalmente no necesite ni una ni otra.

No lo molesto más y lo dejo con la resonancia 2 y con un breve mensaje que le envié al doctor Escandón.

Muy agradecido por sus luces presentes y futuras.

od 

Resonancia magnética (enero 10 de 2012) 

Al doctor Santiago Escandón Villota

R.M. de pelvis con contraste

Datos clínicos: postquirúrgico neoplasia mesenquimal maligna.

Se realizaron secuencias axiales, sagitales y coronales sobre la pelvis simple y con contraste de acuerdo a los protocolos establecidos por el departamento.

Vejiga distendida de paredes delgadas y contenido homogéneo.  Próstata con aumento nodular del tamaño del lóbulo medio con aumento de la intensidad señal y realce sin cambios con respecto al estudio previo.

No hay líquido libre en cavidad.

Estructuras óseas de morfología e intensidad señal normal.

Se observa colección laminar en el tejido celular subcutáneo de la región glútea izquierda que mide 32 X 7 X 63mm, con paredes engrosadas, las cuales realzan con el material de contraste y presenta irregularidad de sus contornos, con mayor grosor con respecto al estudio previo de diciembre alcanzando 16 mm con un diámetro anteroposterior de 72mm y un diámetro longitudinal de 88 mm con aumento de la intensidad señal de la grasa adyacente. Los planos musculares adyacentes se encuentran respetados con adecuados planos de clivaje.

OPINION

RESOLUCIÓN CASI COMPLETA DE LA COLECCIÓN DEL TEJIDO CELULAR SUBCUTÁNEO DE LA REGIÓN GLÚTEA LATERAL IZQUIERDA, CON IMPORTANTE ENGROSAMENTE DE LAS PAREDES, CON REALCE E

EL ANDECENTE. 

Atentamente,

Dr. Jaime Martínez Jiménez / Radjmj

Mensaje al doctor Escandón Villota

Bogotá, enero de 2013

Doctor Escandón, saludos.

Es en “Memorias de Adriano”, de doña Margarita Yourcenar,  donde aparece la cita del emperador referida a Hermógenes, su médico.

Dice Adriano,  al principio del libro, en la traducción de Julio Cortázar:

“Es difícil seguir siendo emperador ante un médico, y también es difícil guardar la calidad de hombre”.

Le dejo el libro, en edición proletaria,  para constatar que esta vez le gané la apuesta que no hicimos.

Otrosí: En las averiguaciones que hicimos en Medellín nos dieron los nombres de estos médicos:

Gustavo Molina, de la Clínica las Américas, me dicen que fue alumno aventajado suyo.

Los otros médicos son, no necesariamente con la misma especialidad: Diego Velásquez, Luis Rodolfo Gómez, Juan Alejo Jiménez Orozco, Mauricio Lema Medina, y Rubén Darío Salazar.

Le menciono estos nombres porque son mis “candidatos” para que me sigan atendiendo en Medellín, después de la cirugía que usted me hará el lunes.

No soy ningún emperador pero me declaro en buenas manos. Usted es mi Hermógenes para esta ocasión.

Felicidades,

Óscar Domínguez G. 

Enero 20 de 2013

(Correo enviado a mi hijo Juan Fernando, antropólogo, residente en Melbourne).

My Samurái, como creo haberte comentado, mañana es mi segunda visita al quirófano. Me opera un pastuso simpático  y sabio que apenas responde las preguntas que le hizo la multitud que lo visitó en su oficina, ametrallada de diplomas.

Pero después de ver la resonancia magnética casi saca ahí mismo el bisturí y me opera delante de tu sobrina Sofía Mo, sus padres Andrea y Josh, tu madre y este pecho que te ama. Es la multitud de la que te hablo. Yo no suelo hacer muchas preguntas para no dañarme el rato. De allí que lleve barra.

Tuvimos tiempo de discrepar sobre un tema literario: él dice que es en el libro “yo, Claudio”, donde el emperador Adriano habla de Hermógenes su médico. Le reviré: no es en Yo, Claudio, sino en las Memorias de Adriano. Y le regalé el libro que tenía en edición proletaria, traducción de Julio Cortázar, que te recomiendo de paso.

No se lo regalé para lamberle y obligarle a que me cure de una buena vez, sino para tener un detalle con él. (Mentiras que sí es para que no me cosa muchos puntos y me saque lo que es, que no se le vaya a ir la próstata de paso. Nunca se sabe. U otra presa próxima y de pronto bien útil. Como un juguetico que utilicé para sembrarte en el buche de mamá Gloria. A ti y a la Cotela qué está hecha toda una mamá. «Mamá Jaguar» la llama tu cuñado, el yanqui Joshua).

No te pido que reces por mí porque optaste por el escepticismo como una forma de crecer. Pero no sé, tengo la sospecha de que los escépticos creen en todos los dioses. Acaparadores infames. Ya que no rezas, puedes tocar madera, o enviarme una libra y media de buena energía. A mí y al honorable cuerpo médico que se ocupará de estas carnitas y estos huesitos.

Por supuesto, tu madre  y su cofradía de IVI (Invitación a la vida)  también se dejarán venir con rosarios bien parviados, como los que nos rezaba tu abuela Genoveva, en nuestra cada vez más remota niñez que me hace decir con Borges: No soy viejo, pero hace mucho tiempo soy joven.

Tu hermana, la Cotela, no me promete rosarios pero alguna oración hará. Sofía Mo, tu sobrina, me viene curando con su sonrisa hace varias semanas. Es más efectiva que todos los bisturís de Colsánitas y la Clínica de Marly juntas. (Esta vez me operarán en la Marly). Estoy seguro de que Josephine y tus hijos Mateo y Patrick también están a distancia conmigo. A Sofía le dije que no me pienso ir sin antes invitarla  a ella y a sus primitos australianos, Mateo y Patrick, a chupar helados en Rio, y en Melbourne y a comer en algún buen restaurante. El abuelo y la abuela  pagan la cuenta.

La idea que tenemos con tu madre es agarrar los puntos que me cosa Escandón y volarnos a Medellín adonde estamos viajando ya hace un buen tiempo. Nos espera la casa de la tía Susyn, donde viviremos mientras conseguimos cambuche propio. He hablado con algunos médicos paisas que tomarán el relevo, una vez salga de la jurisdicción de Escandón, la cuchilla más especializada del oeste en estos menesteres.

En Medallo serás bienvenido con tu mujer y tus mellizos. (A propósito, dile a Josepehine que le pida a su tía, la casi octogenaria madre Filomena, que me tenga en sus oraciones para redondear la gavilla).

Esta mañana estuve en misa. Llegué tarde la homilía en la que el señor cura se extrovirtió sobre el milagro de las bodas de Caná.

A mi regreso a casa para el gran desayuno preparado tu madre,  tu hermana me preguntó:

– ¿Y qué te dijo Dios?

– Por fin te volví a ver por aquí, no bandido. ¿No dizque estabas de mucho ateísmo?

Mejor me voy a dormir porque hay que madrugar a ponernos a tono con la ocasión.

Saludos, felicidades, te ama, tu taita (con copiecitas ocultas y no ocultas aquí y allá. Vale) 

(El día de la segunda operación) 

Bogotá, enero 21 de 2013 

Mi Gloria, my Cote, my Samurái, salud. 

No les estoy diciendo adiós sino hasta por la tarde, después de mi cita con el bisturí. 

Pero por lo que «potes potinges» (por lo que pueda pasar en traducción montañera) quiero decirles que valió la pena vivir solo por compartir con ustedes buena parte de mi andadura. 

Lo pude haber hecho mejor, pero bueno. Será en otra ocasión. 

Doy gracias al Dios de cada uno de nosotros por haberlos puesto en mi camino. Ustedes hacen el mundo mejor. 

Recuerden lo bueno de este pecho. También lo malo (para no imitar). De ambas condiciones estamos hechos. 

Gracias por Sofía Mo, Mateo y Patrick George, nuestra prolongación. Me habría gustado tener más tiempo para verlos crecer, amar, angustiarse, hacer el bien. Invitarlos a un helado, a comer en el mejor restaurante del municipio. 

Gracias por Josephine Margaret Julia y por Joshua Dean que los hicieron padres. 

No tengo mayores bienes qué dejarles. Saben bien que a mí la plata me la dieron en gente, familiares y amigos. 

Bueno,  si no les dejo apartamentos en París, Roma, Río, Melbourne, Nueva Y0rk, los dejo a ustedes con ustedes mismos. No puedo ni quiero ser objetivo pero ustedes son del putas. El mundo queda muy bien acompañado. 

La madre, Gloria Luz, de lejos fue  la mejor mujer de todas mis vidas. Me la cuidan y me la miman. 

Mi clave para que ingresen a mi correo [email protected]  es Berlin… (Por Berlín, Alemania, la ciudad que más impactó a este montañero en su travesía. La Travesía se llama la avenida donde nací, en Montebello. Berlín es otro de los barrios de mi infancia. Vivimos allí antes de pasarnos a Aranjuez que queda ahí, a dos cuadras). 

Bajo la clave “diario cotelos3” están los borradores para que sigan el diario que empezamos hace tiempos. 

Los ama, mucho, profundamente, el Negro Óscar Augusto 

Muy agradecido

(Correo al dr.  Santiago Escandón, luego de la operación)

Bogotá, enero 21 de 2013

Dr. Escandón,  salud,  suerte, longevidad.

Muchas gracias por la cirugía. Me habría gustado rebatir su afirmación, hecha en la sala de operaciones, en el sentido de que el correo que le envié junto con el libro de Adriano,  fue agresivo. Nada de agresivo: hasta el propio Gandhi  lo habría podido suscribir. ¿Pero quién se le enfrenta a un hombre con bisturí en mano y en traje verde?

Además, de un momento a otro, estaba en el más allá, gracias a esa eutanasia consentida que es la anestesia, invento mágico de los escoceses que también nos regalaron el golf, el whisky y a Sherlock Holmes.

Me cuenta mi señora que su informe a ella por celular  fue el de que todo salió muy bien en la operación.  Pensábamos que la cirugía demoraría más tiempo y de allí que al momento de su salida, ella estuviera fuera. Además,  a la salita de espera no le cabía un tinto. Y en el pasillo no permiten gente para agilizar el tránsito de las  camillas.

Me he estado tomando juicioso las pepas que me mandó la doctora  Ana María Sterling: winadeine, cada ocho horas durante siete días, y diclofenaco, dos al día durante cinco. La doctora Ana María también nos pidió agenciar cita con usted antes de dos semanas. Lo mismo que usted le dijo a mi señora.

Esta mañana lo llamamos para plantearle dos inquietudes.

1.   Sobre la herida: está un poco morado alrededor, hay sangre en la gasa desde el día de la operación, ¿no sería prudente que me atiendan en Colsánitas? 

2.   Sobre lo que sigue: ¿Hay que hacer resonancia magnética para llevar a la próxima cita? 

Cordialmente, odg 

Comunicado  Número 4

Febrero 5 de 2013

Salud.

Finalmente, tuvimos ayer 4 de febrero la consulta con el doctor Escandón  Villota, ortopedista oncólogo, quien nos dio un parte de normalidad en relación con mi nuevo mejor amigo. Me revisó la cremallera (los puntos de la segunda cirugía) y vio que todo estaba bien, como Dios cuando lo creó todo. “Perfecto”, dijo (Escandón, no Dios).

El discípulo de Hipócrates estaba reposadamente optimista. Tanto que yo me dije: “Estoy curado”. Y me estoy gozando la buena salud, “con cierto ritmo y en cierta proporción”.  A riesgo de que se me vaya la mano en gallina diría que soy el enfermo más aliviado del mundo.

Pero los médicos son los médicos y el doctor Escandón decidió que si bien hay espacio para la alegría hay que ir sobreseguro, despacio y con buena letra. Y aquí se redujo un tanto mi optimismo.

Escandón leyó el informe de patología de la Clínica de Marly. O para ser más certeros, el diagnóstico clínico en relación con el sarcoma del glúteo izquierdo.

Dice el diagnóstico para los que puedan leer entre líneas:

  • Lesión fusocelular sin criterios histológicos de malignidad cuya histogénesis y conducta histiológica debe definirse con INMUNOHISTÓQUÍMICA. (Una anotación  del patólogo Juan Carlos Meja dice: Se sugiere autorizar INMUNOHISTÓQUÍMICA (8 marcadores) para definir histogénesis y conducta biológica de la lesión.

O sea, de nuevo mis glúteos, bueno, parte de lo que me sacaron en la segunda cirugía, van al laboratorio que siempre tiene la última palabra.

Escandón dijo que aparte de estos resultados de la “inmuno….” en dos meses me mandará otra resonancia magnética para ver cómo marchan las cosas. Estar atentos es clave en estos casos.

Que sirva de ejemplo para los destinatarios de esta pesada literatura. El nuevo mejor amigo no respeta pinta y puede visitar a cualquiera. La prevención es clave, en estos y en todos los asuntos que tengan que ver con la salud de la que he disfrutado en los últimos 67 años. Y aún ahora porque la situación ha sido totalmente llevadera.

Los planes de arrancar para Medellín están en pie. Antes de quince días nos tendrán por allá. Detalles cuando llegue la ocasión.

De nuevo, gracias por el interés de todos en mi estado que no deja de ser interesante. Seguiremos informando. 

Comunicado Número 5

Bogotá, feb. 25

“Decíamos ayer” que el médico Escandón Villota, enrazado en santandereano y pastuso, dio en el clavo, y en la segunda cirugía me dejó huérfano de células cancerígenas. Estoy libre del nuevo mejor amigo como terminé denominando el cáncer que me visitó.

Se pueden echar las campanas al viento. Bueno, no todas, porque este personaje –el cáncer- es agradecido y suele regresar. Por lo pronto, “Bisturí” Escandón le pidió a Gloria brindar con champara por mi salud. Y lo hicimos en un restaurante de Usaquén, por invitación de mi cuñado Gabriel Duque y su esposa Lucha. El sitio no podía ser mejor: el parque de Usaquén se convirtió en el lugar más visitado durante nuestro noviazgo que hace 40 años convertimos en matrimonio. O “mártirmonio” como dice un  amigo, el Maestro Angulo. 

UN AÑO DESPUÉS

(Carta de agradecimiento…)

Medellín, enero 2014

Doctor Escandón, saludos mil.

Hoy hace un año me echó bisturí en la Marly bogotana y despachó el cáncer que me iba pierna arriba. Bueno, por lo menos ese nuevo amigo-enemigo que me visitó, no ha vuelto a dejarse ver. Estoy muy agradecido con usted y su equipo.

Para mantener a raya a su majestad el cáncer me he hecho los chequeos pertinentes siguiendo las pautas de los médicos que me siguieron atisbando aquí en Medellín, algunos de ellos aventajados alumnos suyos. Se puede dar por satisfecho porque sus pupilos han hacen bien la tarea.

En honor de ellos, recuerdo lo que nos dijo usted días antes de operarme: Ellos lo pueden hacer tan bien como yo. Pero finalmente, usted agarró el toro por los cuernos y me tiene en circulación.

Eso sí, con una cremallera en el muslo izquierdo  que me delataría en caso de que me dictara ser un malandro de siete suelas. Por la cicatriz me reconocería la Interpol, o cualquier policía de un sol, el que alumbra para todos.

Le cuento que finalmente le escurrí el bulto a cualquier cirugía estética. La cremallera la asumo como una condecoración ganada en combate. Además, darle gusto a la vanidad cuando he entrado a la edad del erotismo (69 años) es poco menos que un despropósito. Así marcharé rumbo al horno crematorio.

Muchas gracias por esa cirugía. Usted nos describió casi que con fruición la forma como procedería. Recuerdo que se le hacía agua la boca. Dibujó en un papel lo que había hecho el colega suyo que operó primero. Usted dijo que ampliaría el espectro de la parte enferma que extraería. “Saqué todo”, diría después con la alegría de Colón cuando pisó tierra americana y se encontró con unas indias de bandera. 

Un año después, no me duele una muela, doctor que vino del sur (Pasto e intermedias).  Hasta para enfermarme he sido de buenas. He tenido tan buena salud que me tendré que morir de aliviado. “Y el día esté lejano”, como dice un poeta de por acá. Aunque ustedes los nariñenses no están nada mal de poetas, con Aurelio Arturo en primera fila.

En usted, en ustedes los médicos, y los demás profesionales con los que trabaja, se cumple a cabalidad el mandato del Dalai Lama: comparte lo que sabes, es una forma de alcanzar la inmortalidad. Para mí, usted y sus colegas que han  tomado la posta, son inmortales que compartieron –y comparten- conmigo sus habilidades para mantenerme vivo en este acabadero de ropa que es la vida.

Me tienen disfrutando de familiares y amigos, mirando atardeceres, amaneceres, puedo abrir y cerrar una ventana, veo aterrizar aviones, crecer las plantas, puedo leer, escribir, que es lo que me ha permitido levantar para los garbanzos.

Además,  asisto al crecimiento de los tres nietos que tienen en este abuelo a su bobo propio. (Hay un cuarto nieto: un bebé-pájaro en camino cuyos padres tuvieron a bien hacer nido en una pajarera que nos regaló un amigo. Mis conocimientos de otorrinolaringólogo, perdón, de ornitólogo, no son muy amplios pero sospecho que se trata de cucaracheros, unas pájaros felices en su simplicidad y que con su canto no le ocultan el sol a ningún colega. Vivir simple, sencillamente, sin estridencias, como ellos, es mi norte hoy en día).

Cuando oí la palabra cáncer después de los exámenes que me hicieron en Colsánitas, me asusté como lengua mortal decir no pudo. Máxime cuando una enfermera que tuvo acceso a los exámenes me saludó con esta perla en los pasillos de la reina Sofía: ”Ahora sólo le queda rezar”.

Hasta testamento les hice a mi señora y a mis dos hijos. Claro que la descripción de mis bienes cabe en media servilleta, pero bueno. No es mucho lo que tengo para dejarles, salvo unas ganas bárbaras de vivir hasta que san Juan agache todos sus dedos.

Sentí la angustia, el desconcierto, el estupor, el culillo –uno de los nombres del miedo-  de quienes padecen los rigores del cáncer avanzado. Me veía cargando gladiolos. Hasta alcancé a decirme que si tenía una segunda oportunidad sobre la tierra sería de tal y tal forma. O sea, que cambiaría radicalmente.

Hasta volví a creer en Dios. Ya aliviado, he vuelto a ser el mismo petardo de siempre, escéptico en sus ratos de ocio. Vaca ladrona… Menos mal Dios se muere de la risa con los “ateos” de dos pesos como yo. Trabaja para todos, creyentes y no creyentes. «Perdonar es su oficio», como dijo algún filósofo alemán.